Luego de dos semanas de recuperación, tu madre por fin comenzaba a sentirse mejor. Los doctores afirmaban que su estado era bueno y que si seguía con aquél ritmo, pronto estaría en casa.
A pesar de todo, le habías prometido a tu madre que ibas a seguir hacía delante. Estabas dicidida a demostrarle lo mucho que la amabas y que darías todo por ella. ¿Y que mejor manera de lograrlo que completando tus estudios?
Nuestro último año escolar estaba a punto de terminar y en una semana más, sería nuestra graduación.
Tu te habías esforzado por hacer sentir orgullosos a tus padres. Estabas segura de ti misma y a decir verdad, yo estaba seguro de que lo lograrías.La determinación y el amor con que hacias las cosas era sencillamente inreíble. Esa era una de las tantas cosas que me volvian loco por ti. Nunca te rendías a pesar de que tan fuerte fuese la tormenta. Siempre tomabas fuerzas para seguir hacía delante y eso me motivaba a querer hacer lo mismo, solo que a diferencia de ti, yo estaba sólo. No tenía a nadie para hacer sentir orgulloso.
Tú estabas presionada. Yo no podía contarte mis problemas cuando tú estabas pasando por aquella situación. Lo menos que quería era que decayeras por mi culpa, así que solo guardé mi dolor para apoyarte. Después de todo era tu brújula y como tal, era mi responsabilidad sacarte de aquél basto y triste océano para guiarte a la felicidad.
***
Entrando al auditorio de la escuela mis ojos solo se enfocaban en una cosa. Aquella chica de ojos color miel y sonrisa escandalosa sentada al junto de sus amigas. Deduje que tu emoción se debía a que por fin había llegado el día en que nos graduabamos... Y es que lo habías logrado, Lia. Luego de tanto esfuerzo y dolor, ahí estabas. Riendo y disfrutando tu victoria al junto de tus compañeros.
Por primera vez en mucho tiempo me sentí bien. Una parte de mi se sentía extraño al ver a todos mis compañeros de clase con sus familiares, había pasado mucho tiempo preparandome para éste momento pero pese a todos mis esfuerzos su recuerdo vino a mi mente. Su vívida imagen se dibujaba en mi memoria una y otra vez, haciendo que mis ojos se humedesieran y comenzaran a brotar pequeñas lágrimas de ellos.
Me sentía extraño, estaba llorando pero en el fondo sabía que era un llanto de desahogo. Sentía que después de tanto tiempo había hecho algo por lo cual debería sentirme orgulloso y sé que si mi madre hubiese estado allí, también se sentiría orgullosa.
Limpié las lagrimas de mi rostro y me dispuse a caminar hacia ti. En aquel momento solo quería que ambos pudiésemos disfrutar de la noche. Supe que mi deseo se haría realidad cuando al verme, te levantaste de tu asiento y lentamente te acercaste a mi. Con cada paso que dabas hacia mi, sentia que mi pecho iba a estallar.
Mis ojos no se apartaron de ti hasta que te tuve frente a frente. Aunque hubiese querido, no podría parar de mirarte y es que lucias hermosa con aquel vestido color avellana y tu pelo rizo todo revuelto. Aquél instante sentí como si fuese solo de nosotros, tú yendo hacia mi y yo parado esperando a que llegases.
-Quien lo diría. El grandulon resultó ser todo un galán.
-Viniendo de ti, todo se escucha perfecto. Te ves preciosa, pequeño duende.
La noche seguía su curso mientras ambos la disfrutabamos al junto del otro. Sin planearlo, estabamos viviendo uno de los mejores momentos que pudiesen vivir dos adolescentes enamorados. Comíamos, reíamos y jugabamos entre nosotros sin ningún tipo de preocupación en nuestras mentes.
Ya casi era media noche y se acercaba el final de la fiesta. Queríamos seguir juntos toda la noche y ambos lo sabíamos. Estabamos en una de las mesas del auditorio con algunos de nuestros amigos hasta que nos percatamos del cambio que había sufrido el ambiente.
Nuestros amigos se dirigían hacía la pista de baile y comenzaban a dejarse llevar por las suaves melodías que fluían por todo el salón. Yo tomé tu mano para ponerte de pie y lentamente te llevé hacía el centro del salón.
Estábamos ahí. Parados frente a frente uno del otro mientras la melancólica voz de Lord Huron nos deleitaba con "The night we met"
Inconscientemente nuestros cuerpos se comenzaron a acercar y de un momento a otro pude sentir como rodeabas mi cuello con tus pequeños brazos.-Me alegro de haber coincidido en ésta vida contigo, Dante. No se que hubiese hecho todo éste tiempo si tu no hubieras estado a mi lado.
-No debes agradecerme por estar junto a ti. Poder compartir momentos a tu lado es más que un regalo para mi. Eres sencillamente perfecta, Lia.
Te pusiste de puntillas y me diste un cálido beso en la mejilla mientras pronunciabas un sincero "Gracias por todo". Dejamos de lado todo aquello que pudiese sacarnos de nuestra pequeña burbuja y solo nos moviamos al junto de la música mientras nos abrazabamos.
Nunca pensamos que los problemas llegarían a penetrar aquella burbuja en la que nos encontrabamos. No lo pensamos hasta que recibiste aquella llamada que segundos después cambiaría el destino de nuestras vidas.
-Dante, ¿Podrías llevarme al hospital?
-¿Pasa algo? ¿Quién te llamó?
-Era papá, mi madre acaba de morir.
Musitaste aquellas palabras mientras tu mirada decaia al junto de cada paso que dabas fuera del club, alejándote cada vez más de mí.
Estaba apenado y sobre todo, enojado por aquella estúpida y sucia jugada del destino.
Fue así como en completo silencio nos dirigimos al lugar en el que yacía el cuerpo sin vida de quien una vez, fue tu madre.
ESTÁS LEYENDO
Lo que nunca te dije [✔️]
RomanceA la mayoria de las personas les gusta sentirse amados. Adoran sentirse importantes para los demás. Es tan alta su obsesión por el cariño, que en algún punto, su felicidad llega a depender totalmente de otra persona. Pero por otro lado, existen pers...