Marlena's pov:
Me quedé impactada, la noticia no me la esperaba Max vio mi reacción y bajó del auto para abrir mi puerta. Salí del auto con su ayuda, el aún con la incertidumbre en los ojos me ayudó a salir del auto.
Cuando estuvimos frente a frente me puse en puntillas, llevé una mano hasta su cuello. Tomé sus labios con sorpresa el me siguió casi por inercia ya que aún se encontraba anonadado. Entrelazó sus manos alrededor de mi cuerpo.
Se sentía bien, un beso lento, amable y cariñoso nos fuimos separando cuando una luz nos dio en el rostro.
Esa luz era el carro de Enzo llegando Max trató de volverme a besar peor yo me las arregle para darle un pico corto y rápido en la comisura de sus labios y luego alejarme. Enzo pasó por detrás de nosotros con una botella de Vodka en la mano, medio vacía.
— Parece que hoy quieres besar a todos ¿no? —preguntó Enzo tomando de la botella.
Max trancó la mandíbula y apretó sus mano detrás de mi cuerpo.
— Max... —susurré haciendo que observara mis ojos—no
Enzo solo rió y trató de entrar en casa. Pero cuando fue a pasar por la puerta se giró y dijo.
— Lo de dormir contigo no sigue en pie ¿no? —preguntó enarcando una ceja—Sinceramente...—rió y miró a Max—¿Haz probado lo delicioso que besa tu novia?
Cuando escuché hablar a Enzo el corazón se me detuvo y la sangre dejó de correr en mi cuerpo.
— Sí, yo creo que la tuya no tanto por eso buscas a la mía.
Enzo sacó su de corazón mientras se giraba y entraba a la casa.
— Marlena, creo que es mejor que me vaya.
— Max... —murmuré pérdida sin saber que hacer
— Marlena, no vale la pena hablarlo a esta hora.
Caminé hasta el y tomé su barbilla delicadamente con una mano.
— Lo vale... no escuches a Enzo.
— Es difícil cuando dice que lo invitaste a dormir contigo. —volteó los ojos y volvió a su estado serio.
— Solo le dije que podía dormir en mi habitación...
— ¿Solo eso? —preguntó sarcástico
— Me refiero al sofá, no ves que lo hace para molestarte
Acortó la distancia dándome un pequeño y cálido beso de despedida.
— Amor, descansa, mañana hablaremos. —se despidió y subió al auto.
Dejé de mirar como Max se iba para adentrarme en la casa. Caminé por la casa hasta llegar a las escaleras por las cuales corrí para llegar a mi habitación.
Cuando llegué a mi puerta sentí alguien dentro. Abrí la puerta y me sorprendí.
Parece que esta noche no podrás enfriar la cabeza.
Se encontraba Enzo acostado en MI lado de la cama. Me acerqué para ver si estaba dormido.
— ¿Enzo? —murmuré agachándome pars ver su rostro de más cerca.
— A veces suenas tan simple, que parece que no eres capaz de romper un corazón. —murmuró boca abajo
— Yo no le he roto el corazón a nadie. —menté acariciando su cabello.
— Pues a mi sí.
Toqué su frente sintiéndolo caliente.
— Enzo, estás ardiendo en fiebre otra vez. —repetí cerca de su rostro para que abriera los ojos.
— Déjame dormir.
— Claro, con intoxicación alcohólica.
— Me haz hecho cosas peores —rió por la ironía.
— Enzo, no debes ponerte así por nadie.
— Tú no eres nadie, eres la mujer de mi vida y seré el hombre de la tuya. —murmuró abriendo los ojos y conectando con los míos.
— Enzo, por favor levántate, tengo que bañarte.
Él se levantó como pudo y lo llevé al cuarto de baño. Observaba a Enzo con una mezcla de preocupación y diversión. Sabía que él estaba enamorado de mi, pero verlo en ese estado tan vulnerable y torpe por el alcohol me generaba sentimientos encontrados. Con cuidado, lo ayudó a entrar en la ducha, asegurándose de que no se resbalara.
Enzo, con la mirada perdida y una sonrisa bobalicona, balbuceaba palabras incoherentes mientras yo ajustaba la temperatura del agua. Entre risas nerviosas, yo intentaba mantener la compostura y seguir adelante con la tarea de bañar a Enzo.
Mientras el agua caía sobre él, Enzo parecía relajarse un poco, aunque seguía lanzando piropos y declaraciones de amor entrecortadas. Realmente no sabía si reír o sentirme mal por él.
Envolví a Enzo en una toalla y lo ayudé a salir de la ducha, procurando que no tropezara en el camino. Mientras lo secaba con cuidado.
Entre risas nerviosas y susurros entrecortados, logré vestir a Enzo con ropas limpias y llevarlo hasta la cama. Con paciencia, le llevé un vaso de agua y le aseguré que todo estaría bien, que solo necesitaba descansar y recuperarse del exceso de alcohol.
— ¿Te puedes cambiar solo? —pregunté enarcando una ceja.
Él me miró confundido así que tomé la ramera blanca que llevaba por el borde y la levanté por la cabeza.
— ¿También me vas a bajar los pantalones? —en un tono más burlón preguntó.
— Si puedes burlarte puedes hacerlo solo —menté saliendo de la habitación
— Espera... perdón
— ¿Por cual de tu lista larga de cosas?
— Por todo. —un poco ronco sonó—Perdón, Marlena, no te vayas.
Como si no lo hubiese escuchado convirtiendo mi corazón de piedra salí de la habitación, hacia la de en frente. La habitación de Lilith, donde fui a poner la mano en el pomo para girarlo y oí un sonido digamos que sonido. Desistí así que bajé a la cocina para preparar dos té, para mi y para Mariana.
Bajé las escaleras dando briquitos hasta llegar abajo
Me encontraba en la cocina hirviendo el agua con las bolsitas del té en un mano y el limón en otra, cuando el agua ya estaba caliente puse las bolsitas en ella,junto con él limón y subí en dirección al cuarto de Mariana con una taza en cada mano.
Toqué la puerta con el pie y sentí cómo Lando habló:
— Mariana, está dormida.
Mierda, si, dormida.
Sentí la risa de Mariana dentro y el "shh" de Lando y reí por lo bajo. Tristemente regresé a mi habitación, donde Enzo estaba parado en la terraza.
— Creí que te dormirías. —dije adentrándome en mi habitación.
— Y yo que no volverías.
— Una vez yo también creí eso
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El Amor En La Última Vuelta
Romance❀Dedicatoria❀ Para esos amores que están en nuestro corazón y que la mente no es capaz de soltar, para esos amores que no son más que un capricho, pero que son tan reales como tú y como yo. Para esos amores que solo tú y tu persona especial saben q...