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Seungkwan alguna vez habia sido un romántico empedernido, las historias de amores épicos y duraderos como la del creador le calentaban el corazón y lo hacían pensar en que habia alguien en el mundo para vivir ese amor junto a él. Mientras vivió en el paraíso no se sintió particularmente atraído por nadie y nunca pasó mas alla de besos y un par de toques con nadie, en algún momento se sintió atraido por Jeonghan pero era un tarado demasiado arrogante y estaba perdidamente enamorado de Mingyu y Seungkwan jamás lastimaria a su amigo, es más con gran vergüenza se lo contó solo para recibir un abrazo de su Mingyu y una sonrisa "es hermoso, pero tu sabes que solo es eso" y cuanta razón habia tenido, ese "enamoramiento" se había transformado en una relación burlona en donde Jeonghan lo fastidiaba y el le pegaba pero cuando se trataba de Mingyu siempre estaban en la misma página.

Ese era Seungkwan antes, ahora las historias de amor no le gustaban porque le recordaban a la suya propia y eso le entristecía, y viendo allí a Mingyu con su piel ajada y grisácea le dolió más el recuerdo porque no entendía como de aquel amor tan grande quedaba su amigo perdiéndose en el dolor de la nada y un idiota ciego. Tocó con cariño la mejilla de Mingyu que estaba haciendose lentamente uno con el muro y desapareció para volver al lugar que más feliz lo había hecho. Aquel árbol de hallabong* donde había visto a Hansol por primera vez, en dónde se había atrevido a hablarle, en donde se besaron por primera vez, en donde reposaban sus cenizas y en donde se permitia sentir un poco más que ira, lloró por su amor perdido y por su querido hermano,estaba tan embebido mirando al mar que no sintió la burlona presencia a sus espaldas.

-¿Tu llorando? !Que débil eres Seungkwan!- El guardián ni siquiera se levantó para ver a su desagradable compañía.

-Saliendo de la cueva, ya te hacía falta pareces un fantasma.- Sowon no era buena con la falta de atención y había seguido a Seungkwan solamente para fastidiarlo, su vena cruel se saciaba usando recuerdos vergonzosos y tristes para dañar a su víctima y ahora que Mingyu no estaba podía fastidiar a su amiguito todo lo que quisiera.

-Para ser un guardian del inframundo eres bastante patético, llorando por un asqueroso humano, pena das.

-Llorar por un humano versus abrirse de piernas para un sinfín de humanos-Seungkwan sacudió los hombros aún mirando al horizonte- creo que en definitiva no soy el patético aquí, puedes irte, aprovecha a Jeonghan mientras puedas sabes de sobra que aún en su cama Mingyu estará primero en donde importa.- Seungkwan sonrió para sus adentros porque podía sentir la ira arrebujarse en Sowon y es ahí donde ganaba, le había dado en donde le dolía él siempre defendería a Mingyu.

-Tú amigo va a quedarse para siempre en el muro, Seungkwan y yo regiré junto a Jeonghan como debe ser, puedes ladrar como un cachorro rabioso y aún yo seguiré ganando-Sowon batió su cabello al viento con arrogancia y se puso frente a Seungkwan que aún seguía sin mirarla, el guardian rodó los ojos y aún sin mirarla solo resoplo:

-Quítate, me estorbas- Sowon apretó la mandíbula y los puños transpirando enojo- Soy tu reina así te pese, ahora arrodillate y mirame, es una orden.

-¿Porqué habría de arrodillarme? No te debo lealtad ni fidelidad, no eres más que una trepadora, justo como tu madre, anhelando un hombre que jamás le pertenecera, vete me fastidias.

Sowon lo cacheteó, sacándole sangre con su anillo y con una sonrisa se acercó al oído del guardián: - Yo encontré a tu humano asqueroso y se lo entregué a Jeonghan, yo le di la primera puñalada y me aseguré de que sufriera hasta el final.- Seungkwan abrió los ojos ante la confesión y lentamente empezó a dejar salir su látigo, pero una voz que hace mucho no escuchaba inundó su cabeza "se inteligente, no la ataques, es lo que quiere" una sensación de tranquilidad recorrió su cuerpo y lentamente volvió a sentarse poniendo la espalda contra el árbol mientras pelaba una fruta como si su mundo no acabara de ser sacudido.

-Vete Sowon, me aburres.

La señora del inframundo zapateo causando un pequeño sismo y desapareció, maldito Seungkwan, ya le cobraría por su afrenta.

-Namjoon sal de mi cabeza y sal de atrás del árbol.

Namjoon apareció precioso, imponente con una dulce sonrisa y una mirada cansada, flanqueado por Jun y Minghao que lo sostuvieron.

-Estás secandote... como Mingyu...
-Necesitamos tu ayuda Seungkwan, mantendremos este lugar intacto e invisible para los invitados desagradables y a cambio tienes que hablar con Taehyung, es la única forma de ayudar a Nam y a Gyu.

-Necesitan a Yoongi no a mi y para llegar a él necesitan a Tae. Si su hija no pudo ablandarlo ¿que te hace pensar que yo lo haré?

-Seungkwan hay demasiadas cosas en juego, el arbusto del que nacimos esta secándose y yo... estoy esperando un bebé.

-No... Namjoon... haré lo que pueda... espera mi señal, Jeonghan me tiene vigilado.

-Lo sabemos. Cuida a Mingyu Kwan.

-¡Tzuyufer déjame entrar!- Jeonghan estaba agotando su último recurso razonable con su hija que se rehusaba a dejarlo pasar a la segunda prisión

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-¡Tzuyufer déjame entrar!- Jeonghan estaba agotando su último recurso razonable con su hija que se rehusaba a dejarlo pasar a la segunda prisión.

-Eso me pasa por consentirla tanto, ¡Cría cuervos, cría cuervos! ¡Tzuyufer es la última vez que lo pido amablemente!- Su discurso fue interrumpido por el cachorro cerbero que se echó frente a él bloqueando la entrada de la prisión haciendo aún más difícil su ingreso, a cada paso que Jeonghan daba el cachorro mostraba sus aterradores colmillos mientras gruñia.

-Esto es ridículo, me harté- Jeonghan entró a la prisión para ver a su hija haciendo pucheros y dándole caricias al dragón que había crecido un montón, las criaturas de Satansoo le gruñeron al unisono y el ambiente se hizo más frío.

-¿Qué quieres papá? ¿Acaso no entiendes que no quiero hablar contigo? Mientras te rehuses a sacar a mi papi del muro no tengo nada que decirte salvo darte información de las prisiones, ahora vete por favor estoy ocupada- Tzuyu procedió a mirarse las uñas como si fueran lo más interesante del mundo.

Jeonghan sabía lo caprichosa que era su princesa, pero este capricho en particular no se lo iba a conceder.

-Deja tu grosería, esto es un problema entre tu padre y yo y tu no tienes cabida, opinión ni potestad en el, tu padre me faltó y debe pagar así de sencillo, eres mi princesa pero eso no te da derecho a exigirme que lo saque.

-Perfecto papá tu punto ha quedado claro y espero que el mío también, si vas a castigarme o a desterrarme avísame por lo menos, ya puedes irte.

Jeonghan pensaba que ella entendería y estaba harto de justificarse, salió de nuevo y fue a las habitaciones de Mingyu en donde se recostó para sentir el aroma de su hombre, lo extrañaba, a su sonrisa, sus abrazos y sus dulces besos pero debía aprender a estar sin él si al final Mingyu entendía su castigo todo estaría bien, aspirando el aroma de su ropa de seda metió la mano en sus pantalones y se tocó como Mingyu lo hubiera hecho, saciandose un poco se quedó dormido.

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Kimchicitoooooosssss volvi, segunda parte de otra mini maraton. Espero que les guste y no olviden darme amorcito, Jeonghan patrón lo agradece.

Malditos infiernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora