ELFAM

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CAPÍTULO XII

La canción para leer el capítulo es Victor's Piano Solo de Danny Elfam (si, la de la película)

La canción para leer el capítulo es Victor's Piano Solo de Danny Elfam (si, la de la película)

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[NOCHE CAÓTICA]

Camila caminó apresurada hacia la habitación de las mujeres, pero cuando su paso se aceleraba fue inevitable no mirar varias veces hacia atrás como si alguien la estuviera persiguiendo, pero nunca se topo con alguna sombra, ni un sonido, ni una luz. Todo iba extremadamente tranquilo para haber sido casi descubierta por Lucía, eso quería decir que algo no está bien, pero ¿Qué podría estar mal?

No quedaba nada para llegar al comedor, ahí la luz era tenue, pero le servía para no seguir asustándose con falsos fantasmas que se estaba imaginando. Sin embargo, un ruido la hizo sobresaltar y pegarse a la pared rápidamente, contuvo el aliento y miró de reojo de donde provenía tal sonido: eran ellos.
Los tres chanchitos corrían hacia el ala de los hombres.

¿Alguien se escapó? Tal vez, aquí siempre se escapaban y no sería un reformatorio si alguno de los malportados no intentara huir a través del bosque o la reja, pero ninguno lo lograba, ya que los tres chanchitos eran mucho más veloces que el lobo.

—Camila Garmín —su voz la hizo sobresaltar y casi grita, pero el viejo de barba blanca alcanzó a taparle la boca y le hizo una seña para que no lo hiciera. —Relajate, respira y no grites.

Asintió con los ojos bien abiertos y los latidos acelerados, realmente se había asustado.

—¡Qué mierda sucede contigo, Lamberto! — susurró molesta —Casi me da un infarto y tan solo tengo 18, no quiero morir joven.

—¿Por qué te ves tan bien? —inquirir nervioso, pues miraba de un lado a otro como si lo estuvieran observando.

—¿Bien? Tu estás muy ciego definitivamente, —se burló— estoy sucia, tengo una espinilla arriba de mi ceja deforme, estoy hinchada y… —levantó el brazo y olió su axila tranquilamente— Rexona me abandonó, así que estoy horrible.

—Niña tonta —le pegó suavemente en la frente— hablo de que no te ves cansada o con sueño, ¿Qué comiste hoy?

—Desayuno, almuerzo —dudó antes de continuar— Y un maruchan que me traje a escondidas, pero es secreto, no lo digas.

—¿Y el chocolate? ¿No te comiste el chocolate?

—Ah, sí, pero la mitad, la otra parte la tengo aquí —palmeó su bolsillo derecho y le sonrió orgullosa —¿No te dieron? ¿Lo quieres?

CENTRO 232 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora