꧁Capitulo 11꧂

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Mariana's POV:

Me levanté temprano porque, sinceramente, quería poner orden en esta casa. La luz del sol apenas comenzaba a filtrarse por las ventanas, y el silencio reinante me dio la energía que necesitaba para empezar el día con buen pie. Con cuidado de no despertar al piloto que dormía a mi lado, traté de pararme de la cama sin hacer ruido. Le di un beso en la frente, viéndolo dormir tan pacíficamente.

Me di una ducha rápida, dejando que el agua caliente me despejara la mente. Mientras me secaba el cabello, empecé a pensar en la lista de tareas que necesitaba hacer. Sabía que si quería que todo funcionara bien, debía organizarme.

Colgué la lista en la puerta del refrigerador de Marlena, asegurándome de que todos la vieran al pasar.

Luego, me dirigí a la cocina. Me sentía motivada, así que decidí preparar un desayuno sustancioso para todos. Hice huevos revueltos, panqueques esponjosos y tostadas doradas. El aroma de la comida comenzó a llenar la casa, y eso siempre traía a todos a la cocina.

Al rato, Marlena apareció hambrienta, con el cabello desordenado y una expresión de sorpresa al ver la mesa llena de comida.

Le expliqué sobre la lista de tareas mientras ella devoraba un panqueque. Comenzó a contarme todo lo que había pasado desde que llegué, pero nuestras palabras se detuvieron cuando escuchamos pasos en el pasillo. Elliot apareció en la cocina, protestando porque tenía hambre.

— ¡Por fin! —exclamó, uniéndose a nuestra conversación—. No puedo creer que me haya perdido el desayuno de Mariana.

Nos contó sobre sus recientes desventuras con Lilith, y poco a poco la conversación se tornó más ligera, llena de risas y anécdotas. Justo cuando pensábamos que todo iba bien, Lilith hizo su aparición, luciendo indignada.

— ¿En serio tengo que limpiar los baños? —dijo con un tono de protesta que nos hizo reír.

— Es en parejas —le expliqué—. Elliot va a limpiar la casa y tú los baños. Pueden ayudarse.

Miré cómplice a mi hermano, quien no parecía disgustado con la idea.

— Parece que Pierre y tú se llevan bien —mencionó Marlena, atrayendo todas las miradas hacia Lilith.

— Es muy buena compañía, me agrada mucho —respondió Lilith con una sonrisa tímida.

Elliot casi se atragantó con su panqueque al escucharla y tomó un sorbo de su jugo de vegetales mientras ponía los ojos en blanco.

— ¿Te agrada o te lo tiras? —preguntó celoso mi hermano.

— Me agrada —finalizó Lilith, levantándose de la mesa con su plato en la mano y dirigiéndose a su cuarto.

En ese momento, Enzo entró en la cocina y preguntó:

— ¿Lando está durmiendo aún?

— Sí, ahora iré a verlo —respondí mientras me levantaba de la mesa.

Caminé lentamente hacia la habitación donde sabía que Lando estaba. Al llegar, me quedé parada frente a la puerta y vi su figura reflejada en el espejo.

— Buenos días, ladrona —sonrió al verme y me atrajo hacia él para besarme suavemente en la comisura de los labios—. Te queda lindo.

Se refería al friendship brazalete que tomé ayer de su brazo, uno que decía: Mrs. Norris. Sentí un escalofrío recorrerme mientras él tomaba mis labios otra vez, presionándome contra la puerta abierta para un beso más apasionado.

— Que manía de encontrarmelos ¿no? —dijo Enzo interrumpiendo el beso con un tono burlón.

— Siempre interrumpiendo —murmuró Lando contra mi cabeza, dejándome un beso antes de alejarse—. Ahora vuelvo.

El Amor En La Última VueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora