꧁Capitulo 24꧂

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Mariana's Pov:

3 años después:

Se nos hacía tarde para buscar a Camille y Emilian en casa de Marlena. Max y ella tenían que ir a una entrevista que les habían ofrecido por las polémicas que querían aplacar. Sí, Lando se había quedado dormido y no me había despertado. Nos encontrábamos en el coche casi llegando a la casa de mi prima.

Mi novio llevaba un pantalón holgado negro y un suéter blanco, junto a unos zapatos blancos. Mientras yo llevaba un vestido de tirantes, un poco veraniego, color verde pastel. Cortado diagonalmente en el borde, plisado de un lado con un lasito al final y con un escote corazón.

Él llevaba su mano en mi muslo apretandolo levemente mientras conducía con la otra. Mi mano estaba encima de la suya haciendo cariños y jugando con sus anillos.

— ¿Qué piensas del casamiento? —soltó él de pronto

¿Matrimonio?

— Creo que es como un contrato.

— ¿Un contrato? —preguntó soltando una pequeña risa

— Es como poner en un papel el amor, no lo entiendo. —finalicé frustrada

— Pero... —desvió su mirada de la carretera hacia mí

— Mira al frente, piloto. —bromié al sentirme confundida con esta charla.

— ¿Pero no sería bonito casarse? —volvió a hablar fijando su vista en la calle

— Tal vez, no pienso en eso. —murmuré dejando de mirarlo y vagando mi vista por la ventanilla.

Él alejó su mano de mi muslo y se aclaró la garganta como si fuera a hablar otra vez pero calló, volvió a poner sus dos manos en el volante y siguió su vista en el camino. Yo tomé su mano y la volví a poner en mi muslo. Porque me gustaba la sensación que me causaba tenerlo cerca.

Él aparcó en frente de la casa de mi prima y nos bajamos. Caminamos hasta la puerta de la mano. Él fue a tocar el timbre pero Max abrió la puerta.

— ¡Vaya, hasta que al fin llegan! —expresó Max malhumorado

— Quita, coño, que vengo a cuidar a tu hija, no a soportarte. —expresé dando un leve empujonsito al hombre para adentrarme en la casa.

— ¡Titos! —alegó la niña sentada en el sofá sonriente a un lado de Marlena.

Él niño se quedó mirándonos desde el sofá.

— ¿Nerviosa? —preguntó Lando entrando detrás de mí

— Solo un poco. —dijo Marlena suspirando.

Caminé hasta la niña y la abracé, luego al niño.

— ¡Camille! ¡Emilian!—hablé apretando sus mejillas

— Hola, extraña. —murmuró Marlena sonriendo mientras me observaba

— Hola, extraña. —reí caminando para saludarla

— Recuerda, tienes que darles las vitaminas C y D a las...

— Sí, madrastra, mandona. —protesté mientras ella se molestaba en darme una vez más el horario de la pequeña.

— ¿A qué hora tienes que dormir? —preguntó Marlena mirando a Camille

— A las ocho.

— Siete y media. —aseguró riendo el niño mientras Marlena lo regañaba con la mirada por la burla.

— Marlena... —llamó Lando a mi prima desde la cocina—¿Puedes venir?

— Un momento. —expresó mirando al chico que se asomaba—Tienes que comer...

El Amor En La Última VueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora