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Christopher.

En menos de cuatro días Ludo se iba. Cada vez la notaba más nerviosa  y yo cada vez me ponía más triste al pensar que estaríamos bastante tiempo sin vernos, sin tocarnos, sin besarnos. Joder, no aguantariamos tanto tiempo.

La llevé a sitios bonitos esta última semana para que se despejara y hacerle una bonita despedida. Tenía pensado el último día prepararle una cena romántica en casa con pétalos por toda la habitación, brindariamos con champagne y la haría mía durante toda la noche, pero el imbécil de Joe nombró lo de la fiesta de Stephany y me jodió todo el plan.
Al menos lo de la habitación con pétalos de rosas y hacerla mía durante toda la noche se podría hacer, solo con decir que estaba cansado en la fiesta y venir a casa bastaría para que Ludo se sorprendiese.

Ludo estaba escribiendo en su pequeña libretita. Insistí bastantes veces para que me enseñara que era lo que escribía pero nunca me dejaba leerlo.
Yo estaba en el otro lado del sillón con mis cosas de trabajo y de la universidad pero no podía concentrarme con Ludo a mi lado escribiendo. Mi mente no para de imaginar todo lo que podía estar escribiendo, tal vez sean palabras sueltas para quitarse los nervios, o tal vez escribía todo lo malo que quería decirme, o poesía. Dios, me encantaría leer sus poesías, pero sé que nunca me dejará leerlo.

El teléfono de Ludo rompe el silencio que había, ella lo coge y lo descuelga.

-¿Si?- Dijo apoyando el móvil entre su oreja y su hombro para seguir escribiendo. -Hola mamá.

Noté como se tensó al escuchar la voz de su madre. Yo la miré rápidamente nervioso.

-Vuelvo el viernes por el mediodía.- Ahora mismo no se cómo estará la madre de Ludo ¿Enfadada? ¿Tranquila? ¿Con ganas de matarnos? -El vuelo lo tengo a las nueve y media de la mañana... Si, me lleva él, no hace falta que me recojas... Nos vemos en casa, adiós.

Deja el teléfono y veo cómo se le llenan los ojos de lágrimas.

-¿Que pasa?- Digo acercándome a ella.

-Tenia miedo sinceramente, no sabía cómo estaría mamá.

-¿Y como estaba?

Ella me mira con ojos de corderito, yo pongo mi mano encima de su rodilla para calmarla un poco.

-No sé cómo describirlo... No la notaba ni enfadada ni feliz, estaba... Neutra. Como sin sentimientos, tal vez esté enfadada. Bueno, rectifico, está enfadada aún. Pero no estoy así porque esté enfadada sino por la forma en la que me acaba de hablar, nunca me había hablado así... Christopher ¿Crees que la habré fallado?

Eso último me rompió el corazón en mil cachos. Yo me acerco más a Ludo y cojo su cara con mis manos.

-Eh, primero, no la has decepcionado, no pienses que haberte enamorado de mí ha hecho que la decepcionases, y segundo, no tienes porqué preocuparte amor, algún día aceptará nuestra relación, debe hacerlo.

Le seco una lágrima que se le había escapado, una pequeña sonrisa se le dibuja en la cara, yo le doy un pequeño beso en la frente para tranquilizarla más.

-Te quiero Ludo. Y mucho, nunca lo olvides.

Ludo coloca su mano sobre mi muñeca y aprieta fuertemente al escuchar mis palabras.

-Y yo a tí.





Llevé a Ludo a una de las bibliotecas enormes que había en Nueva York. Cuando entramos, Ludo parecía una niña pequeña que iba por primera vez a una tienda de juguetes. Tuve que agarrarla de la mano para no perderla, ya se me había adelantado varias veces y casi la pierdo entre tantas estanterías llenas de libros.

Ludo cogía libros y empezaba a leer su resumen, cada vez que cogía uno se enamoraba. Me encanta esta Ludo, risueña y soñadora. Los libros siempre le hacían feliz, rectifico, leer le hacía feliz.
Aproveché que se había sentado en una de las mesas a leer un libro que había cogido para buscar un libro que le encantó. Lo quería, se que lo quería solo que no iba a pedirmelo.
Me excuse diciendo que iba al baño, fui a la estantería donde se encontraba y lo cogí, miré su portada y la acaricié con la punta de mis dedos, Lazos de amor se titulaba.

A Ludo siempre le gustó las novelas de romances, me lo repetía cada vez que pasabamos por una librería.

Fui rápidamente al mostrador para pagarlo y poder esconderlo en el coche. Vuelvo a ir hacia Ludo que estaba tan metida en la lectura que no siquiera se dio cuenta de todo lo que tardé, ni siquiera se dió cuenta de cuando volví a su lado.

Miré la hora de interrumpí la lectura de Ludo, me molestaba interrumpirla ya que sabía que estaba en su mundo pero debíamos irnos.

-Ludo, tenemos que irnos, ya van a cerrar.

Ella levanta la mirada y asiente con la cabeza. Se levanta cerrando el libro con cara triste.

-¿Quieres llevarte el libro?- Rápidamente me mira a los ojos pero niega de inmediato.

-No, gracias pero no quiero llevarme lo.

Justo cuando se iba para colocarlo en su sitio, cogí el libro y fui hacia el mostrador. Ludo no paraba de seguirme y decirme que no lo hiciera, yo hice oídos sordos y se lo compré.

-Muchas gracias.- Me doy la vuelta y veo que Ludo está con el ceño fruncido. -Se que querías llevartelo, así qué cogelo y ahora vamos al coche.

Ludo duda en cogerlo pero noto su felicidad aunque frunza el ceño. Lo coge y va por delante de mí.

Yo me río y la sigo, nos subimos al coche, Ludo seguía de morros, yo coloco mi mano en su muslo y le aprieto un poco.

-Quita esa cara, te pones fea.

-Ja ja.

Me río ante su actitud, la miro y veo que está mirando la tapa del libro.

-¿Te ha gustado la biblioteca?

Ludo me mira, esta vez sin el ceño fruncido.

-Si, era enorme y bonita. Tenía demasiados libros que me gustaban.

Ludo mira de nuevo al libro y sonríe.

-Y gracias por el libro.

No tardamos en llegar a casa, Ludo entra primero abrazando el libro.

-Me voy a duchar, estoy cansada.

Dijo dejando el libro en la mesa y metiéndose en el baño. Yo aproveché ese tiempo para ir a la habitación, coger el libro que le había comprado y escribirle una dedicatoria. Envolví el libro, le puse una notita donde ponía que lo abriese cuando yo me fuera y lo escondí en su maleta. Ludo entro en la habitación justo cuando cerré el armario donde se encontraba su maleta, ella me mira con una ceja enarcada.

Me encantaba verla enrrollada en la toalla y con el pelo húmedo, estaba tan bonita al natural.

-¿Que haces?- Dijo acercándose a la cama donde están su pijama, que era una camiseta mía y un pantalón corto de pijama.

-Nada, estaba mirando que ponerme para el jueves.

Ella de ríe mientras se ponía la ropa interior y el pijama.

-¿Ya? Quedan aún tres días.

Yo intento buscar una excusa buena.

-Si, pero sabes que me gusta tenerlo todo preparado.

Ludo se ríe y se acerca a mí, rodea mi cuello con sus manos y se pone de puntillas para darme un pico rápido en los labios, yo rodeo su cintura haciendo que se pegase más a mi cuerpo.

-Te voy a echar tanto de menos.

Dijo con la voz un poco temblorosa. Noté como empezó a temblar debajo de mí. Ambos teníamos miedo de que esto no funcionara, pero si lo hará. Los dos hemos superado peores cosas y esto lo superariamos. Amaba a Ludo con locura, quería verla amanecer a mi lado todos los días de mi vida y lucharia por eso. Lucharia por Ludo.

Entonces, me volvió a besar. (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora