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Jueves 16 de febrero de 1978

Estoy furioso, desesperado, enojado, frenético. Me llevan los mil demonios. ¿Cómo pudo pasar lo que pasó? ¡Tengo tantas ganas de salir corriendo y llorar y gritar y reclamarle a Dios!

Yo estaba enamorado. Creí en el amor... Consideraba que era posible ver a una persona con ojos limpios.

Hoy ya no sé qué pensar.
Cierro los ojos y veo personas desnudas.

Todo ha cambiado en mi interior. Estoy muy confundido e incluso asustado porque descubrí que las cosas no son como creía. En mi mente se revuelve la porquería con la bondad, la suciedad con la pureza. Tengo ganas de gritar, llorar, salir corriendo y preguntarle a Dios... ¿Por qué permite que el mundo se caiga a pedazos?

Taehyung dejó de escribir y se puso de pie, ofuscado, desorientado. Cuando calculó que todos en la casa se habían dormido, salió de su cuarto y fue al pasillo de los libros. Encendió la luz y trató de encontrar algo que lo ayudara a razonar mejor.

Después de un rato, deambuló por la casa; al fin se detuvo en la ventana de la sala.

No podía apartar de su mente las imágenes impresas que vio. Regresaban una y otra vez.

Con la vista perdida a través del cristal abandonó la ingenuidad de una niñez que lo impulsaba a confiar en todos.

De pronto tuvo la sensación de estar siendo observado. Se giró para mirar sobre los hombros y dio un salto al descubrir a su madre sentada en el sillón de la sala.

-¿Pero qué haces aquí?

-Oí ruidos. Salí y te encontré meditando. No quise molestarte.

¿Su mamá lo había escuchado sollozar y reclamarle a Dios? ¿Había detectado cuan desesperado y triste estaba? ¿Por qué entró sin anunciarse?

-¿Cuánto tiempo llevas en este lugar?

-Como media hora.

-¿Sin hacer ruido? ¿Sin decir nada? ¿Con qué derecho?

-Quise acompañarte... eso es todo.

-¿Acompañarme o entrometerte?

-Yo soy tu madre. Nunca me voy a entrometer en tu vida, porque formó parte de ti.

-No estoy de acuerdo.

-Taehyung. Cuando se ama a alguien se está con él, sin estorbar, apoyándolo sin esfuerzo, interesándose en su sufrimiento, sin regañarlo.

-Mamá, sigo sin entender. ¿Qué quieres?

-Vi que sacaste varios libros de sexualidad. ¿Buscabas algo en especial?

Bajó la guardia.

-No. Mejor dicho, sí... No sé si contarte...

-Me interesa todo lo que te pasa. Estás viviendo una etapa difícil.

-¿Por qué supones eso?

-En la adolescencia se descubren muchas cosas. Se aprende a vivir. Los sentimientos son muy intensos.

Taehyung se animó a mirarla. La molestia se fue tornando poco a poco en gratitud. Le agradaba sentirse amado y ser importante para alguien que estuviera dispuesto a desvelarse sólo por hacerle compañía.

-Está bien -concedió-, te voy a contar... Hay un muchacho que me gusta... ¿Por qué sonríes? Es más complicado de lo que crees. Soñé con él desde antes de conocerlo. Por eso cuando lo vi por primera vez me quedé asombrado. Es un chico muy especial. Le he escrito cosas, imaginando el momento que podré dárselas a leer para que me conozca. Pero ahora todo se echó a perder. Él cree que soy el ayudante de un promotor pornográfico.

-¿Cómo?

-Lo que oíste, mamá. Fui convencido por un tipo que se hizo pasar por profesor de biología.

-¿Convencido de qué?

-Soy un estúpido.

-¿Qué te pasó?

-Un hombre... Me invitó a subir a su coche. No te enojes, por favor, sé que hice mal, pero parecía una persona decente... Es imposible confiar en la palabra de otros, ¿Verdad?

-Sigue.

-Esas revistas... Eran ilegales, supongo. No tenían el sello de ninguna editorial.

Ella se puso de pie, movida por una alarma interior. Trató de recuperar su compostura y volvió a tomar asiento.

-¿Qué revistas?

-Me da vergüenza describirte lo que vi.

-Háblame claro.

-Logré escapar a tiempo.

-¿A tiempo de qué?

-El hombre vendía revistas con... fotos... de... mujeres mostrando groseramente las partes más íntimas de su cuerpo y escenas sucias que... no puedo describirte.

La madre estaba azorada. Miró los libros de sexología que su hijo había dejado abiertos sobre el piso.

-¿Ese hombre te hizo daño?

-No. Pero Yesung, un compañero de mi salón, se fue con él. Parecía muy entusiasmado con el trabajo que le proponía.

-¿Qué trabajo?

-El de actor...

-Díos mío... Cuéntame más.

-El hombre quería dos parejas de jovencitos para llevarnos a un lugar y tomarnos fotografías... Primero nos invitó a Yesung y a mí. Luego se detuvo junto a una chica pecosa de mi escuela. Hyuna. La convenció de acompañarnos y quería hablarle al muchacho nuevo que pasaba cerca, el que me gusta, pero Hyuna lo impidió, dijo: "prefiero ir sola, no conozco bien a ese chico y tal vez lo arruine todo".
Estaba mintiendo, ¡Claro que lo conocía! Es su mejor amiga. El hombre le dijo que subiera por la otra puerta porque solo se podía abrir desde afuera. La pecosa rodeó el coche.

-A ver, Taehyung. ¿Las puertas del auto no podían abrirse por dentro? ¿O sea que ustedes estaban encerrados?

-Sí, mamá, pero la pecosa se dió cuenta de eso, dió la vuelta al coche, abrió las dos puertas, y comenzó a alejarse. Lo hizo como para ayudarnos a escapar. El hombre gritó, pero Hyuna echó a correr.

-¿Y tú, que hiciste?

-Aproveché para saltar, pero apenas anduve unos pasos me di cuenta de que había olvidado mi portafolios. Regresé por él. Pensé que sería fácil recuperarlo. Pero el hombre logró cogerme de la muñeca. Traté de soltarme como pude, pero el hombre era mucho más fuerte que yo. Vi su enorme cara morena llena de hoyuelos, su gesto duro y sus asquerosos ojos que me miraban sin mirarme. El hombre estaba apunto de lograr su cometido y no tuve más opción de escupir en su cara y me soltó dando un grito. Tomé mis útiles, y eché a correr, pero me tropecé y caí. Me levanté como pude y corrí todo lo que pude. El automóvil venía directamente hacia mí. Pude sentirlo y escucharlo. Estaba apunto de alcanzarme cuando llegué a la banqueta y di vuelta hacia la izquierda.

La madre de Taehyung permanecía callada sin alcanzar a asimilar la historia que su hijo le estaba contando.

(...)



Los adolescentes son como náufragos con sed.

Imaginen que los sobrevivientes de un náufrago quedan a la deriva. Después de muchas horas, el agua del mar les parece apetitosa. Quienes la beben, en vez de mitigar su sed, la aumentan, al grado de casi enloquecer, y mueren más rápido. La pornografía, el alcohol, la droga y el libertinaje sexual son como el agua del mar. Si quieres destruir tu vida. bébela.

Si no quieren que su vida se destruya, ¡Pidan que llueva! Busquen el amor. Piensen en la persona que les gusta. Piensen en sus ojos, en su dulzura. Borren de su mente lo malo.

LOS OJOS DE MI PRÍNCIPE•[VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora