—¿Dónde está Kaori?
Los enfermeros en el cuarto se veían entre ellos confundidos. No lograban entender el porqué de mi actitud precipitada. Había cuatro entre ellos, dos hombres y dos mujeres.
—¿Dónde está Kaori? — volví a preguntar.
—¡Tranquilízate niño! —me decían asombrados. Uno de ellos se me acercó y me habló— En realidad no conocemos a esa chica. Si quieres puedes hablar con nosotros y contarnos que es lo que sucede —me decía mientras me ponía su mano en mi hombro.
Quedé en silencio y me quité la mano del enfermero de encima. Me dispuse a salir por la fuerza de la habitación para buscarla en otra parte del hospital, pero entre los dos enfermeros me agarraron de los brazos y no me dejaron ir…
—¡¡Tengo que encontrarla!! —les grité
—¡Cálmate niño! —exclamaron mientras yo hacía fuerzas para poder ir a buscar a Kaori.
—¡Por favor…!
Los enfermeros me tumbaron a la fuerza en la cama y me sostuvieron las manos.
Después de un rato había llegado a mi tope. Ya no tenía más fuerzas.
Los enfermeros me soltaron y se quitaron de encima mío mientras que yo me desplomaba a llorar.
Los enfermeros salieron y me dejaron solo…
Kaori: “¡Oye! No vengas a visitarme con esa cara de depresión. Así solo harás que empeore”
«Lo siento»
Kaori: “No actúes como un niño mimado”
«Lo siento, en verdad lo siento»
Mi autoestima en ese cuarto había vuelto a caer. La ocupaba encontrar, la tenía que ver, pero mi cuerpo ya no daba más. Lo único que podía hacer era esperar y prepararme para lo peor.
Después de unos 10 minutos de estar en ese cuarto me empecé a calmar. Ya estaba un poco más tranquilo, aunque aún no me sentía del todo bien.
Una de las enfermeras abrió la puerta y se sentó a mi par en la cama…
—Tu amiga va a estar bien ¡tranquilo! Estamos haciendo todo lo que podemos para encontrar información sobre ella.
La enfermera también me pidió que le diera el número telefónico de mi encargado para ellos poder informar sobre lo que había sucedido.
. . .—¡Entendido! —exclamó Seto-san por el teléfono— ¡vamos para allá!
Seto-san colgó el teléfono y Tsubaki vio su preocupación en su rostro…
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Tsubaki nerviosa.
—Me llamaron del hospital diciendo que Kousei entró en el edificio corriendo y pegando gritos buscando a Kaori. Ahora ya está más tranquilo, pero lo tienen encerrado en un cuarto del hospital.
—¿Arima-sensei? —exclamó Nagi— es difícil creer que él haría algo así…
Tsubaki: «¡Kousei!»
—Lo conozco desde que era un bebé y nunca había actuado tan precipitadamente —dijo Seto-san.
—Y Kao-chan está bien —preguntó Tsubaki.
—No dijeron nada de eso. En este momento están buscando información en los expedientes sobre ella, pero aún no han encontrado nada. Lo más prudente que podemos hacer es ir al hospital por Kousei y aclarar los malentendidos.
Kashiwagi-san se le acercó a Tsubaki…
—Deberías ir Tsubaki…
—…No, en este momento a la menos que necesita ver es a mí. Mejor que vaya Seto-san. Solo seré una molestia si voy —dijo con una sonrisa falsa— después de todo solo estoy pensando en mi misma… —decía con los ojos llorosos— ¡Me voy a casa, hasta luego chicos!
Tsubaki se marchó y Kashiwagi-san salió tras ella.
—Yo voy —exclamó Nagi.
—Mejor no —le respondió Seto-san— Quédate con tu hermano. Watari y yo iremos al hospital.
—Pero Seto-sens…
—Ve a acompañar a Aiza-san. Dentro de unos minutos darán los resultados. Estoy segura que a tu hermano le irá bien.
Seto-san volvió a ver hacia el cielo, estaba empezando a nevar de nuevo…
Seto-san: «¡Por favor Kousei no te derrumbes aún!»
Después de varios minutos Watari y Seto-san llegaron al hospital. Los enfermeros salieron a atenderlos y les explicaron bien todo lo que había sucedido. Les dijeron que por haber incumplido el reglamento del hospital me podía exponer a serias consecuencias.
Mientras que Seto-san siguió conversando con los enfermeros Watari fue al cuarto en donde estaba…
—¿Oye estás mejor? —preguntó abriendo la puerta.
—Mm —respondí afirmativamente— creo que sí.
—¡Las chicas te hacen hacer cosas que ni imaginas! ¿verdad?
—¡Tienes razón!
«Ya alguna vez me había sentido como en este momento. Mi instinto por protegerla fue lo que me hizo correr hasta acá. El mismo instinto que me presionaba a tocar para que mamá se mejorara»
—¡Jamás pensé que haría algo así! —dije— pensé que aquella vez sería la última que me encariñaría con alguien, pero ahora…
Watari caminó y sentó a la par mía en la cama…
—¿Kousei, en verdad amas con todo tu corazón a Kaori-chan?
*Quedé en silencio*
—Mm —afirmé— ¡la quiero demasiado!
Hubo un silencio incomodo en esa sala. Watari volvió a ver hacia afuera por la ventana. La nieve caía y caía. El frio del invierno que entraba por la ventana hacía el ambiente aún más tenso.
Empecé a sentir un malestar en el estómago. Estaba nervioso. Watari volvía a verme mucho pero no decía nada…
—Kous-
—Hemos vuelto —exclamaron los enfermeros interrumpiendo a Watari. Seto-san también había entrado en el cuarto junto a ellos…
—Lo sentimos, buscamos en todos los expedientes del hospital, uno por uno, y no encontramos nada de alguna Kaori Miyazono. No hay ningún registro de ella.
Volví a ver hacia el suelo…
—¡Y veo!
Los enfermeros me volvieron a ver preocupados…
—Enserio lo sentimos. Hubiéramos deseado poder encontrado algo, pero si ella hubiera estado internada aquí talvez…
—¡Ella estuvo aquí! En esta habitación. Veníamos frecuentemente a verla. Aquí fue donde ella estuvo todo este tiempo. ¿Por qué no me creen? ¿Cuál es la explicación para que el expediente de alguien que estuvo aquí por días ya no esté?
Los enfermeros se vieron entre ellos preocupados.
Una de las enfermeras se acercó a mí…
—Eso no lo podemos-
—¿¡Cuales!? —interrumpí alterado con lágrimas en los ojos— ¿¡díganme cuales!?
—¡Cálmate niño! —me dijo uno de los enfermeros— aún no podemos afirmar que fue lo que-
—¡Díganme! Si su expediente no está aquí ¿En dónde está? ¿Dónde está Kaori?
Los enfermeros se vieron entre ellos…
—Lo sentimos, pero la única explicación probable es que tu amiga esté muerta.
Quedé paralizado. Creí haber estado preparado para lo peor, pero en realidad no era así…
«¿Muerta?» «¿Kaori?»
Mi corazón había empezado a latir rápido. Mi garganta estaba hecha un nudo. Y mis ojos ya no podían retener las ganas de llorar.
—Muchos hospitales guardan los expedientes de personas fallecidas, pero al menos aquí los expedientes son enviados a destruir para que no se saturen los estantes.
—¡Ya veo! —exclamé en voz baja.
Me limpié las lágrimas con el brazo y me paré de la cama.
—Oye ¿qué pasa? —me dijo Seto-san.
—Lo siento, pero tengo que irme
—Pero Kousei… —exclamó Watari
—Tranquilo, hay otro lugar donde tengo que ir.
Salí del cuarto caminando y bajé las escaleras.
Estaba a poco de desmoronarme.
Me marché del hospital entre la fuerte nevada.
Los carros se veían blancos y la gente con sombrillas caminaba por la calle mientras que yo iba a la intemperie.
Todo lo que quería saber en ese momento era que Kaori estuviera bien y que la podría ver otra vez.
Después de bastante caminar llegué a mi destino. Estaba en frente de la pastelería de la familia Miyazono. No podría estar tranquilo hasta que no escuchara la verdad de boca de ellos.
Estuve llamando por algún rato, pero nadie respondió. Ya empezaba a oscurecer y la nevada era cada vez más fuerte.
Estuve sentado frente a esa pastelería por aproximadamente una hora. La nieve se hacía una capa gruesa encima de mi cabeza.
Al oscurecerse por completo escuché que alguien me habló…
—¿Arima-kun?
Volví a ver hacia arriba y miré a los padres de Kaori…
—Eres Arima-kun —dijo el papá de Kaori— ¿Qué haces aquí? Te vas a resfriar. Entra a la casa…
—Señores Miyazono —exclamé parándome precipitadamente…
Que sucede Kousei —me preguntaron confundidos.
Volví a ver a los dos a la cara, estaba a punto de desplomarme.
—Por favor… se los suplico… ¡díganme donde está Kaori…!
Los padres de Kaori me volvieron a ver sorprendidos. La madre de Kaori se desplomó a llorar.
«¡No puede ser posible!», me decía por dentro…
—…Lo siento Kousei Arima-kun…
«¡No puede ser posible!»
—Kaori…
«Por favor… no»
—…ya no está más entre nosotros.
No podía respirar… no podía hablar… no podía ni siquiera moverme.
«¡No es verdad! ¡No puede ser verdad!»
Traté de sostener todo ese dolor que había dentro de mí. El nudo en la garganta no me permitía llorar. La mamá de Kaori estaba aún mucho peor. Ella estaba llorando desconsoladamente.
El papá de Kaori sacó algo de su bolsa…
—Si no te molesta llévate esto…
Agarré lo que él me daba… era una carta.
Volví la carta por el otro lado y me sorprendí. Estaba escrito el nombre de Kaori y tenía un sticker de gato, de los mismos que aquella vez ella compró.
«¡Eres cruel!», pensé mientras me llenaba de lágrimas.
—Gracias por darle color a la vida de Kaori, de ahora en adelante debes seguir por tu propio camino Kousei…
Les agradecí a ellos y me marché de la pastelería.
De camino paré en el parque donde alguna vez estuve sentado hablando junto a ella.
Estaba haciendo demasiado frio, aunque en ese momento lo que más frio estaba era mi corazón.
Saqué la carta para leerla con ayuda de la luz de un faro, pero en ese momento… un fuerte viento pasó y me arrebató la carta de entre mis manos. Me paré de inmediato y la empecé a seguir, pero el viento se la estaba llevando lejos, al igual que a Kaori…
«Vuelve»
Kaori: “Oye, ¿Qué te pareció mi presentación? Estuve increíble ¿verdad?”
«Por favor Vuelve»
Kaori: “Te nomino para tocar mi acompañamiento”
«Vuelve»
Kaori: “¿Por quién tocas el piano? ¿Por ti o por otra persona?”
«Por lo más que quieras, ¡¡Vuelve!!»
Mis pies dejaron de responder y caí al piso. La carta se había alejado y ya no la podía alcanzar…
Me quebranté en un lloro…
—¿Por qué? ¿¡Por qué la música tiene siempre que llevarse todo lo que quiero!? ¿Por qué no puedo tener a la gente que aprecio cerca? ¿¡¡Por qué!!?
Esa noche en ese parque lloré más que nunca en mi vida. Quería que ella volviera, pero eso ya no era posible para mí...
. . .
*La carta sigue y sigue por el aire hasta caer en el suelo cubierto por la nieve. Justo en los pies… de alguien que ve a Kousei llorar en aquel parque*
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Shigatsu wa Kimi no Uso Nyuansu [Final Alternativo]
FanfictionLa vida de Kousei dio un giro después de conocer a la persona que le cambiaría su existencia para siempre. Su vida empieza a ser como una canción... llena de matices. Aveces sube de intensidad y aveces baja, ya no es monótona como antes. Años despu...