²²_Sábado

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Después del choque, las imágenes que Jay lograba obtener desde sus sentidos destellaban en su mente, cada una aislada de la otra. No era capaz de formar una sola idea coherente, pero pudo percibir como una luz roja relampagueaba frente a sus ojos, como una serie de voces se mezclaban entre su para generar un cotilleo y como el color blanco y el aroma a desinfectante se hicieron predominantes de un momento s otro.

Se sentía como dentro de su sueño. O una pesadilla.

Operaba ahora su inconsciente, aquella parte irracional y atemporal de su mente que lo hacía sentir que flotaba. ¿Uno se zambullía por completo en este los momentos cruciales antes de morir?

No pudo confirmarlo ni negarlo, ya que, de repente, vio negro.

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Apenas recibió una llamada de los paramédicos, la señora Park se apresuró en partir hacia el hospital donde le indicaron que su hijo estaría internado.
Durante todo ese recorrido, se martilleaba s si mismo por haber permitido aquel accidente, al creer que era exclusivamente responsabilidad suya cuidar a su pequeño. Aunque haya sido para un ensayo, ¿cómo pudo dejarlo quedarse hasta tan tarde en casa de su amiga? ¿Porque no pasó por el?

En su angustia, le envió un mensaje a WonJun, el único de los amigos de Jay cuyo numeti había guardado en su celular. Pese a que le gustarus mantener un momenti a solas con el, sabía que su hijo apreciaría verse rodeado de un grupo de confidentes apenas se recupere.

Si es que se recuperaba.

La ansiedad la llevó a tardar como dos minutos en a aparcar el auto adecuadamente en las instalaciones del hospital, tras chocar con un poste en sus tres primeros intentos. Para compensar, corrio hacia la recepción del lugar, donde abordó a la señora de turno de inmediato.

─Buenas noches. ¿En qué habitación de encuentra Park Jay?

─Documentos, por favor.─ Pidió la señora, poco impresionada y empática.

Con un gruñido, la angustiada madre rebuscó en su bolso hasta sacar su documento de identidad, el cual señalaba claramente que estaba emparentada al paciente.

─302, al final del pasillo a la izquierda.

Le ofreció una falsa sonrisa a la encargada antes de seguir su camino hacia la habitación mencionada, aunque du enojo ni había llegado a explotar, por suerte.

La tristeza y preocupación como emociones reinantes pasaron s segundo plano en cuanto escaló su sorpresa, al notar que ya había otra persona esperando fuera de la habitación de Jay. Quizás la recepcionista la envió al lugar equivocado.

Acercandkze con hastro y cuidado, de tomo unos segundos en examinar a aquel joven, probablemente de la misma edad que su propio hijo.

─Disculpa,─ Lo llamo en un inicio, al tomar asiento a su lado, pero sin invadir su espacio ─¿Conoces a Jay?

El chico alzó la mirada, evidenciando que sus ojos lucían vidriosos y su nariz sonrojada. No podía desconfiar de esos ojitos, cuando de veía reflejada en ello.

─Si, soy su....Voy a la escuela con el.─ Respondió, pronto en corregirse ─¿Usted es su madre?

─Si. Gracias por estar aquí para apoyarlo...

─JungWon─ completó, anticipando su pregunta ─Un gusto.

─Igualmente.

Le ofreció una sonrisa al menor, antes de tomar un suspiro. La angustia y tristeza volvían a ocupar la cima de su pila de emociones en el momento.

☆Sᥱʋᥱᥒ Dᥲყ⳽☆ | 𝙹𝙰𝚈𝚆𝙾𝙽 (Enhypen) /TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora