Prólogo

4.5K 241 89
                                    

Todo estaba en blanco y en un silencio tan profundo que podría asegurar que estaba sorda. No sabía qué lugar era, no sabía qué día era, no sabía qué hora era, ni siquiera sabía por qué llegué a este lugar, simplemente no tenía pensamientos, estaba tan confundida....
Poco a poco las imágenes se fueron esclareciendo en mí, intentando saber cómo fue que llegué a este paradero...

Me llamo Lilian, tengo 17 años y asisto a mi último año de secundaria. Cuento con la fortuna de tener una maravillosa familia que me cubre con su amor, amigas muy queridas y comprensivas, y mucha gente a mi alrededor que es muy preciada para mí. En mi tiempo de ocio suelo salir con mis amigas, patinar en hielo de vez en cuando y también leer historias románticas; diría que ese es mi pasatiempo favorito. Mi vida es común y tranquila, llena de sueños propios de mi edad, nada que pudiera preocuparme tanto, al menos todo era parejo hasta que un día llegó a mí la peor tragedia que pude conocer, recomendada como una historia que parecía ser la más prometedora, una mezcla entre fantasía, reencarnación, amor y una hermosa protagonista y chicos muy guapos ¡que interesante se oía!, era..."La Emperatriz Abandonada".

Jamás podría haber imaginado lo que ocurriría después... esa historia cambió mi vida.

 La pobre protagonista víctima de un malvado príncipe, el tirano que jamás podré dejar de odiar, el personaje que odio con todas mis fuerzas, Ruvellis. Después de que su vida tortuosa finalizara de la manera más injusta y cruel, una misteriosa deidad le da una segunda oportunidad para evitar su final tan terrible, ¡uf que genial!, ahora sí podría vengarse la chica y encontrar un mejor hombre y tener una mejor vida y que ese desgraciado pague... al menos eso quería y pensaba que ocurriría, pero la historia avanzó y nada de eso sucedió. De hecho todo resultó mejor para él, ¿qué caso tiene una historia así?. Lo único que pude concluir de la historia fue que me dejó un mal sabor de boca, por lo que terminé odiándola, al igual que otras historias que alguna vez conocí. Sin embargo, había algo que me inquietaba, algo que no me dejaba continuar mi vida en paz.

Los días fueron pasando, la comunidad que seguía la historia era un campo de batalla, aunque muchas veces me hacía entrar en razón, lo cierto era que mi problema estaba con el protagonista masculino, no me estaba dando cuenta que ese desgraciado, incluso siendo un personaje ficticio era tan maldito, que estaba consumiendo mi paz y transformándola en un gran odio, un odio que me acompañaba de día y de noche.
Sin darme cuenta, fui cambiando radicalmente, pronto comencé a unirme a la comunidad tóxica de la historia. Cada día eran batallas campales discutiendo con las defensoras del protagonista, creyendo ciegamente en él... pobres tontas que les gustaba sufrir y de seguro nunca conseguirían un amor sano y bueno. me compadecía de ellas.

Pasaba el tiempo, y mi pasatiempo leyendo novelas románticas se había transformado en una guerrilla diaria atacando al protagonista de la historia y a todas las que se atrevieran a defenderlo, de hecho era tanto lo que me involucraba, que caí en una psicopatía tóxica amedrentando a los seguidores más odiosos con los que me topaba.
todos los días eran así, me dedicaba a echar abajo los argumentos mediocres de sus defensoras, participando activamente en la comunidad heater, pero era algo repetitivo, algo desgastante, algo que aunque gritara a los cuatro vientos nunca podría desahogar mi odio, un odio que iba creciendo día a día. 

Un día me cansé, me cansé incluso de la comunidad tóxica, ellas eran demasiado blandas también... así que decidí cruzar la línea que jamás debió tocarse, la línea que sólo se cruza cuando ya se ha perdido totalmente la cordura...
Como no podía gritarle mi odio a un personaje ficticio pero él sí había podido dañarme en la realidad, me desquité con lo más cercano que podía... me fui al lado oscuro de la comunidad, quienes atacaban arduamente a la autora de la historia, aún así, pronto esa comunidad quedó pequeña para mí, mi locura me estaba haciendo ir más allá de lo racional. Como ya no había nadie que me apoyara en las comunidades, tomé iniciativa propia en mi plan, por lo que todos los días redactaba una carta de odio hacia la autora, sabía que era difícil hacerle llegar mis palabras, así que al menos plagaría toda la red con mi odio por ella y su personaje maldito, al menos no la dejaría en en paz, puesto que su historia me quitó toda la tranquilidad.
Así continúe, y continúe día tras día,  sentía mucha ira que se iba acumulando en mí y ella sería el contenedor en el cual la depositaría.
Sin embargo, ya no podía más, esos oscuros e irracionales sentimientos consumían todas mis energías, era un ciclo que no podía detener, me sentía ahogada en horribles pensamientos que me seguían todo el día, haciendo que me alejara un poco de las personas que quería, estaba cayendo demasiado bajo...

Reencarné en la historia que odio (Fanfic Emperatriz Abandonada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora