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Hoy es el primer día de instituto, un instituto nuevo para mi, nueva gente, nuevos profesores, todo nuevo. Ha pasado unos días desde que Christopher se fue a Nueva York. Aún no le he dicho a nadie que me iré el verano que viene. Lilith me lleva al instituto en su descapotable, lleva las gafas de sol puestas y con la música a un volumen adecuado a las siete y media de la mañana. Yo miro por la ventana, Lilith tamboriles con los dedos el volante al ritmo de la música.

-¿Nerviosa?- Pregunta ella. Le miro a los ojos, incluso con las gafas puestas le veo sus ojos color lilas.

-Un poco.- Le confieso, estoy muy nerviosa.

-Tranquila, la gente aquí es buena onda... O al menos el cuarenta por ciento.- Me mira, ve mi cara de preocupación, se pone las gafas en la cabeza y me agarra la mano sin quitarle la vista a la carretera. -Tranquila, ya veras que te irá bien. Conocerás a mucha gente aquí y les caerás bien. Te lo prometo.- Le sonrío.

A los pocos minutos llegamos, nos bajamos del coche y todas las miradas van hacia nosotras. Nos miran de arriba abajo cada una de las personas, a primera vista veo los grupitos. En las escaleras está el típico grupo de pijas, aunque todo el instituto está repleto de niños pijos. Pasamos por su lado y noto como nos fulminan con sus miradas intentando intimidarnos, pero Lilith les lanza otra y ellas agachan la cabeza, veo que tiene mucha reputación aquí.
  Entramos y lo primero que veo es un pasillo repletos de taquillas y de alumnos con sus respectivos uniformes. Unos hablan apoyados en las taquillas y otros van a sus clases, nosotras vamos directas al despacho del director. Lilith toca a la puerta y entra, el director se gira para mirarnos y lo primero que destaca en el es su incipiente calvicie. Nos recibe con una calurosa y enorme sonrisa.

-¡Buenos días! Tú debes de ser la nueva estudiante.- Se pone sus gafas en la punta de la nariz mientras coge mi informe. -¿Ludovica Moretti?

-Ludo. Prefiero que me diga Ludo.- Le digo con una sonrisa. El me devuelve la sonrisa, se sienta en su silla y se quita las gafas.

-Sientate, Ludo.- Me invita, me siento mientras Lilith sigue de pie. - Bienvenida al instituto Sant Joan, espero que te sientas agusto. Tu taquilla es la 235, la secretaria te dará la llave cuando le des este papel, este es tu horario y aquí tienes un mapa de las instalaciones. ¿Tienes a alguien que te guíe?- Me pregunta mirandome por encima del papel.

-Si, Lilith me guiará.- Digo mirándola, ella me sonríe.

-Bueno, pues ya puedes ir a tu primera clase, no te olvides de recoger tu llave. Y nuevamente, bienvenida al Sant Joan.- Dice levantándose y dándome la mano.

Lilith y yo salimos a la secretaría, ya no hay tanta gente en los pasillos, llegamos y nos atiende una mujer con el pelo lleno de canas y unas gafas colgando. Nos mira.

-Buenos días.- Nos dice. Nos mira a mi y a Lilith, y viceversa.

-Buenos días, soy la estudiante nueva y el director me acaba de dar este papel para que usted me entregue la llave de mi taquilla.- Le entrego el pequeño papelito, la secretaria se pone las gafas y lee el papel, se levanta de la silla y va a unas cajas que tiene a la punta atrás. Abre una de las cajas y busca en ella, tras un minuto de búsqueda vuelve a nosotras con una llave pequeña.

-Esta es la llave de tu taquilla. Es la 235, ve por el pasillo a la izquierda.

-Muchas gracias.- Le digo dedicándole una sonrisa.

Cojo la llave y salimos directas a mi taquilla. Pasamos entre la poca gente que queda en los pasillos, noto como nos miran. Bueno, como me miran a mi, no me acordaba de cómo se sentía ser la nueva en el instituto.
Llegamos a mi taquilla, veo que todas las demás están decoradas con pegatinas, la mía está vacía.

-Oh, estaba al lado de la mía.- Dice Lilith. Abre la suya y coge sus libros, yo intento abrir la mía pero se atasca. -Esperate.- Dice quitándome, le da un golpe y la abre. -Listo, será el instituto más importante y rico pero las taquillas son una mierda.- Dice cerrando su taquilla, coloco los libros y miro mi horario. -¿Que te toca?

Miro mi hoja una vez más, busco la primera hora y veo que me toca historia.

-Me toca historia... En la clase 34.- La miro.

-A mí me toca literatura, te acompaño a tu clase, no está lejos.

Nos dirigimos a las escaleras para subir a la primera planta. Giramos a la derecha y la última puerta del pasillo es a donde tengo que ir.

-Luego no te muevas de aquí, espérame hasta que vuelva, yo estaré en la planta de arriba así que tardaré un poco. ¡Suerte!- Dice corriendo hacia las escaleras.

Me giro a la puerta, la analizó unos segundos y toco. Casi ni se escucha cuando toco a la puerta, me abre una señora con gafas y una coleta.

-¡Hola!- Me saluda con una sonrisa de oreja a oreja. -Tu debes de ser Ludovica ¿No?

-Ludo.- La corrijo.

-Perdon, pasa. Coge asiento.- Me dice dándome paso, noto como todas las miradas van hacia mí. -Yo soy la señorita Smith, puedes llamarme Teresa. Chicos, ella es Ludo una nueva compañera.- Me siento en la primera fila donde no hay casi nadie. -Estaba diciéndole a la clase que bienvenidos al último año de instituto y que esta será una nueva y bonita etapa para vosotros ya que el año próximo algunos iréis a la universidad y otros si no se ponen las pilas se estancaran. Voy a pasar lista antes de empezar la clase.- Coge un papel donde empieza a nombrar a los alumnos.

Unos segundos después noto como me llaman al hombro. Me giro y veo que es un chico de piel morena y gafas el que me llamaba.

-Hola, soy Jayden.- Dice extendiendo me la mano. Se la estrecho.

-Ludo.

-¿Eres de aquí?

-No, soy de Texas, llevo aquí tres meses.

-¡Yo tengo familia y amigos ahí!

-¿Si? Dime los nombres alomejor los conozco. Allí todos se conocen.- Le digo.

-Alli está mi amigo Damien.- Mierda. Y como no, tenía que conocer a Damien, a quién conoce a todo el mundo.

-Ah.- Digo fríamente.

-¿Que pasa? ¿Lo conoces?- Me pregunta después de notar mi frialdad.

-Como he dicho allí se conocen todos y, como no, conozco a Damien. Fue mi novio durante tres años.

-¿Cómo? Nunca me habló de tí.

-Raro es, me presumía a todos sus amigos.- A todos menos a este que acabo de saber de su existencia.

-Pues no. A mí me decía que salía con una tal Selenia. Y luego con una que se llamaba... ¿Seril? ¿Cinthia?

-Siri.- Digo sería y con tono triste.

-Eso. ¿La conoces?

-Era mi mejor amiga... O eso pensaba yo.

-Abran el libro por la página 3.

Dice la profesora interrumpiendo nuestra breve conversación. Agradezco que empezara la clase porque quería dejar de hablar de Damien y Siri, y también no quería descubrir todas las mentiras que me ocultaba Damien.

Entonces, me volvió a besar. (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora