Clariss
Su mirada anaranjada recorre mi figura en el impresionante vestido rojo, de arriba abajo y viceversa, su expresión en ellos cambia.
Encuentra mis ojos, y su mirada me hace querer esconderme.
Me mira como si quisiera devorarme.
—Belleza mía —murmura y se acerca a mí lentamente.
—No me llames así, y no te acerques —digo levantando mis manos al frente. Al llamarme de esa manera, compruebo que es el mismo hombre que me esposó. —¿Quién te crees que eres? ¿Por qué estoy aquí? —exijo.
Me agarra por las muñecas y me acerca a su cuerpo abruptamente.
—Te encuentras aquí porque eres todo lo que quiero, me cansé de verte a distancia.
—dice con intensidad, mirándome a los ojos.Frunzo el ceño.
—¿Qué pasó con mi hermana después de que me secuestraste? ¿Cómo pudiste dejarla allí tirada? —pregunto sin darle importancia a lo que dijo antes, y me zafo de su agarre tirando con fuerza.
—Ella está bien. Mis hombres se quedaron cerca hasta que despertó, y la vieron llegar a tu casa.
Lo dice con tanta calma que me dan ganas de golpearlo.
Nada de esto es para tomarlo con tanta tranquilidad.
—La policía me debe estar buscando, ¿lo habías pensado? Déjame ir. No te conozco, no entiendo por qué me tienes aquí. O qué quieres de mí.
—No, Clariss. La policía no te está buscando. Tus padres saben que estás bien y que te encuentras con tu novio, ahora nada secreto, quien quería sorprenderte.
Abro los ojos sin poder creer lo que dice.
No. Puede. Ser.
—¿Qué? —lo miro por varios segundos esperando que diga más, que se explique, pero no lo hace. Frustrada parpadeo las lágrimas que se acumulan en mis ojos. —No creerían eso, me conocen. Mi madre y hermana saben todo de mí —digo con confianza.
Es un hecho. Lo saben todo.
No creerían en las palabras de un desconocido.—Es lo que creían, pero dado el tiempo que llevas soltera y sus ganas secretas de que te enamores, lo creyeron. Yo mismo llamé para contarles todo.
Siento como si me desmoronara por dentro. La esperanza de salir de aquí, desaparece frente a mis ojos.
No hay escapatoria.
¿Qué sucederá conmigo?
—¿Quién eres? —pregunto mirándolo fijamente y tragando alrededor del nudo en mi garganta.
—Soy el tipo de hombre que al verlo de lejos, te haría cruzar a la vereda de enfrente, no por temor, sino porque soy todo lo que quieres y temes finalmente tener.
Levanto tan alto las cejas que seguro tocan el nacimiento de mi cabello.
—Estás loco —musito sin aliento. Me alejo de él hasta apoyarme en el placard a mi espalda. Por suerte no se acerca. —Sabes mi nombre, ¿cómo?
—Nos conocemos de antes, Clariss —sonríe. Se ve siniestro a través del pasamontañas. —Desde aquella primera vez que te vi, no hubo nada más que quisiera. Lo ocupabas todo. Fue y sigue siendo una locura.
Le doy la razón en algo.
Desde luego que es una locura.Y no sé si creer en algo de lo que dice.
Pero si es verdad, podría usarlo a mi favor.
—Dime tu nombre.
—No —responde negando con la cabeza. —Quiero que lo descubras sola. Te daré algo con lo que iniciar.
—¿Qué? —pregunto confundida.
—Mis iniciales —frunzo el ceño. —A. D.
—¿Anormal Diurno? —digo sin pensar.
Mi chiste no le hace gracia, acabo de decirlo y me encuentro de cara al placard con los brazos a la espalda y a este tipo enorme aplastándome contra el mueble.
Se me escapa un jadeo de sorpresa.
Mi corazón se acelera y trago saliva.
Hunde su cara en mi cuello e inhala.
Se acelera más.
—Belleza mía, cuando me provoques debes asegurarte de que podrás con lo que se te viene encima.
Desliza su mano por la abertura del vestido, toca mi pierna desnuda con la yema de los dedos y me remuevo de su agarre.
Pero no me suelta.
Siento un dolor agudo en la unión entre el hombro y el cuello.
—¡Aaaaay! —grito. Acaba de morderme. —Suéltame, idiota —Me remuevo de su agarre nuevamente y esta vez sí me suelta.
Toco la zona adolorida y miro mi mano, no hay sangre, pero sigue doliendo mucho.
Me voy al espejo del baño para ver los daños.
Tengo sus dientes muy bien marcados, salgo para decirle un par de cosas a ese bastardo asqueroso y veo que ya no está.
Camino hacia la puerta, y descubro que está con llave.
Le doy manotazos y patadas para quitarme el enojo por no poder golpearlo.
Su sigilo me deja perpleja, y asustada.
Podría entrar en cualquier momento, y no me daría cuenta.
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Destino sin opciones © [Editando]
Short StoryHistoria corta (DarkRomance) de 1000 palabras por capítulo. Sinopsis: El destino sorprende de muchas maneras. Buenas y malas, o aterradoras. Es difícil decidir lo que mejor se ajusta a esta historia. Clariss Galen es una chica normal, y tranquila qu...