Prólogo

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Clariss

Hoy es domingo, un domingo de marzo por la tarde, y camino con mi hermana menor hacia el centro y costa de la ciudad.

Estamos en verano, pero el clima parece primaveral.

Hablamos y reímos, ajenas a lo que sucede a nuestro alrededor.

Cruzamos la calle y se escucha un automóvil que frena audiblemente a distancia y va con la música alta, miro por encima de mi hombro derecho para ver bien donde está, y qué se ve en el mismo.

Es una camioneta Audi de color gris oscuro con los vidrios polarizados, la ventana del conductor está baja hasta la mitad, pero ni así logro ver el interior.

Solo se ve oscuridad.

Ya no voy ajena a todo a mi alrededor, estoy alerta.

Miro hacia adelante.
Sigo caminando y hablando con mi hermana, hago como que no le doy importancia a aquella camioneta y sus posibles ocupantes.

Caminamos una cuadra, y otra, y veo de reojo que la camioneta se mueve a nuestras espaldas y queda a una cuadra de distancia.

Llegamos a un cruce de calles en las que no podrá seguir, entonces respiro aliviada sabiendo que ya debería doblar y no la veré más.

—¿Qué pasa, Clariss? —pregunta Jana.

Al parecer ella notó mi comportamiento extraño, a pesar de que intenté disimularlo. 

Ya no era una niña, tenía dieciséis años y no podía ocultarle nada desde que tenía ocho años.
Siempre fue muy perspicaz.

—Nada. Estaba viendo que una camioneta parecía seguirnos a una cuadra de distancia, pero ya dob...

Soy interrumpida por una mano en mi boca y nariz, la cual sostiene un pedazo de tela con un olor asqueroso.

Grito a través de la tela y la mano, intento liberarme con movimientos bruscos, del brazo que se enreda en mi cintura y la mano que me asfixia haciendo que huela lo que no quiero.

Pero la persona detrás de mí me tiene bien sujeta contra su duro cuerpo.

El corazón me late con fuerza y el olor en la tela me marea.

Tengo miedo y no sé lo que sucederá a continuación.

Antes de cerrar los ojos veo como mi hermana lucha en vano contra el hombre que la retiene delante de mí y cae inconsciente ante el olor en un pedazo de tela al igual que yo.

~

Nota:

Aquí todo se va descubriendo poco a poco, no obtendrás todas las respuestas con rapidez, y para comprender cada situación deberás leer más, más y más.

Al ser una historia de capítulos cortos, no se tarda tanto en obtener dichas respuestas.

Por el camino te encontrarás con algunos pequeños sustos, aunque nada malo ni grave sucederá.

Mi frase para resumir la historia es:

Sustos que dan gusto.

Posiblemente inicies la historia odiando al protagonista masculino, pero te irás queriéndolo.

(Es lo que me han dicho)

Destino sin opciones © [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora