NIÑERA DE LA MAFIA (Novela#5 de la saga Cigüeñas)

Capitulo Ocho: Mafioso

-¿Es una broma verdad?- Alzo una ceja y cruzo mis brazos, Zac niega sin apartarme la mirada.-¡ESTO TIENE QUE SER UNA BROMA!- Grito levantándome molesta de donde estoy yendo directamente a pararme frente a el.-Todo este pvto tiempo he vivido en la casa de un mafioso con dos bebes y no lo sabia. Esto es una total mierda.- Salgo hecha furia de ahí y bajo las escaleras con lagrimas bajando por mis mejillas.

A este punto solo voy a donde me lleven mis pies y esto es al parecer el cuarto de películas que esta a un lado de la oficina del idiota. Entro allí y me siento en el columpio de tela que da la espalda hacia la puerta y la vista es hacia la cuidad hermosamente iluminada. Las lagrimas bajan desenfrenadamente pero no suelto ni un sollozo, solo dejo que estas bajen y observo la cuidad con la mente en blanco. Trato de asimilar la noticia anterior pero es algo increíble. Escucho una puerta cerrarse y cuando volteo es Zac que ya llego hasta aquí y se encamina junto hasta donde estoy, sentándose en una silla a mi lado observando también la cuidad.

-Es difícil de asimilar, pero es lo que hay Gema. Lo tomas o lo dejas.- Dice con su vista al frente igual que yo, yo solo me dedico a observar la cuidad limpiando mis mejillas cada vez que lo amerite- Nunca me he dejado ver la cara ni yo ni mis trabajadores, solo han escuchado mi voz pero mi rostro no me lo he dejado ver ya que uso caretas; y mi voz la escuchan distorsionada.- Toma una bocanada de aire- Ni mi nombre lo saben.

-¿Si no saben nada de eso, por que encerrarnos?

-Prevención- Suelto una risa amarga.

-Prevención seria dejarnos tranquilos y ver a los niños de vez en cuando de visita.

-No.- Las lagrimas que ya se habían frenado, vuelven a ajar por mis mejillas.- Los quiero conmigo a los tres.

-Yo no soy tu hija ni nada parecido- lo miro esta vez a los ojos y este me da una mirada rápida para centrar s vista otra vez en la cuidad, copio su gesto..- Perdí a mis padres desde que supe de la existencia de Samuel en mi vientre, estoy solo con él y ahora Maddie en este mundo.

-Ellos saben que estas bien- dice aun serio y lo observo, este también me observa detenidamente.- Los contacte cuando te traje aquí y saben que estas bien pero no tu ubicación.

-¿Hasta cuándo seguirás metiéndote en mi vida privada?- me levanto y me quedo de pie frente a en-¿No te basta con quitarme mi libertad?- digo esto aun con lágrimas cayendo a montón por mis mejillas, ya a este punto son incontrolables- Ya siento que soy una marioneta más, porque a eso estás acostumbrado a tener gente que hace lo que tú quieras y tú solo mandar. – Este me observa perplejo- ¿No dirás nada? Jaja- suelto una risa amarga –Sabes que digo la verdad.- Le doy la espalda para limpiar mis lágrimas y tomar un par de bocanadas de aire porque ya los labios me tiemblan.

-Solo quería informarles de ti, es todo.- dice a mis espaldas y las lágrimas siguen bajando.

-Me importa una mierda tu obra caritativa.

-¿Y qué es lo que quieres entonces Gema?- dice con voz de irritado, yo me volteo con los labios temblando.

-¡QUIERO MI VIDA LIBRE DE NUEVO! Sé que nos era igual con dos niños pero extraño el salir a pasear, el escuchar el alboroto de la cuidad, a mis amigos y familiares. ¡T-TOODO!- Tomo una bocanada de aire para continuar- Adoro estar mucho tiempo con mis niños, pero extraño mi vida de antes, la que tú- lo señalo con mi dedo índice- Me quitaste desde que apareciste en mi vida.- termino y me quedo observándolo, este se levanta quedado una cabeza más alto que yo y mi valentía sorprendentemente se va, haciéndome sentir como una pequeña hormiga al lado de un rinoceronte agresivo. Veo su pecho subir y bajar y lo observo a los ojos.

-Desde que tu apareciste en la mía, todo está de cabeza- Coloca su mano izquierda en su rostro y la quita rápidamente y voltea a un lado susurrando "Que mierda estoy diciendo", aclara su garganta- Digo, tu mi vida también la cambiaste; me trajiste más responsabilidad y eso te lo puedo agradecer. Todo lo contrario a lo que acabas de decir tú.- Ruedo los ojos, a este punto ya no ruedan lagrimas por mis mejillas.