Lilith's pov:
Habían pasado días en Escocia. Marlena, Mariana y yo estábamos hablando en mi habitación. La conversación giraba en torno al castillo, un tema que parecía tener a Marlena encasillada en su idea de que no era deber de otra persona cuidar a los niños. Ayer, Mariana nos había sorprendido con la noticia de que dejaría la carrera de derecho para dedicarse a algo que realmente le apasionaba. Todos le dijimos que lo pensara bien, ya que solo le quedaba un año para terminar.
Los chicos, Charles, Carlos y Pierre, habían venido con sus novias porque había comenzado las vacaciones de los pilotos; por suerte para ellos, Enzo y Lando no tendrían que inventar excusas sobre estar enfermos para poder disfrutar de este tiempo aquí con nosotros.
— Mariana, tu novio me mostró unas fotos que tomaste con una cámara digital —dijo Enzo al entrar a la habitación con una bandeja de refrescos—. Me gustaron bastante y hablé con mi jefe de equipo, al cual también le gustaron. Bueno, nos falta una fotógrafa.
— ¿Y quieres que sea yo? —preguntó Mariana con un tono de duda.
— Sí. También necesitamos una abogada y pensé en Marlena —interrumpió Carlos mientras sostenía una cerveza en la mano.
— Acepto si Marlena acepta —concluyó Mariana, mirando a su prima.
— ¿Trabajar para RedBull? —preguntó Marlena con cierta incredulidad.
— Vamos, Marlena, sabemos que mueres por decir que sí —Carlos hizo un puchero mientras observaba la sonrisa de Marlena, lo cual pareció convencerla.
— Acepto —dijo finalmente, mirando a Carlos con determinación.
Enzo se acercó a ella con una sonrisa radiante e intentó besarla felizmente, pero ella respondió solo con un pico corto.
— No estés tan feliz —advirtió Carlos mirando a Enzo—. Ella aceptó por mí.
— No lo creo —respondió Enzo con confianza mientras Marlena le guiñaba un ojo a Carlos de manera divertida—. ¿Marlena?
— Lo siento, es mi piloto favorito; hay niveles —rió ella mientras se levantaba de la cama.
— Entonces RedBull ya tiene nuevas trabajadoras —anunció Charles al entrar—. Max y yo tendremos que esforzarnos más con estas dos mujeres en el equipo contrario.
— Aún así no te librarás de mí —rió Mariana mientras le lanzaba una mirada al monaguense.
Todos comenzamos a salir de la habitación y caminamos hacia la terraza donde había un par de mesitas con sombrillas y cubetas llenas de hielo y bebidas refrescantes.
De repente, entró la niña llorando, acercándose a su tío con el rostro rojo y los ojos llenos de lágrimas.
— Tito, mi hermano dice que lo quieres más que a mí —dijo ella entre sollozos.
— No, princesa, no llores —respondió él dejando un beso en su mejilla—. Tú eres mi niña favorita.
— ¡Chico! —gritó Mariana fingiendo molestia hacia el adolescente que estaba al borde de la piscina mirando su teléfono—. ¿Qué edad tienes?
— Dieciséis —respondió él sin mirar.
— Parece que tienes cinco. ¿Eres tonto? —preguntó su tío tomando a la niña en brazos—. ¿Cómo le dices eso a la pequeña?
— ¿Cómo la dejaste con Elliot? —replicó el chico desinteresadamente mientras todos intercambiábamos miradas sorprendidas.
Enzo se quedó boquiabierto preguntándose cómo sabía eso; simplemente decidió ignorarlo.
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El Amor En La Última Vuelta
Roman d'amour❀Dedicatoria❀ Para esos amores que están en nuestro corazón y que la mente no es capaz de soltar, para esos amores que no son más que un capricho, pero que son tan reales como tú y como yo. Para esos amores que solo tú y tu persona especial saben q...