Ramuda ¹

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Me encantaba comprar ropa. Era uno de mis hobbies favoritos.

Podía pasar todo el día comprando. Pero cuando se trataba de buscar ropa para un evento especial, ¡nunca encontraba nada!

—Te pondrás algo que ya tengas. Ahora quiero irme a casa.

—¡No! Lo que tengo ya me lo he puesto.

—______, no creo que todo ya te lo hayan visto en el trabajo.

Amiga mía de mi, por favor. Sólo una tienda más— dije juntando mis manos en forma de súplica —. Por favor~.— ella me miró con fastidio y de muy mala gana, aceptó.

Tenia una cena en el trabajo que era un reconocimiento a los mejores elementos de la empresa, yo incluida. Claro que no iría con algo que ya he usado.

Quería algo nuevo. Algo que me hiciera ser el centro de atención y que dejara a todos con la boca abierta.

Pero, por alguna razón, ¡nunca encuentro nada!

Caminamos un par de tiendas más, y nada.

Fue hasta que estaba por rendirme, que vi un lindo y llamativo estampado en una vitrina.

—¡Mira esa tela!— grité mirando el vitral.

—¡Hola~! ¿Puedo ayudarlas en algo?— la pregunta provino desde la puerta del local donde nos encontrábamos.

—¡Si! Quería... t-tienes... y-yo, bueno... ¿tienes a-algo con esa tela?— Mi querida amiga comenzó a reírse.

Me conocía tan bien como para saber que aquel chico de cabello rosa había llamado por completo mi atención.

Era muy atractivo, sin contar que se veía realmente lindo y tierno.

—¿Esa tela?— preguntó el chico castaño que lo acompañaba —¿La de la cortina?

—¡Gentaro~!— se quejó el de cabello rosa con su amigo. —Disculpalo, él es muy bromista y a veces lo hace en los momentos menos adecuados.— terminó dándole una mirada amenazante a él y luego me miró a mi. —De hecho, aún no decidía que hacer con la tela. ¿Qué es lo que estabas buscando?

—Ah, u-un... un... ¿Qué buscábamos?— pregunté al final a mi amiga en forma de susurro.

La verdad yo no era bueno relacionándome con los chicos que llamaban mi atención. Era pésima para no demostrar que me ponía nerviosa su sola presencia.

Tierra, tragame.

—¡Un vestido! Ya me acordé.

—¡Que gran idea! ¿Qué tipo de vestidos te gustan?

—Yo...

—¿Quieres pasar a que te tome medidas? Seguramente me inspirarías.— no me dejó responder, pues tomó mi mano y me llevó dentro del local.

Mientras, el otro sujeto desapareció y mi amiga esperaba en el sofá del estudio, él me tomaba las medidas y comenzaba a hacer el boceto de mi nuevo vestido. Cuando por fin terminó, me lo mostró.

—¡Wow! ¡Es lindísimo!

—¡Lo sé!

—Si. Definitivamente lo quiero. Así que, ahora la pregunta importante... ¿Cuando lo tendrías listo y cuanto sería?

—Uhm... ¿Lo quieres para una cita con tu novio en los próximos días?— reí por su pregunta tan rara.

—No. De hecho, es para una cena en mi trabajo dentro de una semana, a la cual, iré sola con mi soledad.

—¿Y puedes llevar acompañantes?

—Si. ¿Pero eso que tiene que...?

—Será gratis, si aceptas llevarme a esa cena contigo y, después de ahí, salir a una cita conmigo.

¿Me estaba pidiendo una cita de manera indirecta?

No, creo que si estaba siendo directo aunque no pareciera.

¿Por qué las palabras no salen de ni boca?

La expresión en su rostro está cambiando, y seguramente es porque yo no digo nada.

Amiga, ¡Sálvame!

—Ella ya murió, pero claro que acepta tu propuesta. ¿Cuál es tu nombre?

—Ramuda~— dijo con una gran y linda sonrisa que me hizo enloquecer... por dentro, claro.

—Es un gusto. Ella se llama ______ y vendremos el próximo viernes, antes de la cena, para recoger el vestido. Para ese entonces, ya se le pasó el shock.

Mi amiga tomó mi brazo y me jaló para comenzar a caminar conmigo.

Cuando por fin estaba por hablar, a lo lejos gritó.

—¡Adiós onee-san!

Moriré, en serio.

—¡Estoy muy feliz!— fue lo único que pude gritar, aunque, sin voltear a verlo.

















• E X T R A •


Llegué al estudio donde Ramuda me recibió muy entusiasta. Me llevó a su baño y me dejó cambiarme.

—¡Onee-san se ve realmente linda!— dijo cuando salí cambiada y me dio un abrazo. Cosa que, claramente iba a hacer que me pusiera nerviosa.

—E-es por tu vestido, estoy segura.

—Nada de eso, onee-san. Tú te ves linda aún sin el.

—G-gracias... Oh, han llegado por nosotros, vamonos— dije cuando escuché un claxon fuera del estudio.

La empresa me mandaba un auto para llegar a la recepción así que, di la dirección del estudio.

La velada fue muy divertida, hablamos sobre nuestros gustos y reimos por un largo tiempo. Incluso me felicitó por mi reconocimiento.

—¿Te tienes que quedar aún?

—¿Por qué? ¿Ya quieres irte?

—Me gustaría que onee-san y yo tengamos nuestra cita a solas.

A pesar de balbucear un buen rato, terminamos por irnos. Me llevó a un bar, de cierta manera, elegante y después de intercambiar un par de tragos, me robó un beso.

—Me encanta ver a onee-san nerviosa. Aceptaras otra cita después de esto, ¿verdad?— sip, mi manera de aceptar fue dándole otro beso.













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Ayuudaaaaa

El juego me está consumiendo 😩

Que entretenido, no sé porqué no lo intenté jugar antes xd

En otras cosas... ¿les gustó? Espero que si.

Ya es cumpleaños de MB en los Japan pero, aquí (en Latinoamérica por lo menos) hasta mañana, por ende, mañana será el especial...

Si juegan el ARB... ¿ya sacaron una carta de Jiro? Yo lamentablemente no.

En fin, también les he publicado un OS en Yokohama e Ikebukuro mientras esperamos al cumpleaños de nuestro precioso hermano de en medio.

No olviden que lxs quiero 💕 y nos seguimos leyendo 🙃

SHIBUYA DIVISION | ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora