𝖳𝗁𝗋𝖾𝖾

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3 de septiembre de 1940, ¿Qué importancia tiene? Un día normal en el hogar, en la isla no tanto, aviones de combate pasaban de vez en cuando, la segunda guerra mundial, sus combatientes y los jóvenes judíos que llegaban huyendo del exterior, así como Abe, pero la mayoría solo estaban de paso y se iban a otros lugares.

Una vida tranquila, eso deseaba Alma Peregrine mientras veía los aviones pasar, una vida tranquila con sus niños, poder enseñarles a cuidarse solos para que ellos crecieran y no le temieran al mundo, ni el mundo a ellos. Alma se frotó las cienes, un dolor de cabeza terrible la había asaltado desde la mañana, por lo que decidió darles el día libre de clases a sus niños, quienes ni cortos ni perezosos salieron al jardín a disfrutar del día nublado, lloverá pronto, había que quitar la ropa de los tendederos, ya lo harían después.
Achacaba su terrible migraña a la preocupación por los aviones y la probabilidad de que llevaran bombas en su interior, claro que la isla no era considerada un blanco pero nunca se sabe.

Por otro lado, estaba lo que había mencionado Avocet durante su última conversación, había que devolverle los recuerdos de su infancia a Arantza, ella debía saber que su don podría ser peligroso y alma debía saber cómo lo hizo para tratar de ayudarla a canalizarlo y usarlo a su favor. Tanto Agatha como Esmeralda habían achacado el insidente a qué Arantza fue sometida a una situación de estrés excesivo, era demasiado pequeña para saber lidiar con esa cantidad de estrés lo que la llevó a explotar.

También debía hablarle acerca del otro tema: su sucesión, Arantza tenía un instinto maternal bastante fuerte, aunque podía llegar a ser impulsiva, rencorosa y vengativa (como aquella vez que Millard le hizo una broma y ella se la devolvió 2 veces más fuerte durante los siguientes 2 meses), era una buena candidata, determinada, inteligente y poderosa, a su vez Enoch era metódico, protector, la voz de la razón en las discusiones que no necesitaban de la intervención de la Ymbryne, ambos conformaban el equilibrio necesario para dirigir el hogar sin morir en el intento, claro que aún eran niños y requerían de capacitación para ello, pero, si no se veía en la necesidad de crear un bucle, ellos crecerían y ella también envejecería, Alma tenía que encargarse de que su hogar se dirigiera como ella no había hecho hasta ahora, llamar a otra Ymbryne para eso no garantizaba que dejarán crecer a sus niños, pues el entrenamiento de Ymbryne no era dejar a los niños crecer para que se cuidarán solos, no, era tenerlos en un bucle y cuidarlos para siempre, mantenerlos como niños, ciertamente vulnerables.

Alma pasó la mañana y la tarde en su oficina, arreglando libros, papeles y otras cosas mientras Arantza y Horace entretenían a los más pequeños con sus proyecciones, todo bajo la atenta mirada de un soldadito de arcilla.

— Te mantienen vigilada. — murmuró Horace.

— Supongo. — rió Arantza en respuesta.

A las 7 de la noche comenzó a llover, ya todos están adentro, acomodando sus ropas en silenciosa armonía, hasta que comenzaron los estallidos, bombas cayendo en todas partes de la isla.

Alma tranquilizó a sus niños, sabiendo lo que debía hacer les indicó que salieran al patio de inmediato y así lo hicieron. Se colocaron unas máscaras de gas que Miss Peregrine tenía en el gabinete junto a la puerta de la cocina que daba directamente al patio.

Arantza, que cargaba en brazos a una medio dormida Claire, abrazo con fuerza a la niña y se encogió contra Enoch cuando vio que uno de los aviones soltaba una bomba, esperaba escuchar una gran explosión para luego morir calcinada, pero la explosión nunca llegó.
Dirigió su vista haca Miss Peregrine que estaba dando vueltas frenéticamente a la perilla de su reloj de bolsillo, luego miró hacia la casa, su respiración se cortó al ver cómo la bomba estaba suspendida en el aire a escasos centímetros de impactar con el techo del caserón, segundo después la bomba y las gotas de lluvia comenzaron a retroceder lentamente.

Crystals (Enoch O'Connor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora