Malditos infiernos

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Mingyu era un hombre que intimidaba con su impresionante altura, estaba acostumbrado a que quienes no lo conocian estuvieran aprensivos ante su presencia pero una vez sonreía y mostraba su traviesa y torpe pero adorable personalidad muchos caían rendidos ante él.

Cuando abrió sus ojitos lo primero que vio fue la sonrisa de un par de niñitos rubios y sintió su cuerpecito ser levantado por un hombre de preciosa sonrisa y una voz hermosa que lo llevó junto a su hermanito a dormir de nuevo.

Mingyu tarareaba la melodía que su mamá Joy cantaba mientras su papá Sungjae pescaba con su hermano y ellos arreglaban el festín al orillas del lago Kawaguchiko*, se acercó al agua cristalina y vió a una criatura de ojos rojos y cabellos purpura que lo jalo a la profundidades del agua mientras en su mente la palabra traidor no dejaba de resonar.

Mingyu no podía ver más que oscuridad a su alrededor, sabía que estaba de pie, sentía frío y pronto unas lianas húmedas lo ataron a lo que parecía una piedra, por alguna razón no podía cerrar sus ojos y sintió su corazón galopar salvajemente, depronto el peor recuerdo que tenía apareció justo frente a él mientras gritaba en silencio y las lágrimas resbalaban por su rostro.

La pequeña villa de Changwon en llamas, las personas desesperadas huyendo del fuego y de los demonios que mataban a quien se les atravesara, Jeonghan de blanco con una sonrisa tenebrosa caminando mientras Wonwoo corría hacia Mingyu. Jeonghan lanzándose tridente y atravesando a Wonwoo mientras Mingyu yacía inmovilizado de terror de espaldas a Sowon mientras veía como Jeonghan sacaba el tridente solo para dejar correr al chico una vez más y transformar su arma en tres serpientes venenosas que una y otra vez descargaban ponzoña en su cuerpo, haciendo que dolorosas llagas aparecieran en aquel muchacho de sonrisa brillante hasta caer de rodillas frente a Mingyu que lloraba sin moverse. Jeonghan tomó con brutalidad la cabellera del muchacho que aún estaba vivo y pasó su lengua por su rostro saboreando su sangre para detenerse justo en su oído y decir palabras que Mingyu no podía escuchar mientras cortaba su cuello...

Mingyu veía una y otra vez el rostro desfigurado del humano al que tanto amó culpandolo por su muerte, el castigo cesaba sólo para dejarle ver lo que su egoísta corazón había logrado llevar... miseria y desolación y con ellas se consumía en la oscuridad y en la soledad del muro.

Baekhyun trataba inútilmente de aliviar la fiebre que consumía a Mingyu y lloraba amargamente, el sabía que su amigo sufría y no podía hacer más que ver como la maldición del muro lo consumía lentamente, la fiebre lo desgastaria y luego se secaria haciendose uno con el maldito muro que el mismo había ayudado a construir, necesitaba ayuda y su mente maquiavelica estaba construyendo un plan que podria acabar con el mismo en el muro eso si, no antes de ser torturado por Taehyung al enterarse pero no podían dejar a Mingyu allí, limpió sus lágrimas recompuso su rostro al aterrador guardian del sueño y sin más desapareció.

Seokjin era una entidad tranquila, solía disfrutar de la creación de su padre y ayudar a mantener el equilibrio del paraíso, en contraste a su mellizo era guiado por sus emociones y bondad y rara vez perdía los papeles, el único capaz de hacerlo estallar en ira era Jeonghan y estaba haciendo honores para una paliza bien dada. Se había atrevido a ignorar su llamado inicial y lo había dejado pasar como una pataleta de su hermano siendo estúpido pero las alertas de su primogénito Hoseok lo pusieron en modo vigilante y él mismo lo sabía, los temblores en la montaña Seoraksan y los abcesos en el Sáhara mostraban que el orden del inframundo estaba siendo alterado, además Namjoon estaba sintiéndose mal aunque no lo dijera pero sabía que aún no podía ni debía intervenir más allá de una reprimenda al tarado de Jeonghan.

Con un poco de resignación ascendió a la galaxia donde su padre vigilaba la maravilla de su creación y se sentó a su lado.

-Creo que debes hacer algo papá, sabes mucho mejor que yo que algo muy malo está pasando.

—Seokjin, no puedo intervenir, lo que pasa en el reino de tu hermano y su familia sólo puede arreglarlo él, te conozco hijo y se que eventualmente te meterás no te diré cuando pero tu mismo lo sabrás llegado el momento– Seokjin gimió con frustración, pero sabía que no valía la pena discutir con aquel ente milenario así que haciendo una exagerada venía se despidió

—Nos vemos Minhyuk

Eungkwan que había escuchado la conversación se arrebujó contra su esposo que levantó su barbilla para contemplarlo como si fuera lo más hermoso que sus ojos hubieran visto y con su aterciopelada voz acarició sus oídos.

—Se que tu corazón duele por nuestros hijos pero ellos toman sus decisiones, Jeonghan aprenderá una lección valiosa si elige el camino correcto, de lo contrario lamentará por eones lo que su orgullo no le permite ver. Nuestros nietos estarán bien pero si te hace feliz mi bien iremos a verlos eso si, sin que ellos puedan sentir nuestra presencia.— Eungkwan arrullado por la voz de su infranqueable amor acepta mientras sellan su nueva promesa con un dulce beso.

Seokjin vuelve derrotado pero no sorprendido sabe que el creador no intervendrá pero sabe también que no es su momento para hacer nada, mientras reflexiona contempla con ternura los oscuros cabellos de su pequeño Jungkook y acaricia el rostro de su niñito Jimin y piensa en como están creciendo poco a poco abrazando su nueva existencia lejos del horror que Jeonghan inflingio en ellos ya hace tanto tiempo.

—Son preciosos ¿verdad?— Namjoon se acercó para enredar sus brazos en la cintura de su esposo y recostar su barbilla en sus amplios hombros— Lo son y son nuestros, te amo Namjoon, se que sufres por el dolor de Mingyu y te juro que haré lo posible para que no duela más sólo... aún no es el momento.

—Lo sé

Kimchicitossssss buenas buenas, he aquí un poquito del pasado, y del futuro , más adelante explicare la historia de Jimin y de Jungkook espero que no me esté enredando mucho. Picos del padre de Jin y Hannie