—Cómo explicarlo... Heine es... muy raro, muy suyo, muy... no sé.
Orión procura enfatizar sus ideas con una excesiva articulación en las manos. Además, habla apelotonando las palabras, rápido y con un suave acento valenciano.
—La verdad es que Orión es el tío más raro que me he cruzado nunca...
Por el contrario, Heine trata el tema cauteloso y tranquilo. Se le escapa una risa floja nada más pensar en aquel sobre quien está hablando. Podría ser una risa transparente, de esas adorablemente bobas de película romántica, pero todavía se necesita conocerlo un poco más para llegar a esa conclusión.
Lo que sí está claro es que su acento se marca mucho más que el de Orión. En estado de nervios, pese a tener un castellano nativo, parece como si su propio conocimiento del español se le olvidase y todo le sonase germano.
—No se llama Heine, realmente se llama Marcos... Es mitad y mitad, español y alemán. Pero siempre se presenta como Heine. Se escribe como la cerveza pero no se dice igual, se dice... ain, seco, aspirando la h, ¡ain! Y se escribe H-e-i-n-e...
Orión ha hecho un intento de tono alemán de lo más pobre. Cuando quiere decir alguna palabra en esta lengua, Orión destaca todas y cada una de sus características estereotípicas: hace cara de enfadado, agrava su tono de voz e intensifica las vocales.
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Tú conmigo y yo conmigo
RomanceLos polos opuestos se atraen. Esto suena muy romántico, pero Orión Calabuig y Marcos Heine no viven en ningún cliché amoroso, sino más bien todo lo contrario. Desde que se conocieron en un autobús y tuvieron la estúpida idea de quedar todos los vier...