Xiao Zhan, un omega que quedó huérfano y se fue del orfanato a los 18 años sin embargo la suerte lo traiciona, es secuestrado por un grupo de betas para llevarlo a un club de alfas en donde es comprado por Wang Yibo.
-𝘚𝘰𝘺 𝘵𝘶 𝘢𝘭𝘧𝘢 𝘢𝘩𝘰...
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El día siguiente llegó, Yibo decidió salir a pasear para despejar su mente un poco, no quería ir a ver aun a su omega... No en el estado que se encontraba, después de todo... Yibo creía que Hai Kuan había llegado con Xiao Zhan y le había dicho el porqué no asistiría a la cita al doctor.
Cuando Zhou Cheng salió corriendo Hai Kuan lo siguió sin tener la oportunidad de decirle a Yibo que no pudo avisarle. Cuando alcanzó a su omega, este solo pudo llorar en llanto pidiendo la vida de su madre... Pidiendo que no fuera violada... A Hai Kuan le dolió ver a su omega en una manera que nunca había visto... Siempre vio a un Zhou Cheng sonriente y pervertido... Nunca había visto a un A-Cheng completamente destruido... Así que Hai Kuan lloró con él mientras lo abrazaba con fuerza.
Yibo llegó al parque en donde siempre veía a aquella niña alfa llamada Yun, pero esta vez... No había nadie.
Tal vez aun no llegaba o ese día no quiso ir. Estaba a punto de sentarse en el césped para esperar a aquella niña pero una señora omega le llamó.
—Joven—le da una sonrisa triste—¿Estás esperando a A-Yun?—
—Lo estoy—sonríe—¿Usted es su madre?—
—Lo soy—
La señora aun manteniendo su sonrisa señaló con su dedo a un árbol, Yibo cuando miró hacia el árbol vio una lápida... El corazón de Yibo se destruyó... Acaso... La niña había muerto antes de que él la volviera a ver...
—Murió el fin de semana... Pidió ser enterrada aquí... —dejo salir unas lágrimas—Te estuve esperando... Porque se que te llevabas bien con mi hijita—
Yibo solo asintió y camino hasta la lápida, en donde venía el nombre de aquella niña y pequeña fotografía suya... Las lágrimas de Yibo no tardaron en asomarse y deslizarse.
—Bien... Te has hecho una nube A-Yun... —sonríe mientras comienza a sollozar—... Perdón... No puede traer a mi dulce omega... —
Yibo abrazo la lápida mientras continuaba llorando en sollozos, la madre de aquella niña solo tocó su hombro y se fue.
Paso alrededor de media hora cuando Yibo terminó de llorar, se sentó al lado de aquella lápida y miró el cielo.
—Ahora que eres una nube... Me protegerás de los rayos del sol ¿verdad?—ríe levemente—No quiero quemar mi piel, así que hazlo... Sígueme... No me dejes solo... —
Yibo se levantó y fue a una florería en donde compró unas flores amarillas, para ponerlas en aquella lápida. Una vez las puso nuevamente subió a su auto...
—Cumpliré mi promesa... Tarde pero la cumpliré... —dijo Yibo manejando hasta el apartamento de su omega