Lucha Por Amor (Levi x Tu x Zeke)

•Capítulo 15: Confesión•

—¿Cómo te atreves a gritarme? —su tono de voz fue uno increíblemente molesto— ¡¿Qué escondes, Tn?!

—Nada. —respondí torpemente, en un hilo de voz al sentirme intimidada por su grito— No es de su incumbencia esa carta... Capitán.

—¿Que no es de mi incumbencia? —preguntó frunciendo su ceño aún más

No pensé bien mis palabras, sólo quería que se retirara de mi habitación y me devolviera la carta. Tampoco puedo permitir que siquiera le dé una hojeada al contenido, puesto que probablemente haya también contenido son respecto a Marley.

—Te advertí de las distracciones en la Legión, ¿tan importante es ese sujeto como para desafiar mis órdenes? —preguntó bajando el tono de su voz un poco

—¡No es así! ¡Él no me está distrayendo de mis labores! —exclamé indignada por su acusación

—¡Aún no me haz respondido! ¡¿En verdad es importante?!

—¡Sí! ¡Devuélvamela! —exclamé acercándome hacia él para quitarle la carta de Zeke

Agradecía haber quemado antes las cartas que me enviaron los superiores de Marley, aunque las cenizas seguían en mi escritorio...

—Ya veo... —respondió cuando arrebaté toscamente la carta de sus manos— Pues veremos si sigue siendo lo suficientemente valioso para ti luego de tu castigo, pero te advierto que te vayas preparando, porque te dolerá.

—¿Q-qué? —mi presión decayó estrepitosamente, estaba segura de que mi piel se había tornado pálida y una gota de sudor frío caía por mi sien

Levi se acercó hacia mí con pasos lentos, como un leopardo tomando impulso para atrapar a su presa. Sujeté con fuerza la carta entre mis manos, presa del miedo, hasta el punto de reducirla a una pequeña bola arrugada. Retrocedí hasta chocar contra la pared de la habitación.

Narra Levi

Logré acorralarla y sólo en esa poca distancia que la separaba de mí, fui conciente del miedo que transmitía su mirada.

Me sentí aturdido, pues sentí una presión en el pecho al hacer conciencia de que era yo quien le daba miedo. No quería eso, no quería que ella me tuviera miedo. Ella no.

—Levi. —pronunció mi nombre en voz baja y temblorosa. Llevó sus manos hacia mi pecho para intentar apartarme y noté que en sus manos seguía aquella estúpida carta. Desvíe la mirada al suelo, para luego apartarme de ella bruscamente y darle la espalda

—Por lo visto, tomaste una decisión. —hablé, luego de unos largos segundos de silencio tenso entre nosotros— Haz lo que quieras con él. —finalicé saliendo de la habitación rápidamente

Mi mandíbula tensa y aquella molesta presión en el pecho se ejerció con más fuerza cuando llegué a mi habitación y recordé todo lo ocurrido con Tn hace tan sólo unos minutos.

La dejé ir.

Era la mejor decisión que pude tomar en ese momento, pues prefería que ella siguiera viendo y enviándole cartas a ese sujeto, con la percepción de que yo lo consentía, a privarla de ello e infundirle el temor con que me vio.

Pero eso quería ella, ¿no? Conocerme mejor y demostrar que era un ser aceptable para la humanidad, para nada despreciable ni frío como todos señalaban. Le mostré la peor parte de mí, pero también la más real y tosca, esa fue la consecuencia.

Recordé aquella historia que me contaron mi madre y Kenny cuando estaba en el subterráneo. Aquella historia donde un ser oscuro y con una apariencia bestial atemorizaba a todas las personas que se acercaban a su castillo, no sólo por su físico, sino también por su manera tan fría y hostil de ser, hasta que apareció una muchacha del pueblo en su castillo... El final que mi madre me contó fue uno donde los dos viven felices, pues ella lo ayuda a romper el hechizo y le hace reconocer a la bestia que puede amar, que sigue siendo humano... Pero en la historia de Kenny, la bestia termina matándola, dado que la mocosa fue muy ingenua y la bestia muy furibunda, terminando así en una situación donde él no controló su fuerza y la muchacha, al ser una prisionera en aquel castillo y sin poder huir de semejante ser inhumano, se dejó aprisionar por sus garras, y aceptando la consecuencia de sus actos al acercarse a aquella bestia, cayó al suelo sin vida.