Jeonghan es el amo del inframundo lleva siglos reinando con malicia sobre las almas condenadas, su carita angelical ha engañado a miles destruyendo imperios, coleccionando almas y construyendo una familia a la que ama pero quiere torturar por igual...
Esta historia va a tener muchos personajes y menciones varias a los lugares del inframundo en que se encuentran, para elaborar este mapa usé como referencia el mapa creado en Caballeros del zodiaco: saga de hades y notas de la Divina Comedia de Dante Alighieri sin embargo hice cambios para adaptar el mapa a mi historia, cada punto va a tener una foto de su respectivo guardian o guardianes y las generalidades de cada lugar , espero que no se enreden mucho y ahora si arranquemos.
El poder de Jeonghan fue suficiente para crear el Inframundo al inicio de los tiempos. Es el mundo a donde las almas de los vivos van luego de la muerte y el limbo, las almas al llegar, deben entrar por el portón infernal y cruzar Yogan el río de lava, tras cruzar, deben esperar en la primera prisión para ser enjuiciados por sus pecados, y dependiendo de estos el juez a cargo les asignará una de las ocho prisiones o varias. Las almas son torturadas para toda la eternidad.
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1. El Portón Infernal es un enorme arco de piedra en la entrada del Inframundo, cumple la función de dar el siguiente mensaje a las almas que llegan:
"Todo el que entré aquí deberá abandonar toda esperanza." Cortesía de Yoongi.
En el portón espera el general Yugyeom listo para pesar las almas y sus pecados junto al objeto más significativo en su existencia si el peso no vale el aterrador guardian blande su espada para alejar a las almas del ardiente rio, pero si el peso vale les da paso para subir a la balsa del segundo general ...
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2. El Río Yongan esta a la orilla del porton, el guardian Bambam permite a las almas subir despues del pesaje, desde su timón observa a los desgraciados que se quedan a las orillas del río eternamente, algunos en profunda desesperación, intentan cruzar el río, hundiéndose y quemandose en el fondo del río por toda la eternidad, pero subir al barco no es garantía el guardian goza maniobrar su nave y lanzar a los incautos por la borda.
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