Capitulo 8

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Capitulo Ocho: Vestido.

Mi padre, Williams, está sentado en su escritorio, su postura me indica que está molesto.

Williams es muy parecido a mi hermano, creo que hasta se podría decir que son de la misma edad si no supiera que es unos cuantos años mayor. Se podría decir que tiene unos 38 años, y no se sorprendan, como deben estar calculando, mi hermano tiene 17 y nuestro padre 38, lo que les daría justamente 21 años de diferencia, una buena edad para tener hijos.

Williams es alto, su cuerpo es tan o más musculoso que el de Daniel, cabello castaño, rasgos firmes, postura de modelo, la única diferencia entre ellos dos son los ojos, el los tiene marrones y Dan los tiene azules. Además, los ojos de mi padre siempre son vacios, no expresan sentimientos.

Su vacio es igual a su presencia en esta casa. Casi nunca está, y cuando viene esta borracho o se encierra aquí, para planear como mantener su empresa a flote.

Siempre me he preguntado a donde carajo se mete cuando no está aquí, y también como Elizabeth no lo ha echado, ya que simplemente el no es ningún soporte para esta ''familia'', bueno, ni que Elizabeth se pudiera llamar familia.

Simplemente no somos familia, somos unos extraños que conviven en la misma casa, sin verse, sin hablar, sin mostrar sentimiento alguno que no sea el transmitido en la televisión. Nunca jamás me dolió ver las cosas desde esa perspectivas, ya que obviamente no sé que es tener un padre ni una madre, y, hasta se podría decir que no sé que es un hermano, ya que el mío, se encarga inconscientemente de que lo vea como a un chico mas, un chico mas del que estoy perdidamente ena... lo quiero mucho.

Pasando el tema.

Sacudo mi cabeza para olvidarme de mis profundos pensamientos.

El tema de Dan no está en mi mente ahora, todavía estoy pensando qué hacer con mis sentimientos y sus sentimientos, que al parecer son inexistentes.

-Siéntate.

A eso si que no le tenía miedo, al falso poder que Williams creía tener en mi. Pobre tonto, cree que caeré en sus redes... A quien quiero engañar, con solo ver sus ojos me meo encima, pero obviamente no lo demostrare ante él, esa siempre ha sido mi meta, no dejarme intimidar, bueno, no cuando él me tenga en la mira, ya que cuando no me ve me estremezco en silencio como hace un rato al llamarme.

Rodando los ojos me siento en la silla que está al frente de él, ojos fríos, imitándolo.

Miro alrededor distraída, notando brevemente la oscuridad que la habitación posee, parece un buen lugar para Batman.

¿En qué diablos estoy pensando?

-¿Sabes porque estás aquí? -me estremecí interiormente, su maldita voz da miedo.

-Porque mi papi quería saludarme ya que no nos veíamos hace más de un mes, así que quería que nos reuniéramos en privado para entregarme un obsequio que compro en otra ciudad.

Y la cague, como siempre. ¿Es que no puedo mantener mi estúpida boca cerrada al frente de él?

-No -me mira con humor negro- estas aquí ya que he escuchado que has estado unida últimamente con tu hermano.

Y aquí viene el insensible empresario a hablar. Era cierto que hemos estado unidos, pero todo es gracias a la venganza, y además, ¿Qué le importaba a él? ¿Ahora quiere separarnos para así poder destruirnos más? Que irónico.

-No creo que eso sea asunto tuyo.

-Esa boca -me regañó. Sus ojos fríos, como siempre. Decepción en su mirada, normal en el.

Amor IlegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora