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Volvemos al sofá donde están todos. Lluís me atrae hacia el, me siento a su lado mientras su mano reposa en mi cintura. Noto como Christopher no para de mirarnos, ojalá fuese el quien me estuviese agarrando se la cintura.

Christopher se levanta y desaparece de nuestras vistas. Ha pasado un buen rato y no aparece, yo me levanto pero Lluís me agarra de la muñeca con suavidad.

-Ahora vuelvo, voy al baño.- Le digo, el me sonríe y me suelta.

Subo las escaleras, pero en vez de ir al baño, voy a la habitación donde siempre voy con Christopher. A la habitación donde me besó por primera vez, a la habitación donde lo hicimos la primera vez. Abro y veo que la habitación está oscura, cierro la puerta y enciendo la luz, me acerco a la cama pero Christopher aparece por detrás de mi agarrándome la cintura.

-Has tardado mucho.- Dice contra mi pelo.

-Tenia que disimular.- Le digo, me giro y acabamos cara a cara.

-Estas preciosa.- Dice mientras sus manos me acarician la espalda.

Nuestras bocas se acercan poco a poco hasta tocarse. Su lengua se adentra en mi boca y juega con la mía. Vamos hacia la cama sin parar de besarnos, acabo de bajo de él, sus manos agarran con fuerza mi pelo cuando le muerdo el labio inferior. Aprieta contra mis partes el bulto que tiene en su pantalón. Yo suelto un gemido al notarlo, Christopher besa y muerde mi cuello, sube dando pequeños besos hasta mi oreja, vuelve a besarme en la boca. De repente, se da la vuelta poniendome a mi encima de él. Me quedo sentada mirándole, el solo se limita a sonreir y acariciarme los muslos haciendo pequeños círculos con la yema de sus dedos. No aparta la mirada de mí, hemos pasado de estar besandonos desesperadamente a mirarnos.

-Eres preciosa.- Dice él, yo me sonrojo. -Estoy deseando que vengas a Nueva York, tenerte en mi cama y despertarme junto a tí todos los días.- Dice poniendo una mano en mi mejilla. Yo le sonrío y acomodo mi cara en su mano mientras cierro los ojos.

Nos quedamos así durante un rato, su pulgar acaricia con dulzura mi mejilla.

-Te quiero.- Dice de repente. Yo abro los ojos y me sonrojo, mi corazón late fuerte por el nerviosismo que siento ahora mismo.

En ese momento, alguien toca a la puerta. Los dos la miramos hasta que una voz habla.

-¿Ludo? ¿Estás ahí?- Dice Lluís desde el otro lado de la puerta.

Christopher y yo nos miramos asustados, rápidamente me quito de encima de Christopher y me pongo en pie, el se limita a sentarse. Lluís intenta abrir pero está cerrada con llave.

-¿Ludo?- Dice de nuevo.

-¡Si, ahora voy!- Grito para que me escuche. -Escondete en el baño.- Le digo en voz baja a Christopher. El gruñe pero hace caso, se encierra en el baño. Yo me coloco bien el pelo y la ropa y voy hacia la puerta, la abro y veo a Lluís con una ceja enarcada. -¡Cielo! ¿No estabas abajo?

-Si, pero vi que tardabas en bajar. ¿Que hacías aquí?- Dice él.

-Si... Es que... El baño estaba ocupado y está habitación está vacía asique decidí ir al baño de aquí.- Le pongo de excusa.

-¿Y tenías la puerta cerrada?- Dice él.

-Claro, para que no entrase nadie a tener sexo aquí o algo.- Digo. Es una excusa muy tonta pero se la cree.

-Bueno. Te iba a decir de irnos, estoy cansado ya.- Me dice.

-Si, yo también estoy cansada.

Salgo de la habitación cerrando la puerta, Lluís me coge de la cintura y bajamos por la escalera.

-¿Has visto a Christopher?- Pregunta el, el corazón me vuelve a latir fuerte.

-No ¿Por qué?

-No lo veo desde hace rato.- Dice él. Yo noto como el corazón me va más rápido aún.

-Se habrá ido ya. Mañana se va de nuevo ¿Recuerdas?

-Cierto.

Salimos de la casa para entrar al coche. Lluís me lleva a casa, entro y voy directa a la cama pero poco después escucho que llaman a la puerta. Gruño ya que me estaba quedando dormida, abro y veo a Christopher.

-Christopher. Pensé que seguías en la fiesta.

-¿Piensas que me quedaré con los imbéciles esos y con Brice detrás de mi llorando por qué le puso los cuernos a Lilith?

-Es tu mejor amigo.- Le digo.

-Si, pero el ya sabe lo que le tengo dicho.- Dice entrando en mi habitación y sentándose en la cama.

-¿Y que le tienes dicho?- Le digo cerrando la puerta y acercándome a él.

-Que se las arregle el solo, siempre en el tema de cuernos. Si se los puso por algo será.- Dice él. Me rodea las piernas con sus brazos cuando me pongo enfrente suya. -¿Dormimos juntos?- Me pide el, yo río.

-Mañana te levantas temprano, y seguro que Mario irá a tu habitación.

-Papa nunca entra. Solo cuando hago algo mal.- Enarcó una ceja. -Venga, me levantaré antes que él.

Pongo los ojos blanco y lo miro.

-Esta bien. Pero como nos pille será tu culpa.- Digo acostándome mientras el celebra su victoria.





A la mañana siguiente me levanto y no veo a Christopher. Me levanto y voy a la cocina en donde estaba Mario y mamá desayunando.

Mario está trabajando en vez de estar leyendo su periódico diario. Me acerco a mamá para darle un pequeño beso en la cabeza.

-Que alegre estás hoy.- Dice ella, yo me giro cuando cojo la cafetera y la miro con una ceja enarcada.

-¿Por qué lo dices?- Digo echándome el café en la taza.

-No sé. Te veo muy animada al contrario que estás semanas. ¿Ha pasado algo?

-No, solo estoy feliz.- Digo sonriendo.

Aparece Christopher por la puerta, deja una de sus maletas en la puerta de la cocina. Se acerca a la encimera para ponerse un café y se queda a mi lado.

-¿A qué hora tienes el vuelo, Chris?- Le pregunta mamá, Mario ni se da cuenta de la presencia de Christopher.

-A las once y media tengo que estar en el aeropuerto.- Dice dándole un sorbo a su café.

-Si quieres te llevo yo, Chris.- Dice Mario uniéndose a la conversación.

-No hace falta, Ludo me puede llevar.- Dice el mirándome, yo sonrío mientras bebo de mi vaso. Christopher me pellizca el brazo haciendo que dé un pequeño salto.

Mamá se levanta para recoger su vaso y el desayuno de Mario que está casi intacto, está tan inmerso en su trabajo que apenas a desayunado. Deja los platos en el fregadero y antes de marcharse de la cocina le da un abrazo a Christopher de despedida.

-Espero que tengas un buen vuelo.- Dice ella.

-Lo tendré.- Le responde Christopher.

Se suelta de él y desaparece. Quedamos en la cocina Mario, Christopher y yo. Hay un gran silencio algo incómodo pero Mario lo rompe.

-Chris.- Dice él, noto como Christopher se tensa.

-Si papá.

-Ten un buen viaje, y avísame cuando llegues a Nueva York.- Dice Mario, noto como Christopher se extraña al oír esas palabras saliendo de la boca de su padre. Nunca vi un momento padre e hijo entre Christopher y Mario.

Entonces, me volvió a besar. (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora