Chapter 22

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Es como si, en un instante, una vidriera se hiciera añicos y nos revelara el feo mundo que esconde detrás. Las risas se convierten en gritos, la sangre mancha los adoquines en tonos pastel y el humo de verdad oscurece el efecto especial creado para la televisión.

Llego a Boggs despues de Katniss e intento encontrarle sentido a la carne retorcida, a las extremidades que faltan, buscar algo con lo que detener el flujo rojo que le mana del cuerpo. Homes me aparta y abre un botiquín de primeros auxilios. Boggs me agarra la muñeca. Es como si su cara, gris de muerte y ceniza, se hundiera.

Homes le ha puesto una especie de venda de compresión al muñón del muslo izquierdo de Boggs, pero y a está empapada. Intenta hacer un torniquete en el otro, sobre la rodilla. El resto del pelotón se ha cerrado en formación protectora a nuestro alrededor. Jackson grita a un intercomunicador de campo e intenta, sin éxito, avisar al campamento para que envíe médicos. Pero sé que es demasiado tarde.

Boggs le pone el holo en la mano a Katniss. Mueve los labios, aunque no entiendo qué dice. me acerco mas a el para poder captar su ronco susurro:

-No confíes en ellos, no vuelvas. Mata a Peeta. Haz lo que has venido a hacer.-

Sus ojos siguen abiertos, pero está muerto. En la mano, pegado con sangre, Katniss tiene el holo.

Finnick está gritando algo y señala al otro extremo de la manzana, por donde hemos entrado. Una sustancia negra y aceitosa sale como un géiser de la calle, entre los edificios, y crea un impenetrable muro de oscuridad. No parece ni líquido ni gas, ni mecánico ni natural. Seguro que es mortífera. No podemos volver por donde hemos venido.

Unos disparos ensordecedores suenan cuando Gale y Leeg 1 empiezan a abrir un sendero a tiros por las piedras, hacia el otro extremo de la manzana. No entiendo qué hacen hasta que otra bomba, a unos nueve metros, estalla y abre un agujero en la calle. Entonces me doy cuenta de que es un intento rudimentario de disparar las posibles trampas. No tenemos tiempo de llorar la muerte de Boggs y comenzamos a correr hacia la entrada de un edificio. Tomo el hombro de Morgan quien aún está en shock y la empujó hacia adentro del edificio.

Estoy apunto de meterme cuando escucho los gritos de Peeta atacando a Katniss.

-¡Peeta!-le gritó y me abalanzó a él

Antes de que pueda llegar a él, Peeta me sujeta del cuello y me pone debajo de él golpeándome. Pero de un momento a otro deja de hacerlo, por el rabillo del ojo, veo el enredo de cuerpos: Mitchell se lanza sobre Peeta y lo sujeta sobre los adoquines. Pero Peeta, con su fuerza de siempre unida a la locura de las rastrevíspulas, golpea el vientre de Mitchell con los pies y lo lanza por los aires.

Se oye el fuerte chasquido de la trampa cuando la vaina se dispara. Cuatro cables unidos a unas guías en los edificios salen de entre las piedras y levantan la red que encierra a Mitchell. Está ensangrentado, no tiene sentido... hasta que veo las púas que recorren el alambre que lo rodea.

Entramos al edificio y subimos las escaleras lo más rápido que podemos pero rápidamente el líquido negro inunda toda la manzana hasta que llegamos al segundo piso se detiene el líquido.

-¿Estas bien?-me pregunta Finnick, yo asiento con la cabeza-Tenemos que salir de aquí. Ahora. Acabamos de activar una calle entera llena de vainas. Seguro que nos tienen en las cintas de seguridad.

-Puedes contar con ello-dice Castor-Todas las calles están cubiertas por cámaras de seguridad. Seguro que activaron manualmente la ola negra en cuanto nos vieron grabar la propo.

-Nuestros intercomunicadores por radio se desactivaron casi de inmediato. Seguramente ha sido un pulso electromagnético. Pero los llevaré de vuelta al campamento. Dame el holo-le dice Jackson a Katniss, pero ella se lleva el aparato al pecho.

Hunger Games: The Singing of the MockingjayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora