6

63 6 26
                                    

Capítulo medio largo y no tan chistoso.

Giudecca no era en ese momento un simple salón del trono, se había transformado en un tribunal con todos los jueces anticipando el motivo de tal reunión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Giudecca no era en ese momento un simple salón del trono, se había transformado en un tribunal con todos los jueces anticipando el motivo de tal reunión.

Los tres señores mayores observaban desde sus tronos usando sus tunicas negras de juicio, en medio del salón completamente rodeados estaban los cinco hijos de Satanás aguardando silenciosamente por el ya conocido castigo. Jeonghan se puso en pie para dar el discurso precedente a la condena y todos 5 rodaron los ojos con fastidio, desde su trono Mingyu no pudo evitar sonreír a los mocosos que aunque Jeonghan se quejara eran demasiado parecidos a él, Tzuyufer soltó un risita que ahogó con un ataque de tos y miró a su papá.

—Hoy los he reunido a todos para llevar a cabo una condena, los acusados han mostrado por milenios ser jueces implacables pero han ocultado cosas, han puesto su placer en detrimento del funcionamiento de nuestro hogar, el mundo que creé y que se ha mantenido por la disciplina y el trabajo que cada uno de los presentes ha puesto pero este mundo aunque no es frágil depende de que cada juez, verdugo y demonio haga su deber con ahínco, sin embargo mis hijos han desafiado continuamente su labor, abandonando sus puestos, creando sombras de sí mismos para engañarme... a mi ja... más de una vez en el último milenio he descubierto sus trucos para ir a la superficie, han traicionado mi confianza y la han empañado por buscar compañía con esos sucios mortales, se han contagiado de su inmundicia y ahora por eso serán castigados... Tzuyufer regresa a tu lugar al lado del trono en tanto ustedes.

Satankey volvió a rodar los ojos esperando el castigo de limpiar celdas, o usar sus poderes sobre el otro y suspiró listo para la pataleta número 200 de su papá

La voz dulzona y burlona de Jeonghan resonó en Giudecca — Los cuatro serán arrojados a la asquerosa superficie que tanto aman hasta que yo considere perdonar sus faltas o hasta que se arrastren por mi perdón, he sido muy blando así que sus poderes serán removidos y serán como cualquier alimaña humana, no morirán pero desearan hacerlo esa es mi voluntad.

El aire dejo de sentirse en el aposento, los jueces incluso estaban sorprendidos por el veredicto. —Comerán del fruto del sauce para regresar a el sus dones y...— la voz de Mingyu rompió el silencio —¡Ese no fue nuestro acuerdo Jeonghan!

—¡SILENCIO!- son mi progenie y me han ofendido a mi así que pagarán.

—Son mis hijos también, no los voy a mandar a sufrir, haz cambiado las reglas a tu antojo y no lo voy a permitir.

Exasperado Satanás respondió —No te estoy pidiendo permiso Mingyu, soy el soberano y acataran mi orden todos incluido tu.

La mirada de Mingyu se coloreó púrpura y se puso delante de sus hijos justo en frente a Jeonghan y su espada apareció en su mano haciendo que su esposo pasara su lengua por sus labios y riera.

—¿Estás dispuesto a traicionarme?— Haciendo una mueca y acomodando su lustroso cabello a un lado —Que tonto yo preguntar por algo que ya hiciste...

Malditos infiernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora