SVIRIDOV

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CAPÍTULO XV

La canción para leer el capítulo es The Snowtorm: II. Waltz de Georgy Sviridov.

[SABRINA, DÍMELO, ¿CONFÍAS EN MI?]

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[SABRINA, DÍMELO, ¿CONFÍAS EN MI?]

[SALA DE FILOSOFÍA]

—Es un trato, pero supongo que algo debe de obtener el que gana ¿No? —preguntó Abel sin dejar de mirarle a los ojos.

Ambos llevaban un buen rato discutiendo si jugar o no, pero luego de aceptar que ninguno de los dos tenía algo que hacer durante esas horas comenzaron a pactar ciertos acuerdos respecto al juego.

—Lo que usted quiera, pero no se haga ilusiones, yo siempre gano. —le respondió sonriendo de lado.

La voz de Sabrina era seductora, tenía ese toque que llamaba la atención de todos los hombres, pues era coqueta sin llegar a ser promiscua y pese a tener una cara angelical, bien sabemos que era capaz de sacar garras cuando es necesario.

—Veamos quien miente menos entonces. —Abel estiro su gran mano frente a ella inclinándose hacia adelante y Sabrina la apretó cerrando el pacto del juego.

—El juego tenía tres preguntas, pero como acordamos serán 4 y solo se mantendrán 2 del juego anterior, ¿Quiere comenzar usted?

—Me parece —hizo como si estuviera pensado una gran pregunta mientras tocaba su labio y miraba hacia arriba hasta que encontró la pregunta perfecta y sonrió— ¿Qué piensas de mí?

Ella frunció el ceño e inclinó un poco su cabeza, sin embargo, no pudo evitar reírse suavemente —Pensaba que tendría mejores preguntas profe, pero bueno. —tomó aire y acomodándose en su silla habló— Pienso que es muy inteligente y entretenido, tiene buen gusto en perfumes y el color rojo le queda estupendo, pero a veces creo que no es tan feliz como nos demuestra ser, tal vez nos miente.

—Sabrina...—miró a la puerta para verificar que no hubiera nadie y la miró directo a los ojos —Todos mentimos, nadie se salva, porque decir una mentira es mucho mejor que decir la verdad.

—Pero puede dañar a otros. —inquirió segura.

—Si te descubren si, pero sino ¿A quién le dolería no saber nada? —los ojos de Sabrina brillaban ante las palabras de Abel, había cautivado su oído con esa forma de expresarse ¿Será porque es profesor? Tal vez, pero como el mismo dijo: todos mentimos, nadie se salva.

[SALÓN PRINCIPAL]

—Esa es mi princesa —gritó alzando los brazos— ¡Te ves ficha hija mía!

—Papá, el parlante, por favor —suplicó entre dientes Camila.

Seguían todos observando al hombre que traía lentes tipo Top Guns, como si quiera imitar a Tom Cruise; tenía un par de tatuajes con nombres de mujeres en sus brazos y varias cicatrices. Su pelo era castaño oscuro peinado hacia atrás y su barba se ajustaba a la perfección con su leve papada, ya que era algo robusto, pero no en exceso.

CENTRO 232 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora