Capítulo ocho.

756 78 28
                                    

La cabeza del pelirrojo estaba dando vueltas por un vacío de entendimiento, escuchaba las clases con atención y trataba de concentrarse lo más posible en lo que sus profesores decían, atender la clase no era tan sencillo como se lo habían pintado.

Cuando el timbre de finalización sonó, su cerebro en automático le hizo recuerdo de su pequeña «reunión» con el profesor Cobain, que también había olvidado mencionarle a Izzy.

—. Oye, Izz. — Llamó su atención con algo de... Duda, al no saber cuál podría ser su reacción.

—. ¿Qué pasa, Axl? — El pelinegro estaba fijo en meter sus cosas a la mochila.

—. Tengo que hacer algo importante y no sé a qué hora saldré, ¿Me esperarás o te irás? — Su mochila hizo un ruido seco al golpear contra la mesa de su pupitre.

—. Me iré, voy a ir a buscar a Duff, suerte con lo que vayas a hacer, maldita zanahoria con patas.

Claro, desde hace rato venía suponiendo que el menor se iría en busca de aquel muchacho para aclarar los problemas que estaban teniendo.

Salieron del salón cada uno por su lado, el pelirrojo llevaba un paso tranquilo hacia el aula de Literatura, el sonido de la suela de las botas hacía eco en los pasillos vacíos en los cuales a veces solo pasaba un que otro estudiante que se había quedado atrás.

Al llegar al aula asomó la cabeza por la puerta, en el escritorio se encontraba el castaño con sus gafas un poco desacomodadas, hacía una lectura en silencio de algo que estaba en la pantalla de su computador.

Al instante de adentrarse al salón la mirada oceánica pasó de la pantalla brillante hacia el colorín que se había acercado con un aura más tranquila que otras veces.

El castaño se puso de pie tomando cuatro libros que tenía sobre su escritorio, se los entregó al menor obteniendo una mirada confusa de su parte.

—. De acuerdo, Rose. Estos libros son los que vamos a utilizar para las tutorías, cada sábado de nueve de la mañana a tres de la tarde, sin excusas. — Dió una palmada sobre los libros sonriendole con cinismo.

—. Pero... Lo sábados... Izzy y yo... — Sabía que no debía poner un pero, el castaño le estaba haciendo un favor y dándole de su tiempo, por tanto, él también debía poner de su parte.

—. Se acabaron los juegos, Axl. Tienes dieciocho años, esta es tu última oportunidad para graduarte e ir a la universidad, ¿Quieres hacer feliz a tu mamá? Sorpresa, aquí tienes la respuesta. — El castaño le dió la espalda mientras tomaba un marcador quitándole la tapa.

El más delgado se acercó a la pizarra colocando un problema matemático, se volteó hacia el pelirrojo extendiendole el marcador y su mano libre.

Le pasó los libros tomando el objeto del que se le hacía entrega, no entendía nada de lo que estaba escrito con aquella tinta de color negro que podía borrarse con facilidad, intentó recordar alguna de sus clases de matemática pero nada.Podía sentirse un inútil en ese momento, justo a lo que se refería su padre todo el tiempo y él no se daba ni dos segundos a plantear, pero al parecer tenía razón porque no podía mi resolver algo tan sencillo.

—. Álgebra y polinomios, William. Esto debiste verlo hace años, se sigue usando en muchos de los temas de bachiller. — Le quitó el marcador resolviendo en poco tiempo aquel problema.

Le regresó los libros antes de guardar de vuelta el marcador de tinta negra, cruzó sus brazos sobre su pecho mirando con atención al pelirrojo.

La única razón para sentirse mínimamente intimidado era ver la capacidad del cerebro de aquel precioso castaño de ojos azules y gafas de pasta gruesa, en verdad que llegaba a pensar que podía ser perfecto, pero era tan terco y con mucha facilidad su dureza se dejaba torcer.

En fin, eso no quitaba que lo quisiera, en todos los sentidos gracias al idiota de Izzy, quería ser la única persona capaz de darle cariño pero también de hacerle retorcerse de placer.

—. ¿Debo leer todo esto para el sábado? — Bajó sus orbes esmeralda hacia los libros en sus manos.

—. Los primeros cinco temas de cada materia, si tienes alguna duda puedes venir a buscarme en los recesos o a la hora de salida, eso sí, debes entregar todas tus tareas de esta semana sin falta o no pienso ayudarte. — La advertencia estaba hecha, parecía que el ojizafiro no iba a ceder tan fácil

.—. De acuerdo, lo prometo.

La sonrisa de satisfacción que decoraba los labios del mayor estaba para pintura, así que había podido lograr algo que la señorita Seimour no, y era controlar a la pequeña bestia indomable que era Axl Rose.

Tal vez debería sacar provecho de la especie de atracción que el pelirrojo sentía por él (aunque fuera mutuo) para ayudarle a salir adelante con todo eso.

—. ¿Y si no logro entender algo? ¿O si es muy aburrido? — Como todo estudiante, por supuesto, pero un nivel más arriba por su rebeldía.

—. Te voy a ayudar a entenderlo. — Aclaró su garganta pensando bien en lo que estaba por hacer, se acercó al pelirrojo, más específicamente a su oreja. —. Si pones de tu parte yo también pondré de la mía y las clases no serán aburridas.

No necesitó más para hacer volar la imaginación del mocoso hormonal que tenía con él, y por desgracia sus reflejos eran un asco porque no se dió cuenta cuando el menor liberó una de sus manos para tomarle por la cintura y con la otra sujetar los libros.

—. Créame que haré mi mejor esfuerzo y va a querer ayudarme todo el año. — Bueno, ¿En qué momento pasaron a hablar con doble sentido?

Retrocedamos, esta vez si empezó Cobain por decisión propia pero no esperaba que eso le diera rienda suelta a las ideas locas del menor.

Ay, pero la mano en su cintura le provocaba un hormigueo que le hacía cosquillas y mucho más cuando el agarre se apretó apegandole al cuerpo del ojiesmeralda.

A su cabeza solo llegó el recuerdo de lo sucedido el sábado en casa de los Rose, quizás por lo mismo fueron sus reacciones involuntarias las que llevaron sus manos a los hombros del colorín.

Su espalda colisionó contra la parte limpia de la pizarra y no supo con exactitud que era lo que iban a hacer en ese momento pero el sonido de su celular les interrumpió llamando su atención.

—. Creo que ya me vinieron a recoger... — Su voz salió baja, bastante suave porque no había necesidad de hablar más alto, eso y que su mirada estaba fija en los orbes de color verde.

—. ¿No puede esperar un segundo? — El rostro el menor se acercó al de Cobain casi rozando sus labios.

—. No, Dave tiene que volver rápido a casa. — Ahí reaccionó desviando su vista hacia el escritorio donde su celular anunciaba una llamada entrante.

—. De acuerdo, ¿El sábado a las nueve? — Hizo el intento de recordar pero sin alejarse.

El castaño dio un asentimiento para afirmar, jadeó cuando el pelirrojo dió un apretón a su cintura.

Al separarse se sintió extraño, por primera vez ninguno (en específico Kurt) había dado paso atrás a las insinuaciones y se había sentido mil veces mejor de lo esperado, pero pronto cada quien tomó camino a su hogar.

໒❛ 𝐁𝐀𝐃 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora