BARBER

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CAPÍTULO IX

No olviden que la canción para leer el capítulo es Agnus Dei de Samuel Barber.

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"LOS PUNTOS BAJOS"

Hoy era día de celebración como cada domingo por medio al mes y sor Claudia tenía preparadas muchas sorpresas para sus malportados desde cánticos, el momento de la entrega y un par de noticias inesperadas para todos.

Recuerdo la primera vez que participé en una celebración, me pidieron ordenar el altar con biblias, velas y manteles con bordados de flores. Me parecía interesante como eran capaces de llegan un templo tan tétrico y oscuro en algo tan deslumbrante y mágico.

Otra cosa que me gustó fue el órgano gigantesco en el segundo piso, justo debajo del vitral gótico de la última cena. Tenía algo interesante, pues parecía una puerta, como si al tocar alguna pieza se abriera en dos para dar paso a algún lugar mágico, o al menos eso imaginé yo esa primera vez antes de irme a clases de Literatura.

Los asientos eran de madera antigua, rechinaban al uno sentarse y las murallas de concreto eran grises; en realidad todo en ese templo era gris hasta que llegaba el día domingo, porque era día de celebración y entrada liberada para el centro 232.

Pero yo no sabía eso cuando llegué, nunca me di cuenta, no hasta que de casualidad entré a rezar justo cuando el gran reloj de la puerta principal sonó hace tres meses atrás y vi con mis propios ojos como ese lugar se convertía en el infierno ¿Y sabes qué? El diablo era más bello de lo que puedes imaginar.

-¿Pueden formar una fila? Por favor niñas, una sola fila - pedía Lucía fuera del pasillo de mujeres - Las necesito ordenadas para avanzar, vamos, hagan caso.

-Este vestido no se me ve bien, no es mi estilo.

-Katy, entiende que no es un vestido, es una túnica.

-Anyway, i don't like this.

-¿Dónde está Sabrina? -preguntó Alaska a Katherine que acomodaba sus lentes de sol sobre su cabeza.

-Ni idea honey, pero hoy se levantó conmigo y luego no la vi más.

-¿Está enferma?

-No está en la cama, así que tal vez pueda estar en la enfermería -comentó Camila detrás de ambas amigas.

-Pero Lucía está aquí y ella ve la enfermería, ¿Dónde se fue?

-¡Vamos niñas! ¡Avanzando en una sola línea! -Lucía trotó hasta llegar al inicio de la fila y con un pequeño banderín blanco empezó a avanzar guiando a todas hacía el primer piso encontrándose con la fila de Abel, la de los hombres.

-¡Lucía! Al parecer vamos tarde, ¿Hacemos una carrera? - le gritó animado el rubio alto.

-Buenos días Abel, que el señor esté contigo -hizo una pausa y dio unos pasos hacia su lado -¿Carrera? ¿Aquí dentro? No creo que a sor le guste.

-Vamos, Lucía, que aquí nadie a muerto por una carrera. Además, ¿No es el señor el que ha dicho que debemos disfrutar los domingos? - la novicia abrió su boca para responder pero fue interrumpida.

CENTRO 232 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora