preguntas invasivas

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-¿te puedo ayudar en algo?-
Era una chica rubia quien atendía el lugar con un claro aburrimiento.

-¿Cuánto cuestan las pulceras? - pregunte

-Son sólo de muestra - bostezo recargada sosamente en el mostrador.

Mintió, está estupida simplemente está haciendo perder dinero al dueño del lugar, tome una mirándola a detalle, definitivamente ya la había visto.

Salí lentamente del lugar.

-¡Oye, tienes que pagar por eso pequeña rata!-

-Me lo dice quien está robándole a la tienda.

Su expresión cambió a una sorprendida y nervios -yo no hago...

En eso salió una mujer alta de cabello negro y con algunos años encima, su apariencia era muy formal pero no usaba nada de maquillaje, tenía las manos manchadas de tinta.

-¿Qué esta pasando, Miu?- pregunto la mujer quien parece ser dueña de la tienda, pero la chica estaba demasiado nerviosa para responder.

-Me prohibió comprar esta pulcera- llore desconsoladamente siendo la víctima de la situación.

La mujer tocó su sien para volver a tener la paciencia necesaria -esta bien, yo te atendere.

Le di el dinero amablemente y me dejó llevarme la pulcera - gracias por su apoyo, casi nadie compra estas pulceras - me dijo la mujer mientras me daba mi cambio, se quedó con poco dinero, menos del precio original que estaba escrito justo al lado de las pulceras, por alguna razón, sentí que no debía hacer eso.

-¿Por qué alguien querría comprar esas pulceras tan aburridas? - pregunto la rubia al aire.

-Yo me... me llevaré más pulceras- jamás pensé en decir algo como eso o ayudar a alguien a quien no conozco, ambas me miraron sorprendidas mientras tomaba las pulceras. Pague un precio más elevado del que incluso estaba anotado.

Fue una sensación extraña así que salí rápidamente de ahí, una vez fuera me cuestioné que haría con todas esas pulceras.

-maldita sea ¡fui presa del marketing!-

***

Pensaba una y otra vez las palabras correctas,pero no daba con ellas, el perro se aproximó haciendo ruidos rápidos de correr por el suelo - no creo que tenga caso, monokuma. Quizás ni siquiera le importe algo como eso.

Una pequeña decepción y ansiedad se habían despertado en la mente del chico, se dio cuenta en cuanto su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse.

Bajo las escaleras con el perro siguiéndole el paso, pero no sabia que hacer. Masajeo su cabeza intentando aminorar la sensación, ya había tenido ataques como esos antes, se sentó en el piso frío y abrazo al perro, tomándose un descanso e intentando relajarse.

-Solo dos meses más.

***
A la mañana siguiente y después de un merecido descanso.

La luz empezaba a dar en la ventana y el calor de primavera. El motor de un carro me hizo fijarme al exterior de la ventana, sabía que provenia de la casa de Shuichi.

Baje a paso lento percibiendo la incomodidad de las personas en la sala y de alguna manera me sentí en peligro.

- Ouma,quiero hablar contigo - esa es mi madre en vez de recibirme con un "buenos días ¿Qué quieres de desayunar".

-nope- procedí a retirarme.

-Tu hermano nos dijo algo y quiero saber si es sierto.

Empezamos mal... sabia que debi ponerle atención ayer, no sé cual de todas las cosas posibles se trata, estuvo en mi cuarto y... había varias cosas que seguramente no debería ver.

Estrellas Doradas [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora