#3

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Mike lavó los platos.

– Me ibas a enseñar a jotear, ¿no?

– Definitivamente, de esta no te escapas. – se secó las manos. – ¿traes una latita de leche condensada?

– Obvio – fue a la cocina y volvió con una.

– Perfecto, ¿me la rocías en el cuello y mi boca?

– Si quieres... – la comenzó a hacer escurrir por esas dos zonas. 

Admiró el resultado. 

– ¿Te excitaste de nuevo? – tenía el mentón medio levantado para dejar que se aprecie mejor.

– Mmm, quizás un poco. – se aclaró la garganta.

– ¿Me lo limpias?

– Vale – iba a la cocina de nuevo.

– ¡No, Trolli tonto! tu cerebro joto te debería decir qué hacer.

– Disculpa, pero no tengo "cerebro joto", tengo uno normal. – se puso en frente de él. – ¿ahora qué carajos hago?

– Piensa un poco.

– ... – entendió qué hacer.

Le levantó más la barbilla y le dio una lamida en el cuello.

– Creo que ya entiendes... – sintió unos chupones y mordidas. – mgh⁓

Le había limpiado todo, desde la boca a la clavícula. Ni rastros de leche.

– ¿Listo? – se secó los labios con el cuello de su camiseta.

– Sí. Bien hecho Trolli, supiste qué hacer.

– No fue tan difícil.

Mike fue a lavarse con agua los últimos rastros para evitar quedar pegajoso por el azúcar.

– Ahora tráeme un plátano, tengo hambre. 

– ¿¡Quieres que te traiga una sopa también?! – bufó. – no soy tu maldita sirvienta.

– Oh Trolli, podrías serlo. – rio.

– Joto sin causa. – se fue negando con la cabeza. Trajo un plátano y se lo entregó.

– Gracias querido novio. – lo comenzó a pelar. – el resto de leche condensada por favor.

– Aquí está...

– Bien – la dejó caer por la punta del plátano hacia abajo y comenzó a comer por un costado. – mmm⁓ rico.

– ... – sus ojos parecían perderse en las mordidas que le daba Mike. – dudo de mi sexualidad de una manera que no te imaginas... – casi babea al verle la leche condensada en los labios. 

– Hombre, has crecido con un joto al lado, no eres completamente hetero. – rio.

– Hum, eso es cierto. Es imposible ser hetero teniéndote a ti al lado. – se acercó. – no puedo evitar ver con atención los músculos de tu boca. Como se mueven, es... atrapante. – le tomó el mentón. – me gustaría verlo, pero allá abajo, ¿puedes?

– Aún no terminamos, después.

– Joder, ¡no hagas cosas tan excitantes!

– Me gusta verte excitado, porque me excito yo.

– ¿Por qué no me sorprende?

– ¿Tienes un juguete?

– No

– Hubiera sido divertido, en fin. Ya vi toda tu homosexualidad, jotear es algo que sale solo, así que ponte en marcha que esta noche tendrás mucho tiempo. – le dio un toque en la nariz como si de un niño se tratara.

– Oye... – se molestó y le dio una indolora cachetada, medio de broma. 

– Oh, ¿andamos de malas? – bufó.

– Creo que la cachetada te la merecías, pero más abajo...

– ¿¡Ves?! ¡te sale solo, tonto azabache gay!

– ¿¡Tonto azabache gay?! soy bi.

– Meh – se encogió de hombros. 

– Y no soy tu novio.

– Sí soy.

– No lo eres, Mikel.

– Ya veremos.

¡Cómo Jotear, con Mikecrack! | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora