HOPE

52 19 7
                                    

Me hablas cara a cara con una hermosa intimidad.

–Haría cualquier cosa por verte feliz.

–Te extrañaré, Hope.

Ahora es definitivo. Al oír esa frase... el adiós irremediable se hace presente. La frase que podría encerrar en sus dos palabras toda nuestra historia.

–Yo también te extrañaré –susurras apenas–, porque eres el muchacho que he querido... y del único que me he tenido que despedir. Sonrío.

–Que noviazgo más intenso y corto, ¿no crees?

–Sí... Debo irme –dices de pronto poniéndote de pie; hago lo mismo–, mis papás estarán preocupados por que no he llegado a la casa.

¿Éste es el final? ¿Tan vacío? ¿Por qué es tarde y no encontramos otra forma de terminar con la cuestión?

Recuerdo una despedida similar en el autobús en la que me quedé parado indeciso y te vi alejarte. Esta vez no lo permitiré. Cuando te das la vuelta para disponerte a caminar, te sujeto por la muñeca. Giras y te encuentras conmigo.

Nos abrazamos como queriendo fundir nuestros cuerpos en uno solo. Percibo ese abrazo tan diferente al de Hyuna. Con la pecosa sentí la paz de una compañera dulce, pero contigo siento el cuerpo de una hombre, del hombre que amo, que despierta en mí escondidas vibraciones jamás experimentadas.

Froto mi cara en tu rostro sin aflojar la firmeza con que te abra. Nos separamos despacio. Mis labios se mecen en el viento. Nos miramos como deseando grabarnos cada rasgo uno del otro, habían, para llevarnos siempre con nosotros, para nunca olvidarnos.

Es algo para el mañana, aunque en ese mañana ya no estemos juntos.

Llevo mis manos hasta tu cintura; tus ojos me miran con esa belleza tan especial. Tu boca pequeña se entreabre un poco dejando ver la silueta de unos dientes magníficos. Nos acercamos despacio. No hay ninguna prisa. Si pudiéramos detener este instante y eternizarlo, lo haríamos.

Mis brazos te atraen con firmeza y en un instante me hallo tan cerca de ti que puedo sentir tu respiración en mi barbilla, tu aliento en mi aliento, tu boca en mi boca. Percibo el roce de tus labios suaves, otra vez sólo el roce. Llevo mis manos a tu espalda para sujetarte con fuerza. El morral de útiles que sostenias cae al suelo con estrépito, pero no importa. Que se caiga todo el mundo en este momento.

Cierras los ojos, y disfrutas primero superficialmente mi lengua, mis dientes... una de tus manos se hunde en mi cabello y me acaricia. El beso se torna entonces más sustancial. Respiras con rapidez. Somos uno. En tu aliento hay ecos de frescura y sensualidad. Tus labios empiezan a mecerse en una apasionada fluctuación de movimientos, aceptando con profundidad, luego rehusando un poco y después equilibrando la presión de los míos.

Dentro de la brumosa oscuridad que se matiza en perfumes y emociones de fantasía, disfrutamos la entrega total.

Ciño con furia todo tu cuerpo y al hacerlo parece que fuera tu alma la que tengo enlazada a la mía. Ahora ya nada podrá separarnos, ni la misma distancia.

Pero es tarde y tus padres estarán preocupados... Apreso tu labio inferior entre los míos. Nuestros ojos se abren.

Estoy mareado y tiemblo. Nos separamos sin dejar de mirarnos pero con algo nuevo, el gusto de un amor que tal vez tardaremos mucho tiempo en dejar de saborear.

–Adiós, mi cielo. Cuidate mucho

–¿qué otra cosa puedo decir?.

Pareces no poder agregar a esto nada más. Te agachas con rapidez, recuperas el morral del piso y giras el cuerpo para echarte a correr.

LOS OJOS DE MI PRÍNCIPE•[VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora