Capítulo 16

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Clariss

El yate se sacudía con violencia. Necesitaba que alguien estuviera conmigo, tenía miedo, y sin pensarlo me encontré golpeando la puerta oculta llamando a Aidan.

Llamándolo por su nombre por primera vez. Aquel nombre que una vez me prometí que jamás pronunciaría.
No importaba, lo quería conmigo.

Él no dijo nada al respecto, vino a mi habitación y siguió abrazándome cuando nos acostamos de lado en la cama.

Tampoco me molestó que me llamara Belleza mía.

Ahora me sostiene, muy cerca, entre sus brazos mientras toca mi cabello.

El calor de su cuerpo y los masajes en mi cuero cabelludo, hacen que el temor se vaya.

Me acomodo más cerca, abrazándolo, y siento algo duro contra mi cadera. Me tenso entre sus brazos al sentir su... erección.

—Aidan... —susurro al levantar mi rostro y ver sus ojos bicolores.

—No le hagas caso —murmura apretando la mandíbula. —No busco aprovecharme de la situación. —Apoyo la cabeza en su pecho un poco más tranquila.

Un movimiento brusco del yate debido a la tormenta, hace que me tire encima del cuerpo de Aidan. Él no lo vio venir, y termino sobre él, abrazándolo con brazos y piernas.

Su erección se clava por completo en mi entrepierna. No llevo bragas, lo había olvidado hasta el momento y la bata negra subió hasta mis caderas.

—Aidan —gimo bajito en su oído, con la piel erizada y el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Siento todo el calor que desprende su erección a través de sus jeans. Mi clítoris late. Sus manos aprietan mis caderas con fuerza, y aquello me enciende más.

Un segundo después las muevo por aquel exquisito apretón.

—Quieta —aprieta más. Gimo moviéndome con más fuerza.

—¡Ay! —grito totalmente desprevenida ante la nalgada inesperada, y un momento después me encuentro de espaldas con su musculoso cuerpo encima.

—Si lo que quieres es un orgasmo, solo debis decirlo —susurra en mi oído mientras mordisquea el lóbulo de mi oreja.

Suspiro.

—Quiero que me beses —digo rodeando su cuello con mis brazos.

Mi petición nos toma por sorpresa a ambos. Deja mi lóbulo y mira mis ojos.

Se queda así unos segundos, solo se escucha el sonido del reloj que avanza, y luego desciende a mi rostro.

El corazón me late con mucha fuerza.

Cierro los ojos. Esperando.

Besa la punta de mi nariz, mis párpados cerrados, mejillas, mentón y frente. Lo hace con una ternura y suavidad que me derrite por dentro.

—Ahora es el turno de esta preciosura —susurra sobre mis labios.

Besa una comisura y luego la otra, entreabro los labios y mordisquea el inferior.

La sensación va directo a mi sexo.

Abro la boca para gemir, pero Aidan se traga mi gemido al iniciar el beso. Besa de manera suave pero demandante, recorre toda mi boca en busca de más áreas por explorar.

Destino sin opciones © [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora