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-No lo entiendo. ¿Te vas?, ¿Por qué?

-Antes de que mamá enfermara, ella estaba muy entusiasmada con mi educación y juntas enviamos solicitudes para aplicar a la universidad de Georgia. Se supone que ella haría un doctorado en psicología y yo estudiará medicina.

-¿Por qué no me lo contaste antes?

-Luego de que la situación de mamá empeorara, olvidé por completo todo el asunto de la universidad. No fue hasta recibir la aprobación que lo recordé.

-¿Cuándo recibiste la aprobación?

-Hace tres días. Quise decírtelo, es solo que no encontraba la manera.

-¿Tú quieres asistir a esa universidad?

-Se supone que iría con mi madre. Ya no le veo el sentido a toda esta mierda.

-Joder Lia, ¿Lo dices en serio?

-No tengo intenciones de dejar lo que he construido contigo. No es justo para ninguno.

-¿Y quién dijo que la vida sería fácil? Nosotros más que nadie sabemos lo mierda que puede llegar a ser la vida.

-¿Y sólo por eso debemos tirar todo lo nuestro a la basura? Me rehuso a perder esto, Dante. No puedo perder a otra persona que amo.

-Y yo no dejaré que abandones tu sueño para estar conmigo. Te amo más que a nada y es justo por eso que debo apoyarte en situaciones como ésta. Debes hacer lo que tu madre hubiese querido para ti, cariño. No me perdonaría si renuncias a todo por mi.

-No quiero perderte...

En aquel momento me acerqué más a ti tomando tu cara entre mis manos y dejé caer mi frente sobre la tuya.

-¿Qué te hace pensar que luego de todo lo que hemos vivido, dejaré que la maldita distancia acabe con nosotros? Tú y yo estamos destinados a estar juntos. Nada nos podrá separar, Lia.

-¿Por qué estás seguro de que esto no acabará con nosotros?- Dijiste entre lagrimas.

-Porque te amo. Lo que siento por ti es suficientemente fuerte para soportar todo lo que nos venga. Ambos sabemos que quieres ir a esa universidad y no dejaré que pierdas ésta oportunidad.

-Dante, ¡Estaré en Atlanta por casi cinco malditos años, joder!

-Tres, cinco o incluso diez malditos años... ¡ME DA IGUAL! ¡No me importa el tiempo que estés lejos! Te esperaré toda una puta vida si eso significa que podré estar junto a ti.

-¿Qué se supone que haremos en cinco años estando a kilómetros uno del otro?

-Lucharemos como hasta ahora. El camino no ha sido fácil y al parecer, el viaje aún no acaba. Esta es solo otra prueba que debemos superar.

Levantaste la mirada y te sentaste en la fría arena mientras comenzabas a jugar con ella entre tus dedos.

-¿Qué harás tú mientras no estoy? ¿Y si dejas de amarme?

-Nada en este mundo podrá cambiar lo que siento por ti, pequeño duende.

-¿Lo prometes?- Me volviste a mirar y esta vez las lagrimas eran dueñas de tu rostro.

Me senté a tu lado y recostaste tu cabeza sobre mis piernas mientras yo recogía tu hermoso pelo castaño. -Lo prometo, Lia.

Secaste tus lagrimas y lentamente comenzaste a besarme dejándonos caer sobre la arena. Me besabas de una manera como nunca lo habías hecho antes. Sentía cada sentimiento fluyendo entre nuestros labios uniéndonos cada vez más uno al otro.

Comenzaste a guiar mis manos y a su vez, éstas retiraban con delicadeza los tirantes de tu vestido. Por un momento me detuve y justo en ese instante uniste tu mirada a la mía.

-No quiero que pares, Dante.

-¿Estás segura de esto?

Retiraste con mucha delicadeza tu vestido dejando a la luz de la luna tus pechos desnudos. -¿Cómo no estarlo?

Sin decir otra palabra, estampé con fuera mis labios contra los tuyos dejándonos caer bruscamente a la arena. En ese momento el beso no era tierno, al contrario, era brusco y gracias a tus gemidos supe que nada podría ser mejor.

El lugar se acaloraba y nosotros solo nos enfocábamos en explorar el cuerpo desnudo del otro. Habíamos dejado de lado todo aquello que no fuéramos nosotros mismos.

Quien dijo que el sexo sin amor es lo mejor del mundo, nunca ha sido amado. Lo sé, porque más que simplemente tener sexo.... nosotros hicimos el amor.

***

-Gracias, Dante.

-¿Por qué me agradeces?

-Por todo. Simplemente... gracias por hacerme feliz.

Comencé a reír mientras te miraba.

-¿De qué  te ríes?- Dijiste sonriendo.

-Es irónico. Estamos en "El cráter de los marineros perdidos", pero justo ahora, no me siento perdido. Estoy completamente consciente de todo lo que pasa a mi alrededor y todo es gracias a ti. Si fuiste mi brújula después de todo.

-Y tú fuiste mi ancla a pesar de todo, te amo Dante.

Tomé tu barbilla con mis dedos y dejé un cálido beso sobre tus labios. -Yo también te amo Lia.  

Luego de aquel acto nos quedamos postrados sobre la arena hasta el amanecer. Estábamos en nuestra pequeña burbuja y sabíamos que por primera vez, habíamos concluido con el primer viaje de muchos que tendríamos.









Lo que nunca te dije [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora