35

95 7 1
                                    

Ludo.

Cuando llegué a su oficina, un hombre trajeado me preguntó para qué venía. Yo le respondí y en menos de un segundo se marchó dejándome sola. Al minuto volvió acompañado de Christopher, llevaba una camisa blanquísima y con las mangas remangadas hasta los codos y una corbata color negro. Fuimos a su despacho para hablar de lo ocurrido, más tarde regresé a casa y solo pude llorar. Agradecí demasiado que Joe y Sophia no estuviesen, quería estar tranquila.
Me encerré en la habitación y comencé a llorar más fuerte. Rato más tarde no podía llorar más, sentí que me había secado ya. Esto ya me había superado.

Sé que en algún momento debíamos contárselo a nuestros padres pero este no era el momento, y menos estando los dos en Nueva York.

Cuando Christopher volvió del trabajo, me dijo que me quería, me prometió estar a mi lado y que superariamos esto. Nos acostamos en la cama para poder descansar un poco después de este día lleno de emociones. Yo no pude pegar ojo, al menos más de quince minutos, asi qué me levanté con cuidado de no despertar a Christopher y me puse en el pequeño sillón a escribir.

Cuando no podía dormir me ponía a escribir, desde pequeña lo hacía, pero antes dibujaba, ahora con el paso del tiempo me ponía a escribir tanto poesía como novelas que nunca saldrían a la luz.
Ahora estaba escribiendo una novela que había empezado hacia tiempo. Iba un poco de nuestra vida, no todo era igual, omitia el hecho de que éramos hermanastros, cambie bastantes cosas pero quién quiera de las personas que sabían nuestra historia leyese esto sabría que estaría hablando de Christopher y de mí.

En una de esas, Christopher se despierta y tanteo con su mano mi lado de la cama. Al notar que no estaba levanta la cabeza y me mira, yo levanto la vista de mi libreta para mirarlo a él.

-¿Que haces?- Dice con la voz ronca.

-Nada, escribiendo.- Digo cerrando la libreta.

Christopher se levanta y camina hacia mí con el pelo alborotado.

-No sabía que escribías. ¿Que escribes?- Dice intentando quitarme la libreta de las manos.

Me siento rápidamente encima de la libreta para que no la abriese y comenzara a leer.

-Nada, no quiero que lo leas. Ni tú ni nadie, es privado.- Digo riéndome.

El frunce el ceño ante mi respuesta.

-¿No se lo vas a enseñar a tu novio?- Yo niego con la cabeza, intento que no se me note la emoción que me acaba de dar al escuchar la palabra « novio ».

Christopher se hace el ofendido y me coge como un saco.

-Pues te vas a la cama.

Me tira contra ella y empieza a hacerme cosquillas. No paramos de reírnos al unísono, yo por las cosquillas y el por hacerme reír. En una de esas para y nos quedamos mirándonos. No para de sonreír, sus ojos brillan como la primera vez que nos vimos. Ese brillo nunca se apagó cuando estaba conmigo.

-Te quiero.

Mis palabras salieron solas por la boca. Era realmente lo que sentía, no quería a más nadie, solo a él. Necesitaba su tacto para estar bien, lo necesitaba a él para vivir, era como el aire, sin él no podía respirar.

Christopher me da un beso, un beso dulce.

Han pasando unos cuantos días, mamá y Mario no han mandado más mensajes respecto a Christopher y a mí, pero sabemos que siguen enfadados. Christopher está trabajando mientras que yo estoy viendo una película.

De la cocina sale Sophia junto a Joe. Éste se mete al baño, Sophia se sienta al otro extremo del sofá a mirar la película.

Hay una gran tensión entre nosotras, se nota desde lejos que no nos llevamos bien.

Solo se encucha la película, nosotras no decimos nada. Pero Sophia rompe este armonioso silencio.

-¿De cuánto conoces a Chris?- Yo la miro cuando pregunta. -Es por saber, no estás obligada a contestar.

Respiro hondo y le respondo.

-De hace un año ya. ¿Y tú?

Veo como Sophia sonríe ante mi respuesta.

-Pues de hará cinco años, o poco más. No estoy segura.

Se vuelve a hacer un silencio que ella misma vuelve a romper.

-Y dime, Ludo. ¿Cuanto tiempo lleváis...? Ya sabes, de lío o de relación, es que no se que es lo que tenéis.

Yo la fulmino con la mirada cuando comenta eso.

-Realmente no te interesa, no te importa que seamos o cuánto llevemos. Deja de fingir que te importa nuestra relación.

Sophia se queda callada por mi respuesta, me siento mal al haberle contestado así así que cojo aire.

-Llevamos relativamente poco, pero es como si llevasemos tambien casi un año.

Se instala un silencio entre nosotras, nadie lo rompe y eso me gusta.

Sophia desaparece después de un rato y lo agradezco. Yo me concentro en la película pero me quedo dormida.

Tuve una pesadilla.

Volvía a casa, no veia a Christopher por ninguna parte, llego a la cocina y ahí estaban, Lluís apuntando a Christopher con una pistola. No podía gritar, ni soltar ninguna palabra, solo podía llorar. Lluís me mira y sonríe mientras decía.

-Bienvenida a casa cariño.

Acto seguido, dispara a Christopher, sin piedad. Él cayó al suelo rápidamente, Lluís se gira hacia mí sonriendo y con la cara llena de sangre. Se acerca lentamente hacía mí, yo sigo sin poder decir ninguna palabra, solo lloraba. Retrocedía cada vez que Lluís daba un paso hacia mí. Choqué con la pared y ahí, Lluís se acercó hasta notar su aliento en mi cara, con una sonrisa empezó a besarme el cuello para más tarde, clavarme un cuchillo en el estómago. Miré hacia abajo, donde estaba el cuchillo clavado en mí y luego miré a Lluís que seguía sonriendo.

-Ahora estaremos juntos por siempre y nadie nos separará.

Solo pude escuchar su risa desquiciada mientras todo se volvía oscuro.

El ruido de un portazo me despierta de mi pesadilla. Me despierto sobresaltada, en la puerta veo a Christopher, que me mira con cara de haberla cagado al pegar ese portazo.

-Perdón, se me escapó la puerta.- Dice encogiéndose de hombros.

Yo me siento mientras me froto el ojo. Christopher se sienta a mi lado y me da un beso en la frente.

Yo le regalo una sonrisa mientras recupero la respiración tranquila.

-¿Tuviste una pesadilla?- Dice colocándome un mechón de pelo detrás de la oreja.

-Si... Estoy bien.

Le cojo la mano y se la acaricio. Christopher no me quita el ojo de encima.

-Ojala eliminar todas las pesadillas.- Dice sonriendo.

Yo me río ante su comentario. Me imaginé a un mini Christopher sacando a mis pesadillas de mi mente con una escoba. Eso me causo una pequeña risa.

-¿De que te ríes?- Dijo enarcando una ceja.

Yo le miro y me río.

-De nada, solo me imaginé una cosa.

A Christopher se le dibuja una gran sonrisa en su rostro. Con tan solo una palabra me hacía sentirme feliz.

Mire directamente a sus ojos, le cogí las dos manos y se las acaricié.

-En menos de dos semanas vuelvo a casa.- Le informo, se pone triste por un segundo al recordarlo. -Y estoy cagada, tengo miedo de cómo será mi recibimiento. Mamá sigue enfadada por... Lo nuestro. No se cómo va a reaccionar al verme.

Noto como se me empiezan a llenar de lágrimas los ojos. Intento todo lo posible para no llorar pero una lágrima se me escapa, Christopher no tarda en limpiarme la y cogerme la barbilla para mirarle a los ojos.

-No te preocupes, yo estaré contigo cuando te tengas que ir. Los dos se lo explicaremos ¿De acuerdo?

Zanja el tema dándome un beso en la frente.

Entonces, me volvió a besar. (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora