Crystals (Enoch O'Connor)

𝖥𝗈𝗎𝗋

Y, efectivamente, Victor tenía razón al "pasar" el tiempo el dolor de la partida de Abe fue opacando por la creciente tensión romántica entre Enoch y Arantza, todos creían que Enoch no sabía que Arantza gustaba de él pero la realidad era otra.

Claro que Enoch sabía que Arantza parecía gustar de él «que pésimo gusto tiene» había pensado al caer en cuenta de ello, no tenía idea de que era lo que Ari podría llegar a ver en él, no cuando estaba Victor que, según Enoch, era mejor que él y por mucho. Victor era fuerte y capaz de defenderla a ella y a Bronwyn de lo que fuera, Enoch no era fuerte, ni siquiera era capaz de levantar su propio peso. Victor podía demostrarle afecto cuando quería, Enoch no sabía cómo expresar lo que sentía, Victor podía quererla como ella se merecía, ¿por qué se fijaría en él teniendo a Victor a su lado?

—¿Estás escuchándome?— la voz de Victor lo sacó de sus pensamientos, lo miró con su acostumbrado desinterés ocultando lo que había estado pensando

— No, la verdad no. — respondió negando con la cabeza y tratando de recordar porqué demonios Victor había entrado a su habitación en primer lugar.

— Hablo en serio, Enoch— lo miró, esperando alguna opinión o respuesta, Enoch solamente le devolvió la mirada dándole a entender que realmente no lo había escuchado y no tenía ni idea de que estaba hablando, Victor suspiró—. Te decía que me gustaría seguir a Abe, salir del bucle.

— Ah, bien— contestó Enoch sin saber que más decir.

— ¿Es todo lo que dirás?

— ¿Qué más quieres que te diga? Mira, no somos amigos, casi nunca hablamos, ¿Por qué me dices esto a mí? ¿Por qué te importa lo que yo tenga que decir al respecto?

— Porque tú eres el más razonable de todos nosotros, y precisamente porque no somos amigos sé que dirás exactamente lo que piensas, por eso me importa.

— Bien, si quieres hacerlo adelante, hazlo, sigue el ejemplo de Abraham. Ve, abandona a tu hermana y los demás, salva al mundo y deja atrás el hogar ahora que todavía puedes hacerlo, no hemos pasado tanto tiempo en el bucle, no hay riesgo de que mueras por ello. — Victor se quedó callado por unos segundos antes de hablar.

— Bien, puedo responder a eso. En primer lugar, no quiero hacer exactamente lo mismo que Abe, yo quiero conocer el mundo, conocer lugares más allá de los bucles, solo como explorador. Segundo lugar, no dejaría a Bronwyn, la convencería de ir conmigo, también a Arantza, pero ella ya dejó claro que ni en un millón de años... — Enoch lo interrumpió tras mencionar a Arantza.

— Un momento ¿se lo dijiste a Arantza?

— Sí, hace unos días, le propuse ir conmigo y con Bronwyn, pero dijo que no y que me fuera el infierno... Bueno no dijo eso, pero es lo que quiso decir. — se hizo un silencio un tanto incómodo que fue roto segundos después cuando Victor chasqueó la lengua y volvió a hablar— La verdad me sorprendió un poco que dijera que no, a menudo menciona lo lindo que sería visitar ese país que tanto le gusta, no recuerdo cual es.

— Italia— murmuró Enoch—, específicamente la basílica de Santa María del Fiore, en la plaza del Duomo.

— Sí, eso— respondió Victor, restándole importancia—. El punto es que a ella también le gustaría salir, pero no quiere dejar el hogar... No quiere dejarte a ti.

— Otra vez con eso, ¿por qué tienen esa idea? — Victor rió ligeramente ante tal cuestión.

— ¿Recuerdas a una de las niñas de Avocet? La que decía que podía ver las conexiones de las personas o algo así.