Ramuda ³

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Sentí cuando Ramuda se levantó de la cama. Me reí por lo bajo para que no se diera cuenta y me hiciera levantarme también.

Se escuchó como abrió la puerta y se dirigía a la habitación de a lado.

—¡Ya! ¡Por favor, basta!— se quejó poco después, mientras que de fondo se podía apreciar el llanto de nuestro pequeño bebé.

Hace un par de meses nos habíamos convertido en padres de un lindo varón.

No eran quizá las mejores condiciones para hacerlo, pero, sucedió.

Hemos estado huyendo de las manos del partido de las palabras desde hace ya un año. Trataron de hacerme daño, trataron de matarlo.

Si no hubiera por Dice y Gentaro, seguramente yo ahora estaría desecha, si no es que muerta.

Ellos han sido un gran apoyo, junto a los chicos de Ikebukuro, que son quienes nos informan por donde se encuentra Chuuoku y que no vayan a encontrarnos.

Fue un gran problema el tener al bebé, pero, afortunadamente todo salió bien y nuestro pequeño pelirosa nació sano.

Ramuda, podía no ser la persona linda y empalagosa que solía fingir, pero, era realmente alguien agradable y ahora su razón de seguir viviendo, era nuestro pequeño.

Seguia peleando con el bebé, así que sin más remedio, me levanté de la cama y fui hasta la otra habitación. Me acerqué a él por la espalda y lo abracé.

—______, no tenías porqué levantarte.

—Claro que si. A él le gusta hacer batallar a papá; en cambio...— le quité al bebé y lo abracé. Casi al instante dejó de llorar y comenzó a quedarse dormido de nueva cuenta. —a mamá no.

Seguia arrullando al bebé, mientras Ramuda nos observaba. De reojo podía apreciar la pequeña sonrisa que apenas y se formaba en sus labios.

—Lo siento.

—¿Por no poder dormir al bebé?— bromeé mientra volteaba a verlo.

Si sonrisa se había esfumado. Ahora estaba serio.

—Sólo bromeaba.

—Lo sé. Pero, me refiero a tenerte viviendo de esta manera. Cuando nos conocimos, realmente me enamoré y...

—¿Ya no lo estás?— me miró de mala manera —Perdón, no puedo evitarlo. Me sale... natural.

Por primera vez, después de algunas horas, lo volví a ver soltar una risa; la última fue ayer, cuando bebé eructó después de tomar su biberón.

—Gracias por siempre verle el lado positivo a todo. De verdad, no sé que haría si esto no fuera así. Pero, volviendo a lo que decía. No pensaba nunca tenerte huyendo conmigo. Quería que vivieras libre, no de la manera en que yo lo hacía.

—Ramuda, ya te lo he repetido mil veces. Voy a seguir a tu lado, aún si eso implique estar huyendo. No quiero ser libre si tu no estás a mi lado.— se abalanzó a mi y me abrazó, con cuidado de no lastimar al bebé. —Te amo.

—Me encanta que me lo digas.

—Y a mi, que seas tú mismo.— se separó de mi.

—Me siento muy raro de ser yo. A veces, con el bebé se me sale un tono raro de "Ramuda el diseñador".

—También es lindo. Pero te prefiero tal y como eres. Y estoy segura que bebé también te amará siendo tú.

—Ya que se durmió, ¿puedo cargarlo? Así no molesta tanto.— me reí por ese comentario y le pasé al bebé con cuidado.

Lo abrazó y jugó un poco con sus cachetes. Por alguna extraña razón le gustaba picarselos.

—¿Qué tal van tus dulces?

—Aún queda una buena ración, no te preocupes por eso.

Si el resto de la Posse le salvó la vida, yo me di a la tarea de buscar una manera de que durara más tiempo conmigo. Con ayuda de Saburo, el inteligente de Ikebukuro, logramos descubrir una manera de fabricar la medicina que contenían sus paletas. Ya con la receta, hago raciones de paletas, suficientes para un par de días.

—Me alegro por eso. Te ves mejor que nunca.

—Tengo que hacerlo, por ti, por él, por ustedes. Además, creo que el amor es un ingrediente muy importante.

—Si. Si que lo es— dije antes de acercarme a besarlo.
















• E X T R A •

—¿Por qué no te grado?— le preguntaba Ramuda al bebé mientras lo arrullaba.

Solté un bostezo mirando la escena, pues no quería ayuda.

Bebé podía estar a su lado sin ningún problema durante el día, pues disfrutaba mucho jugar con él, pero en la noche, no dejaba de llorar en sus brazos. Y Ramuda, sólo quería dormirlo, por lo menos una vez en la vida.

—¿Ya haz probado dándole biberón?

—Ya.

—¿Y haciendo "shh, shh"?

—Si. Pero creo que no le agrado en la noche.

—¿Ya le cantaste?— me volteó a ver con los ojos bien abiertos.

Desde que escapamos, no canta. Ni siquiera tararea, como solía hacerlo.

—N-no creo que eso lo haga sentir mejor.

—Intentalo.— él lo dudo un momento, así que me acerqué a ellos,y comencé a cantar. —Shigeki tekina mono wa, If I could furete mitai. Shinkashi tsudzukerun, one oh nine mo owaranai...

Me dedicó una sonrisa, y tomó mi mano.

All I need is in my hand. Boku no kono te no naka de, fushigi sa subete inomama ni ugokasechau...

Para nuestra sorpresa, bebé dejó de llorar.

—Te lo dije. Le gusta que seas tú, pero también que cantes.

—Okay~— dijo con ese tono tan característico del diseñador, ocasionando mi risa, y que el bebé volviera a llorar.

—Definitivamente le gusta tu verdadero yo.




















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Pedido para Ramuda_001 espero te haya gustado :3


Escribir a Ramuda sin típicos comentarios de "nee-nee" (? me gusta.

Realmente creo que, a pesar de que no use ese tono, sería muy lindo con su pareja. Porque, no la vería como alguien que le hace dañó, sino alguien que le hace bien y sobre todo, feliz.

Espero les haya gustado ♡

SHIBUYA DIVISION | ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora