SAINT-SAENS

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CAPÍTULO XI

No olviden que la canción para leer el capítulo es Dance Macabre de Camille Saint-Saens (VAYA A LA PLAYLIST DE SPOTIFY - [Playlist-Centro232])

No olviden que la canción para leer el capítulo es Dance Macabre de Camille Saint-Saens (VAYA A LA PLAYLIST DE SPOTIFY - [Playlist-Centro232])

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[MÁSCARAS Y PECADOS]

Desperté de golpe, el pecho me subía y bajaba ¿Tan fuerte había sido el efecto?

-Cálmate, debes de calmarte. -me repetía una y otra vez.

Había olvidado por completo la sensación que causaba ese chocolate, al principio es una explosión de sabores entre trufa y frambuesa; puede llegar a ser adictivo y aunque parece un simple regalo, al final no es más que la puta droga que usan aquí para dejarnos en mal estado.

La primera vez que comí no podía recordar donde estaba o lo que había pasado horas antes, ni siquiera podía hablar o levantarme; era tan fuerte para mi organismo que terminaba horas y horas en un estado vegetal, solo podía respirar y mirar. Sin embargo, ahora que estoy acostumbrado, soy capaz de recordar, pero la debilidad no me la quita nadie.

Pasé ambas manos por mi cara, me siento desorientado, mi lengua está seca y no logro enfocar lo que hay a mi alrededor. Sin pensarlo dos veces me levanté del sucio colchón y tambaleando llegué al balde con agua y aunque solo quede para mañana meto mi cabeza en él.

Necesito despertar, necesito ver donde están los malportados y si fueron o no descubiertos.

-Escóndete debajo del altar, ahora -le susurró al oído, ella sin poder hablar asintió y lentamente se agachó escondiendo su pequeño cuerpo en el altar.

-He dicho que salgas, ¿Quién eres? -la voz suave cada vez estaba más cerca, Tomás intentó de concentrarse para crear una buena historia y usar su manipulación con la novicia, porque necesitaba ver si había o no alguien en ese órgano y para eso, debía actuar rápido.

-¿No me reconoces entre las sombras? Y yo pensaba que había quedado claro que soy inolvidable.

-Tomás. -pronunció a la lejanía.

-Me encanta como suena mi nombre en tu boca ¿A ti no?

Los pasos de Lucía fueron rápidos y precisos, en un abrir y cerrar de ojos llegó al altar y moviendo un par de cosas encontró la caja de fósforos para encender los velones que se encontraban ahí. Ya con un poco de luz se cruzó de brazos y miró molesta al pelinegro.

-No deberías de estar aquí ahora, sabes que puedo sancionarte ¿No?

-Quieres castigarme, ¿Eh? -dio un paso hacia ella, pero a diferencia de Camila, Lucia no se movió.

CENTRO 232 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora