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Ludo.

Cada vez quedaba menos para irme de Nueva York y volver a mi casa. Cada vez que lo pensaba me entraban unas ganas de vomitar enormes, me ponía tan nerviosa al pensar en cómo estaría mamá ¿Seguiría enfadada? Pues claro que lo seguiría.

Otra cosa que no paraba de pensar era en cómo será la relación entre mi madre y yo, cambiará demasiado después de esto ¿Me odiará? ¿Llegará a perdonarme? Con un poco de suerte aceptaría lo nuestro rápidamente y recordariamos esto como una anécdota graciosa. Que ingenua soy al pensar que pasaría eso.

No paraba de dar vueltas por casa buscando cosas que hacer para despejarme. Christopher volvía a estar con cosas de la universidad, pero no sé concentraba conmigo estando de aquí para allá.

Él se levanta y se para en frente mía haciendo que me chocase con su pecho. Alzó la cabeza para mirarle, tenía el ceño un poco fruncido pero sonreía.

-¿Que te pasa?

Dijo poniendo sus manos en forma de jarra.

-Nada, solo que estoy intentando despejarme.

Christopher enarca una ceja y se rasca la cabeza.

Mierda, pensará que me pasa algo con él. Sin yo esperarlo, coge mi cara con sus manos y me planta un beso en la boca. Se separa de mí y sonríe.

-Relajate, si estás así por el tema de nuestros padres no te preocupes. Recuerda que estaré a tu lado en todo momento. No te dejare sola en este problema. Ni en este ni en otros.

Sus palabras me hicieron sonreír, me planta otro beso en la frente y me abraza con fuerza.

Joe entra al salón mirando si móvil, alza la vista y nos ve abrazados. Carraspea para llamar la atención, Christopher y yo nos separamos y le miramos.

-¿Interrumpo algo?- Dice riendo.

Christopher le responde con un insulto, yo me río y me siento en el sofá para ponerme a ver una película. Joe va a la cocina pero se para en la puerta y se gira hacia nosotros.

-Stephany hace una fiesta el jueves ¿Queréis ir?

Christopher y yo nos miramos a la vez esperando una respuesta. Yo la suya y él la mía. Miramos de nuevo a Joe que seguía en la puerta de la cocina esperando a una respuesta.

Por una parte no quería ir, quería quedarme estos últimos días con Christopher antes de irme, pero por otra parte necesitaba despejarme antes de enfrentarme a la bestia feroz de mi madre.

Christopher intenta excusarse pero le corto cogiéndole de imprevisto.

-Vale ¿A qué hora?

Christopher se gira hacia mí sorprendido, Joe sonríe y se despega del marco de la puerta.

-De momento nos ha dicho que a las nueve estemos en su casa.

Dicho esto, desaparece. Christopher me mira y pone sus brazos en forma de jarra.

-¿De verdad quieres ir?

Yo le miro y enarco una ceja. Pensaba que se habría cabreado.

-Si ¿Tu no quieres ir?

Christopher se acerca hasta sentarse a mi lado en el sofá.

-Yo tenía pensado pasar esta última semana solos, ir a pasear y comer en algún sitio bonito.

Yo le cojo la mano y se la acaricio.

-Cielo, solo será una noche. Además, lo podríamos tomar como una fiesta de despedida antes de irme. Bueno, solo lo pensaríamos tu y yo pero mejor. ¿Que te parece?

La cara que puso no me convencía mucho.

-Tambien podemos hacer lo que tú quieras, no tenemos porqué ir.

Christopher me mira al escuchar mis palabras y nieha con la cabeza.

-No cielo, si quieres ir vamos. Y me parece buena idea esa de pensar que es como una fiesta de despedida. Pero recuerda que al día siguiente hay que levantarse temprano para coger el avión a tiempo.

Asiento con la cabeza con una sonrisa, el sonríe y me da un beso en los labios.

Christopher me llevo de paseo a ver a la famosa Gran Manzana, más tarde me llevó a comer a un restaurante super elegantísimo y carísimo donde me sentí incómoda, no por que todo el mundo fuese refinados y sofisticados, sino por como iba vestida. Todo el mundo allí iba de traje, mientras yo iba con un pantalón corto azul y una camisa gris suelta que dejaba al descubierto mi hombro izquierdo, tenía el pelo recogido en una coleta alta y calzaba mis all star blancas. Notaba todas las miradas en mí, Christopher iba medianamente bien, iba con unos pantalones vaqueros negros y una camisa blanca que se le ajustaba al cuerpo.

Los dos teníamos las cartas en las manos, él mirando que pedir yo no paraba de moverme en la silla incómoda y mirando a todos lados. Christopher se da cuenta y alza la mirada hacia mí.

-¿Ocurre algo?- Yo le miro y finjo una sonrisa.

-No, solo que...

Noto como me iba poniendo roja poco a poco, Christopher cierra la carta y la deja sobre la mesa.

-...me siento incómoda aquí, es un lugar bonito pero muy culto y no me siento cómoda aquí más bien por mi vestimenta.

Christopher suelta una pequeña risa al escucharme. Cada vez me ponía más roja e incómoda.

-¿Quieres ir a otro sitio a comer?- No tarde en asentir con la cabeza cuando escuché esa proposición. -¿Y a donde quieres ir?

No tardamos en llegar al Burguer, fuimos directos a la mesa a esperar a que nos atendiesen. Solo esperamos diez minutos, yo me pedí una hamburguesa de pollo enorme con patatas fritas y refresco y Christopher se pidió otra no tan grande de vaca.

Me había dado cuenta que desde que había llegado ni había parado de comer comida basura y sabía muy bien que si me subía a una báscula me iba a echar a llorar por todo el peso que había cogido, me prometí a mi misma en hacer ejercicio nada más pisar mi casa, después de hablar con mamá claramente.

Cuando nos entregan nuestra comida no tarde ni un segundo en pegarle el primer mordisco a mi hamburguesa. Christopher solo se reía cuando le daba un mordisco.

-Mastica lento que te vas a atragantar.- Dijo entre risas.

-Tenia mucha hambre.- Le digo con la boca llena.

Christopher solo de limitaba a mirarme tiernamente mientras comía como un cerdo. Nunca entenderé como puede verme de esa manera mientras comía así, hasta yo me odiaba.

-¿No comes?- Dije comiéndome una patata.

Christopher mira su comida y niega un poco con la cabeza.

-No tengo mucha hambre la verdad.

Yo frunzo el ceño.

-¿Querías comer en el restaurante? Perdón.

Christopher me mira rápidamente y frunce el ceño.

-¿Eres tonta? No pidas perdón por eso, y no, no es porque quiera comer en el restaurante, a mi tampoco me gustaba.

-¿Entonces, por qué me llevaste?

Christopher sonríe y echa la cabeza hacia atrás para luego mirarme.

-Queria llevarte a los mejores sitios antes de marcharte. Te merecías un gran almuerzo y cena antes de marcharte.

Yo sonrío y poso mi mano sobre la suya dándole pequeñas caricias con el dedo pulgar.

-Christopher, sabes que me da igual a donde me lleves a comer, con tal de estar a tu lado.- Sonríe y me agarra la mano. -Ademas, siempre he preferido ir al Burguer antes que ir a un restaurante.

Los dos nos reímos a carcajadas. Esto era lo que necesitaba, estar así de bien con él.

Entonces, me volvió a besar. (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora