Capitulo dos: Es una buena excusa.
Estúpida alarma, ojala al que invento ese aparato del demonio lo metan a la cárcel por interrumpir la única hora de paz que tengo. Maldito nerd. Me levanto modo zombie y entro al baño para una de las duchas más largas de la vida.Lunes. Hoy empieza otra vez la secundaria, estúpida cárcel de aprendizaje. Lo se, estoy maldiciendo mucho, pero culpen al inútil de mi padre por eso. Ayer me quería obligar a ''Abandonar'' la institución en donde estudio, idiota. El detesta todo respecto a las personas con baja economía, lo que hace que desee que estudie en la mejor institución de la maldita ciudad, cosa que no quiero.
Para mi mala suerte Dan *Daniel* también estudia en mi curso, lo que significa que pasaré el día con él, menuda mierda.
Termino de ducharme, me seco y salgo del baño hacia mi habitación, pues si, somos unos malditos millonarios pero a mis retrasados padres no se les ocurrió la idea de poner un baño en mi habitación. Unos ojos azules grisáceos hacen que me detenga estática en mi lugar. Dan me observa de arriba abajo con los ojos oscuros, trago ruidosamente para apartar su vista de mis piernas desnudas. Tiene el torso descubierto y una toalla en la mano, irónico. Vuelve sus ojos a mi cara y sonríe burlón.
-Bonitas piernas Hermanita -guiña el ojo.
Entrecierro los ojos y aparto la mirada rogando a mis malditos cachetes permanecer pálidos, lo cual es un fracaso total. Camino rápidamente hacia la puerta de la habitación rozando mi hombro contra el suyo, lo que provoca una pequeña corriente en esa zona.
Maldita sea apúrate, me repetí mil veces. Sentí su mirada en mi espalda y un silbido sonoro.
-Y bonito trasero.
Sonrojada cierro la puerta del cuarto, o dios mío.
Con mis hormonas alborotadas me dirijo hacia el closet y lo reviso rápidamente, saco un pantalón que se ajusta como un guante a mi figura, una camisa rosa palo un poco grande pero bonita para mi cuerpo y una chaqueta de cuero negra, para completar calzo mis converse negras únicas, son mi mayor tesoro. Me miro al espejo y sonrió, busco el maquillaje, me delineo solo un poco los ojos y me echo brillo en los labios, listo. Regreso al espejo orgullosa por lo que veo en el. Mi larga cabellera rubia oscura llegando a castaño cae hasta mi espalda en hondas brillosas.
Recojo mi bolso negro y bajo. En la cocina con una gran sonrisa profesional me recibe Elizabeth, mi amada madre *Nótese la ironía*. La ignoro, aunque se me haya pasado lo de "Melodi" no significa que ella tenga sus propios secretos, como que se acuesta con el socio de la empresa. Vaya vida de mierda.
Asalto la nevera consiguiendo una manzana, con eso me basta. Sin aviso alguno salgo de la "Casa" y subo al auto asignado para mí. Conduzco hasta el parque de siempre y estaciono el auto. Camino rápidamente tratando de disimular y corro por varias cuadras hasta la secundaria, mátenme. La institución es grande pero no extravagante, las personas por esta zona tiene que pagar demasiado para que sus hijos estudien aquí, lo cual para personas como mis padres, es solo una pizca de dinero. Presumidos.
Como siempre varias personas miran hacia mi dirección y hacen algunos piropos. Depravados sociales. Bufo sonoramente y apresuro el paso hasta la entrada principal. Las chicas que están delante de mí suspiran soñadoramente y ríen coquetas, ya sé que pasa aquí.
Como todos los malditos días aparece un despampanante auto negro último modelo se estaciona delante de todo el maldito instituto. Un brillante Dan sale del auto con sonrisa coqueta, estúpido presumido. Bien, la cosa es que a Dan no le interesa una mierda y muestra su dinero por todas partes, maldito. Está vestido igual que yo con la diferencia que va todo de negro y con botas. Se ve muy bien.
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Amor Ilegal
Romance-Tengo que alejarme de ti -susurre cerca de su boca, mi cuerpo burbujeando por nuestro acercamiento. -Lo sé.