Epílogo

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EPÍLOGO

Alguien sacude mi brazo, abro un ojo esperando ver a Mia. Y no me equivoco. Ahí está, con su conejito azul de peluche y frotándose el ojo.

-¿Qué ocurre mi amor? -le pregunto encendiendo la lampara de mesa.

-Habían blujas en mi cualto.

Noto como Álvaro se gira hacía nosotras mientras se frota los ojos, al igual que su hija.

-Uhm...¿qué pasa? -pregunta Álvaro aún dormido.

-Habían brujas en el cuarto de Mia. -le informo haciéndome la asustada.

-¿Brujas? -medio grita Álvaro.

-Sí, papi, habían blujas con sus golos puntiagudos y sus escobas voladolas.

Creo que no teníamos que haberle puesto la película esa de la niña que era bruja, ¿cómo se llamaba? ¿Kika? Ay no sé...

-¿Quieres que vayamos a ver si hay brujas? -le pregunto.

-Pelo mami, ¿y si el bebé se asusta? -dice señalando mi barriga.

Ohh el bebé...

Me río.

-Tranquila, él está durmiendo en la barriga, no puede ver a las brujas. -dice Álvaro relajándola.

-Ahh vale, entonces ¿él solo escucha?

-Sí mi amor, él solo puede escuchar. -le contesto.

-Ahhh vale, entonces vamos. -dice cogiéndome la mano y estirando hacía su cuarto.

Me levanto lentamente por la barriga y la sigo, creo que este me va a salir grandullón de verdad. Estoy ya de casi nueve meses y sinceramente, parezco una vaca.

De repente Mia se para en seco y se gira hacía Álvaro, que también nos acompaña.

-Pelo papi, defiende a mami y al tete, yo luchalé con las blujas. -susurra.

-Mi amor, lo haré, pero no puedo dejarte sola. Recuerda, eres mi princesita.

-Pelo papi, mami es tu plincesa y tú eles su plinceso, la tienes que defendel.

-Pero tu eres mi princesita.

-Pelo no es lo mismo, ¡yo quielo luchal sola! -dice empezando a enfadarse.

La observo, se parece tanto a Álvaro...y más haciendo sus mismos gestos. Cuando se enfadan, los dos ponen morritos y se cruzan de brazos, como auténticos niños.

-Vale, vale...tú lucharás sola. -le contesta Álvaro derrotado.

Yo solo me río y acaricio mi barriga, que poco le falta para salir de ahí. Y que poco falta para que desaparezca está gigante barriga, aunque después la echaré de menos seguramente.

Pero casi nueve meses ahí dentro, por dios, que ganas de verle la carita.

Entramos a la habitación de Mia, encendemos la luz y...todo sigue igual. Sus juguetes están donde siempre, guardados y ordenados, los libros infantiles siguen en los estantes y sí, todo igual. Excepto su cama, que está completamente deshecha, obra de sus pesadillas. Parece que un huracán haya pasado por sus sabanas.

-Ohh las blujas han escapado. -dice girándose hacía nosotros dos y mostrando su cara de sorprendida. Su boca forma una 'o' y sus ojos están como platos.

Álvaro me coge de la cintura y sonríe.

-Menuda imaginación tiene nuestra hija, con solo tres años y podría escribir un libro. -me dice al oído.

Remembering [Auryn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora