*Narra escritora*
— Oye Rouge, ¿Cuántos años tienes?
— Yo tengo 19, ¿Y tú?
— Oh, vaya. Yo tengo 15.
— ¿En serio? Sigues siendo un niño.
— Me temo que sí — Da un ligero suspiro — Así es...
— Oye, ¿Y qué tiene la computadora de tu amigo?
— Se le cayó, a parte de que ya lleva usando la computadora desde hace años. — Sentencia el adolescente.
— Ya veo, un golpe y después de tantos años de usarla aumenta el daño. — Menciona Rouge y el Yīndáo Lí asiente. — Oye, yo tengo a un amigo que es bueno para esas cosas, ¿Te parece si vamos con él?
— No, gracias jaja. No creo que sea tan difícil arreglar esta porquería. — Dice Marín.
— Sirve que conoces a un cerebrito como tú. — Mencionó la peli blanca y Marín queda algo convencido.
— Bueno, pues no tengo prisa. Puedo decirle a mi mejor amigo que se espere que por su culpa estoy tratando de averiguar cómo arreglar su computadora.
— Muy bien, vamos. Es que vivo cerca de mi amigo. Entonces... — Rouge es interrumpida por Marín.
— Ya veo, vamos.
Los dos se fueron caminando y empezaron a platicar, muy tranquilos.
———
———
Dos Yīndáo Líes en la casa de nuestro erizo negro, el pelirrojo con algo de cansancio y Juan con algo de tristeza por su computadora.
— Oye, Juan. — Menciona Markus, acostado en el sofá de su hermano.
— ¿Qué pasó?
— Ya se tardó Marín, ¿No crees?
— Nah, está bien. Seguro al rato viene.
— Márcale y pregúntale en dónde está.
— Órale, deja le marco.
Juan tecleó el número del menor y esperó que respondiera su llamada.
Llamando...
Llamando...
Llamando...
— ¿Bueno? — Responde Marín.
— Oye, ¿Se puede saber en dónde andas?
— Ando con lo de tu computadora, pero si no quieres yo sin problema me regreso y a ver cómo le haces.
— Como que ya te tardaste, ¿No?
— Con tremendo fregadazo que le metiste, estuviste a punto de darle en la torre.
— No respondiste mi pregunta, Marín. ¿En dónde estás?
Marín estaba algo presionado porque en realidad no sabía qué decirle a su mejor amigo, pero se las ingenió. Mintió diciendo que estaba en un centro comercial tratando de buscar algún lugar en donde reparar su computadora, Juan le creyó y le pidió que no se tardara más. La llamada finalizó.
— ¿Qué te dijo? — Preguntó Markus mientras veía a Juan con mucha atención.
— Me dijo que anda en un centro comercial.
— ¿Le preguntaste en cuál? — Juan negó. — ¡Qué baboso eres! — El medio rió. — Era para ir a buscarlo.
— Ya hombre, no creo que sea tan baboso como para perderse, a parte le doy chance porque me está haciendo un mega favor.
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EN LA CELDA - Shadamy 🎇¡Actualizada!🎇
Любовные романыAmbos, inocentes, solos, encerrados. Pero no pienses mal, ellos están ahí por un simple malentendido, un malentendido que los había dejado en el peor lugar del mundo, ni siquiera se llevan bien... ¿O sí? ¿Estar en esa situación los unirá aunque sea...