LOS OJOS DE MI PRÍNCIPE•[VHOPE]

❶❻

—Con permiso, con permiso, con permiso...

—¡Ay! Me pisaste, tarado.

—Perdón.

Después de buscar por un rato, logró localizar a la pecosa. Estaba sentada en medio de las gradas principales.

Llegó hasta un espacio vacío que había detrás de la joven y tomó asiento.

Miró la cabeza de Hyuna frente a él. Estaba a escasos centímetros de su oreja derecha. Ella intercambiaba comentarios con un enorme flaco sentado a su izquierda.

Luego de un rato comenzó la danza, y las conversaciones pararon.

Decidido, se acercó a la cabeza de la joven para hablar.

—Hyuna... —ella volteó y abrió mucho los ojos—. Por favor —le dijo—. No te asustes. No te enojes. Soy incapaz de hacerte daño.

La chica lo miró interrogante.

—¿Qué quieres?

—Hablar contigo.

—Adelante.

Intentó hallar la forma de comenzar pero no pudo. Dejó pasar unos minutos tratando de organizar la mente.

Al final no pudo, así que solo sacó la lente de la bolsa y se la mostró.

—¿Pero qué es esto? —Preguntó al reconocer la pieza.

—Mi padre me compró un microscopio profesional usado. Hace rato escapé de la escuela por la reja trasera y fui a casa para traerte la lente.

Se la entregó. Ella lo recibió con verdadero asombro.

—No lo puedo creer... —estudió el objeto de vidrio y encontró que, en efecto, estaba en perfecto estado.

—¿Tienes idea de lo que esto significa para mí?

—Sí... —sonrió un poco al detectar que el gesto de la chica cambiaba—, se lo puedes entregar al profesor del laboratorio antes de la hora de salida y te levantará el castigo.

—Pero... —la jóven volvió a mirar el lente con la boca abierta—, dejaste inservible el aparato que te regaló tu papá. Además ¿Sabes a lo que te arriesgaste? Si te hubiesen atrapado te hubieran castigado... No entiendo. ¿Por qué lo hiciste?

—Es lo menos que puedo hacer por ti. Tú me salvaste la vida.

—¿Yo? ¿Cuándo? ¿Estás bromeando?

—No. Literalmente me habían secuestrado cuando me conociste, en aquel automóvil rojo...

La joven lo miró con semblante impresionado y luego de unos segundos con desconfianza.

—Entonces fue como lo imaginé. Pero,  me sentí muy confundida cuando, semanas después, ocurrió lo de aquel coche negro que se acercó por atrás de nosotros para... —sonrió y agachó la cara avergonzada por su sonrisa—, darnos una nalgada —terminó.

—Siempre he sido despreciado por mis compañeros. Pensé que para ser normal, debía participar en sus juegos. Cuando protesté por lo que habían hecho, me aventaron a la calle.

—Casi te matan.

Taehyung levantó el cabello de su frente y le mostró la cicatriz como lo haría un niño que presume su raspón.

—Me dieron varias puntadas.

Ella rió.

—Cuentame más de ti. ¿Por qué eres tan tímido? ¿Por qué te metes en tantos líos?

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