HOPE

60 18 11
                                    

Te ves lindo. Decidido a algo, conciente, como los primeros días. ¿No es así como quería verte? Seguro de ti mismo.

Ahora no es tan agradable.

Pero asiento. Sí. Ante tu serenidad he perdido la partida. Sí. Más tarde. Será como tú quieras.

—¿Entonces, podemos despedirnos?

No respondo. ¿Es que todo esto es cierto?, ¿es que podemos?

–Como amigos, Taehyung. No hagas esto más difícil de lo que ya es.

¿Que si me duele? Un poco; te confieso que me heriste a traición; mas por fortuna, tras el rapto de ira vino una dulce resignación. En la herida que me hiciste pon el dedo.

¿Que si me duele? Sí, me duele un poco, más no mata el dolor... No tengas miedo.

–Recuerda –continúas–. Tal vez después, en otro sitio, en otras circunstancias nos encontremos. Ahora olvida todo. Olvídame a mí, ¿sí?

No me muevo. El poema de Luis G. Urbina me da vueltas en la cabeza.

Asiento sin poder ni querer aceptar aún. Pero para mi sorpresa no te veo alejarte. Me contemplas decaído, mudo.

Es tan dificil aceptar tu lejanía, teniéndote tan cerca. No puedo casi creer que hayas puesto la mano derecha en mi brazo. En este delirio no sé si te has acercado o es sólo mi imaginación. Tu delgada boca y dulce se entreabre y llega hasta mis labios. Mi cuerpo es una masa hormigueante y palpitante.

Siento un beso suave, tierno, un beso húmedo y sensual que despierta en mí una química incontenible.

Pronuncias la palabra “adiós” otra vez, te das la media vuelta y comienzas a alejarte.

¿Por qué hiciste eso? Si no me quieres, ¿qué ganas en seducirme?

–¡Espera, Hope! –grito respondiendo a esa fuerza irreprimible de retenerte–. ¿Cuánto tiempo? –giras despacio llevándote la mano al rostro para desaparecer una lágrima que salía de tus ojos–. ¿Cuánto tiempo tengo que esperar?

Avanzo hacia ti, tratando de empezar a razonar un poco. Te has detenido y me ves, no con hastío, sino con esa expresión dulce y afectuosa que me impulsó a luchar.

–Podré encontrarte, sé donde vives, pero ¿qué quieres decir con eso de "tal vez más tarde"? ¿un año?, ¿dos, quizá?

–¡Tú lo has dicho, y no te acerques!

–¿Tienes miedo? ¿Finges enojo?.

–No te acerques, porque entonces podré arrepentirme.

Ahora pareces tenso, como si al verme acercarme a ti vieses deshacerse una gran obra de teatro.

–¿Arrepentirte de qué? –pregunto–. ¿Estás jugando conmigo?

–¡No!

–Hope, te he amado durante casi dos años y te seguiría amando si tan sólo me dieses un motivo, pero bajo estas circunstancias creo que primero llegaré a odiarte.

–¡Magnifico! –respondes con un tono de voz que nunca te habia escuchado–, ya te dije qué es lo que yo siento por ti.

Dejo pasar unos segundos antes de preguntar:

–¿Entonces por qué ese beso?

–Quise ilusionarte un poco.

¿Ilusionarme? Ahora nada me da vueltas. Sólo me consume la ira. ¿De modo que tus eventuales demostraciones de amistad y tus muchas más eventuales muestras de afecto, fueron fingidas? ¿Fueron sólo para... ilusionarme un poco?

–¡Eres tan estúpido! –Tu cara va a la mía con rapidez–. Sí, oíste bien. ¿Acaso piensas que puedes humillarme a este grado? ¿Supones que estoy muriéndome por ti, cuando a mi lo que me sobran son opciones de muchachos? –me limpio toscamente las lágrimas de rabia–. Si hubieses sido un poco más inteligente para confiar en ese amigo que hubieras –acentúo la última palabra–, podido tener, tal vez tus problemas habrian sido menores, pero te equivocaste, Hope. Cometiste un error al burlarte de mis escritos, al despreciar el regalo y la carta que te di, al aceptar ser el novio de Jungkook, al tratar de hacerte el interesante, menospreciándome. Eres tonto. ¡Te equivocaste!

–No, Taehyung –aclaras con voz opaca–; mira... yo necesitaba un amigo, pero antes que nada me pedías amor –tus palabras son entrecortadas y pusilánimes–. Me exigías amor y yo no podia fingir eso... ni podré hacerlo –se te quiebra la voz; ¿por qué pareces estar a punto de llorar si lo que tanto aseguras es verdad?–. Ya nos habíamos despedido –continúas–, por favor déjame en paz –hablas con angustia–. Vete. No tienes derecho a perseguirme... ni a hacerme sufrir... Te lo ruego, déjame en paz.

En un repentino instante, lo entiendo todo.

–Eres tan tonto, que ni siquiera sabes mentir –abres mucho los ojos, asombrado de lo que vuelves a escuchar; pero yo estoy dispuesto a echarte abajo tu farsa–. Te creí más listo –prosigo–, tratas de ocultarme algo y tomas el camino más repugnante y asqueroso. ¡Y me engañaste por un momento! Lo reconozco. Hay cosas terribles que estás ocultando. Lo sé. Si no quieres confesar tus problemas ¡pues quédate con ellos!, sea cual sea tu futuro y el de tu familia te has aferrado a que la gente te odie a cambio de hablar de él, pero dime –te cojo del brazo y te aprieto–, ¿quién crees que te recordará después? Ni siquiera yo.

No puedo seguir porque mis palabras te han lastimado. Lo veo en tus ojos. Lo veo en esa sombra de lágrimas que están bordeando tus párpados inferiores...

–¡Y no llores –prosigo–, porque si hace unos minutos te comportaste de esa manera y ahora te contradices con lágrimas, entonces eres más torpe de lo que pensé! Nunca imaginé que llegaría a darme cuenta de tu verdadera personalidad así. ¡Y no tienes idea de lo que me duele, porque puse demasiadas esperanzas en ti! –me detengo un momento; mis propias palabras me hacen daño, pero no reparo, a pesar de tu abierto llanto, en el daño que puedan estar haciéndote a ti–. Y resulta que me equivoqué... resulta que yo tampoco soy muy listo ¿no? Al haberme dejado engañar por tu cara angelical suponiendo que eras igualmente lindo en pensamiento, pero me equivoqué, ¿no? –y te grito al ver que no reaccionas– ¿No es asi? –sólo logro alimentar más tu llanto y aflojar más mis energias–. Mira, Hope –prosigo–, tal vez en un futuro volvamos encontrarnos, pero las condiciones cambian: Si para entonces ya has madurado, verás qué diferente será nuestra amistad.

La voz se me apaga por completo, no podré decir nada más, porque siento un nudo en la garganta.

Trago saliva.

Te has llevado ambas manos a la cara y lloras con verdadero dolor.

El solar está desierto, tú y yo no tenemos nada más que decirnos. Mi portafolios se encuentra arriba. Debo recuperarlo e irme. Cierro los ojos y doy media vuelta.



























Capítulo dedicado a Jungyuli3312
Y a Eclipse_Sprite


LOS OJOS DE MI PRÍNCIPE•[VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora