El sol comenzaba a ocultarse. Ambos paramos de reir y nos vimos con pequeñas sonrisas dibujadas en muestros labios.
-Debo irme, ya es algo tarde y no quiero que mis padres se preocupen.
No quería que te fueras, me sentía tan bien junto a ti que no quería que te apartaras de mi lado. Se que es egoísta, pero estaba seguro que tu te sentías igual.
-¿Nos vemos mañana?
-Si, claro.
Comenzaste a caminar y no miraste hacia atrás. Me sentía confundido. A decir verdad, esa no era la despedida que ne esperaba. Pero gracias a eso, supe lo que debía hacer.
Me levanté rápido de mi asiento y corrí hasta alcanzarte.
-¡Espera!
Puedo acompañarte si quieres, ya está oscureciendo y quisiera asegurarme de que llegues bien.-Tranquilo Dante, vivo solo a un par de cuadras, no debes hacerlo.
Lucias más alegre que cuando estábamos en la escuela y sabía que estando sola no te mantendrías de ese modo. Así que insistí y tu terminaste aceptando.
El camino a mi casa estaba contrarío al tuyo, pero no me importaba en lo absoluto. Quería estar para ti.
Tu casa no estaba tan lejos, pero ibamos a paso lento para que el tiempo entre nosotros fuese mas largo. Mientras caminábamos, yo me reía de tus torpezas y te rías de mis estupidos chistes. Pero no todo siempre es color de rosas. En algún punto de la conversación mencionaste a tu madre.
Me contaste sobre su estado y como estaba llevanto todo el asunto del cáncer. Se que no debí hacerlo, pero por un momento dejé de prestar atención y mi mente se llenó de recuerdos de mi madre. Hace dos años que la había perdido, ella padeció leucemia por casi un año y lamentablemente el cáncer terminó ganandole.
Notaste que mi semblante había cambiado y tomaste mi mano mientras te acercabas más a mi.
Me viste con una linda sonrisa dibujada en tus labios y me preguntaste si me sentía bien.-Dante, ¿Estás bien?
-Eh, si, perdón. Es solo que comencé a recordar algo, pero ya todo está bien.
Hiciste una mueca de desaprobación y supe que no me habías creído. Era obvio que querias indagar más, pero para mi suerte, ya estabamos parados frente a tu casa.
Nos quedamos en la entrada viendonos fijamente, ninguno queria despedirce del otro y eso era obvio. Sabía que debías entrar, no quería causarte problemas así que dije adiós y me di la vuelta.
Sorprendentemente, saltaste hacia mi espalda riendo como desquiciada, me di la vuelta para estar frente a ti y de repente me abrazaste con fuerza.
-Dante... Te quedaste junto a mi y me diste una tarde repleta de felicidad a pesar de no conocerme.
Eres increíble, pero en tu rostro se refleja que tu también tienes tus propios fantasmas y a pesar de no ser tan fuerte como tu, planeo apoyarte y estar junto a ti.-Descansa Lia.
Yo no sabia que decir, si te contaba sobre mi madre, te ibas a sentir mal por mi y no quería darte más problemas de los que ya tenías.
Asi que tomé tu barbilla con mis manos, me agaché y besé tus mejillas mientras tu te sonrojabas. Me di la vuelta y me alejé mientras te quedaste mirando como desaparecía bajo la luz de la luna.

ESTÁS LEYENDO
Lo que nunca te dije [✔️]
RomanceA la mayoria de las personas les gusta sentirse amados. Adoran sentirse importantes para los demás. Es tan alta su obsesión por el cariño, que en algún punto, su felicidad llega a depender totalmente de otra persona. Pero por otro lado, existen pers...