Digna compostura.

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"¿Lili?, Lili eres tú, ¡qué alegría verte!" -La chica de cabellos oscuros me brindó un fuerte abrazo, como si no nos hubiésemos visto en años me abrazó por un buen tiempo.- "Que bueno que estés aquí, te he extrañado."

"Buenas tardes Jieun, me alegra verte también" -Correspondí afectuosamente a su abrazo.

Pasamos al patio interior de su palacio para acomodarnos y tomar el té. Ella se veía bien a simple vista, delicada y con un aire muy refinado, incluso para tomar asiento se veía delicada, como dijo el emperador, recordaba en esos pequeños detalles a Aristia.

"¿Y qué tal van tus días Jieun?"

"Como siempre en verdad, lleno de tareas y ocupaciones, con pocos momentos para respirar y no olvidar quién fui en algún momento de mi vida. Sólo espero estar haciendo bien las cosas." -Respondió un tanto acongojada. 

"Por un lado es bueno ver que estás luchando por continuar con tu nueva vida."

"Es que me di cuenta de que no tiene caso estar en contra, si bien aún no me acostumbro a esta vida, sé que no tengo opción, no regresaré a casa jamás, por lo que no tiene caso que viva aferrada a esa idea y por otro lado amargue mi existencia aquí. Entendí que quedé atrapada en este mundo y debo comenzar a ser feliz aquí, aunque jamás en mi vida se me hubiese pasado por la cabeza el sueño de ser Emperatriz, ji, ji, ji." -Rió con un poco de melancolía.

"Hmph... supongo que pensamos igual, je, je, je."

Por un lado, me dio tristeza el comentario de Jieun, pese a que he ido empatizando más con ella, muchas veces olvidaba que ella era otro ser humano, ya no un nombre escrito en una novela, sino que una chica, que al igual que yo, extrañaba su casa, es más, a diferencia de mí, ella estaba viviendo su vida normalmente y de momento llega aquí, sin conocimiento alguno, desapareciendo para su familia, por lo que quizás hasta para su familia sería un hecho complicado.

"Aunque insisto que para ti es más fácil, es un poco injusto que no tengas muchas obligaciones" -Pronunció en un tono berrinchudo.

"Ja, ja, ja, no, no me mal entiendas, no creas que es fácil para mí también. Pero cualquier cosa, en un futuro estaré para ayudarte en algunas de tus labores como Emperatriz, por eso mismo me han otorgado estas obligaciones, de lo contrario, tendrías que estar en mi lugar, además de hacer tus actividades."

"¡Es en serio!, ah, no creo que podría con tanto. Creo que me anima más saber que podré contar contigo. Gracias por eso Lili."

"Está bien, pero no creas que porque estaré contigo me podrás dejar todo el trabajo, debes continuar con tu ritmo, ji, ji, ji"

"Sí, lo sé, pero no serás esposa de Ruve, ¿verdad?"

"¿Te refieres como a una concubina?, oh por favor, claro que nunca, no, jamás, ni en sueños."

"Está bien, eso me deja más tranquila, ji, ji, ji."

"Je, je, supongo que te has familiarizado con la idea de que sea tu esposo."

"Es que, además de estar comprometida, por lo que he ido aprendiendo, sé que el emperador puede tener a su esposa que será la emperatriz, pero también puede tener varias concubinas, por ejemplo, si no hubieses aparecido, Aristia sería la segunda esposa de Ruve y realmente no me sentiría muy a gusto con eso...es que, para mí la idea de un esposo es que sea sólo mío."

"Sí, te entiendo completamente. Pero puedo asegurarte de que no tengo ni el más mínimo interés en el príncipe, mi única relación con él, es que debo procurar su bienestar al igual que contigo, pero ni siquiera tengo el interés de ser una amiga o algo parecido, je, je, je, no le tengo mucho agrado"

Reencarné en la historia que odio (Fanfic Emperatriz Abandonada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora