꧁Capitulo 21꧂

14 7 55
                                    

Enzo's pov:

3 años antes...

48 990,4546 horas antes:

Respira.

No debe ser más difícil que una carrera.

Inhala.

Exhala.

Sí, relájate.

Moví un poco mi cuerpo, tomé la corbata y traté de ponérmela. Pero, como siempre, mis manos torpes la enredaron en mi cuello, haciendo que me desesperara un poco más de lo que ya estaba.

— ¡Mamá! —grité desde mi habitación, haciendo un escándalo mientras salía a buscarla.

— ¿Otra vez ahogado? —preguntó mi madre, tratando de ocultar una sonrisa cuando me vio.

Con una mezcla de frustración y resignación, señalé con el dedo índice hacia mi cuello. Ella no pudo contenerse más y soltó una carcajada mientras se acercaba para desatar el lío que había hecho.

— No sé qué harías sin mí. —dijo mientras me ajustaba la corbata con habilidad.

Asentí en silencio, pero mi mente estaba en otro lado. Una preocupación que se hacía más grande a medida que el tiempo avanzaba.

¿Y si no me recuerda?

Inhala.

Exhala.

Inhala.

Exhala.

Es solo Marlena, tu amiga.

Relájate...

Me repetí a mí mismo, pero era inútil. Cuanto más lo repetía más crecía mi locura interna. El nerviosismo me estaba ganando.

Solté un suspiro agudo, tan notorio que mi madre me echó un vistazo preocupada.

— ¿Estás bien? —preguntó, indagando en mis ojos como si quisiera arrancar de ahí la verdad.

Asentí con la cabeza rápidamente y desvié mi mirada hacia la puerta. No quería que ella supiera lo que realmente pasaba por mi mente, no debía preocuparse porque era mi primer gala como piloto.

Elliot dijo que ella iría, pero... ¿y si no?

¿Y si Marlena no aparece? ¿Y si ha cambiado? Tal vez... tal vez ya ni siquiera me recuerde.

O peor aún... ¿tendrá novio?

Ese pensamiento me golpeó de lleno. Sacudí la cabeza. No, no importa. No debería importarme.

— ¿Hijo, estás seguro de que te encuentras bien? —insistió mi madre mientras finalizaba el nudo de la corbata, su voz llena de una preocupación sincera.

— Sí, solo me aprieta un poco. —murmuré, ajustando la corbata con los dedos para distraerme. No podía preocuparla más de lo que ya lo hacía.

Justo en ese momento, mi teléfono vibró en el bolsillo. Lo saqué rápidamente y miré la pantalla. Era Elliot.

📞Elliot: Estamos llegando.

📞Enzo: En unos segundos llego.

Corté la llamada y guardé el teléfono. Mi corazón comenzó a latir más rápido, sabiendo que el momento estaba cada vez más cerca. Me incliné y dejé un beso suave en la cabeza de mi madre.

— No me esperes despierta. —le dije antes de salir.

— Suerte en tu primera gala. —respondió ella, dándome un beso en la frente.

El Amor En La Última VueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora