໒❛ 𝐁𝐀𝐃 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈

Capítulo veintisiete

Los dedos temblorosos del castaño fueron a su rostro para acomodar sus gafas, aunque era una acción inútil, sus orbes azulados estaban humedecidos y algunas gotas caían por sus mejillas dejando ver una capa transparente en dicha zona, cruzó sus brazos sobre la superficie de madera que utilizaba por escritorio y ocultó su rostro entre estos.

—. Axl... — Su tono fue entrecortado, al sentir la mano del pelirrojo en los mechones que estaban ocultando su nuca le recorrió un escalofrío. —. Oh, Axl... Más rápido...

Cobain era muy ruidoso, eso lo aprendió a las malas porque siempre que intentaba callarlo le mordía las manos y sus gemidos subían de volumen, eso les había metido en problemas con sus vecinos pero era lo de menos, se inclinó sobre su cuerpo apartando un par de mechones de su nuca para dejar besos cortos en dicha zona.

Salió de su interior para tomarle por la cadera y voltearle, dejó que recostara su espalda sobre el escritorio tomando sus piernas por las rodillas internas y separando las mismas, el castaño se sentía expuesto en esa posición, pero más expuesto no podía estar si estaba sin ropa en el salón que prestaba clases a sus alumnos. Bueno, ¿Qué fue lo que pasó?

Axl tuvo una semana de descanso del trabajo luego de lo de Sharon, Kurt se encargó de tratarlo con todo el cariño del mundo y le mantuvo en abstinencia como por dos semanas más incluso cuando retomó su trabajo, le había dicho que no tendrían nada hasta que recuperara las horas de sueño pérdidas pero Axl no era del tipo que obedecían ese tipo de cosas, le acorraló luego de su última clase del día, eran ahí por las seis de la tarde y Kurt ya se había venido una vez pero el menor no quería dejarlo ir tan fácil.

Así que ahí estaba, jugando con la sobreestimulación del castaño que lloriqueaba de placer debajo de él, no había mejor sensación que escucharlo gemir su nombre y que su voz hiciera eco en el salón vacío, la punta de su miembro rozaba su entrada y el ojizafiro solo alcanzaba a intentar arañar la madera debajo de él mientras arqueaba su espalda.

—. Deja de jugar, mocoso. Follame. — Las palabras del mayor le sacaron una sonrisa coqueta al pelirrojo, sabiendo que llevaba jugando con él desde hace rato, estaba seguro que no iba a ser fácil que le obedeciera.

—. Tengo una mejor idea, ¿Por qué no me montas? — Era un desgraciado definitivamente, le soltó y se sentó en la silla a esperar que fuera hacia él.

Sabía que no podría sostenerse bien porque sentía que las piernas le temblaban como dos trozos de gelatina recién hecha, aún así tomó el impulso de levantarse, en cuanto sus pies tocaron el suelo sintió que flaqueó y casi caía al suelo pero aún así se mantuvo de pie, Rose tenía una sonrisa bastante divertida en sus labios por la escena del mayor, pero no dijo nada para evitar que se molestara.

Cuando estuvo sobre sus piernas llevó sus manos a sujetar sus caderas, sus pulgares acariciaron la zona con suavidad, la forma en que el hueso del mayor se marcaba gracias a su delgadez le gustaba muchísimo, él le gustaba muchísimo y no se iba a cansar de verle de esa forma, lo tomó con firmeza metiendo su miembro de nuevo en su entrada y arrancándole un gemido bastante alto.

—. ¡Axl! Ah... mierda... — Maldijo entre dientes apoyando sus antebrazos sobre sus hombros, los jadeos del pelirrojo hicieron presencia de nuevo al estar dentro del mayor, se convirtieron en gemidos cuando le empezó a ayudar a mover sus caderas de arriba hacia abajo.

Cuando Cobain se sintió más confiado empezó a dar pequeños brincos, eran movimientos erráticos que les arrancaba gemidos a ambos, sus muslos estaban tensos al no darse ningún descanso pero estaba más desesperado por buscar su segundo orgasmo que por un simple dolor de piernas, sus cabellos estaban desordenados y sus gafas se habían desacomodado, Axl estaba disfrutando esa imagen como nunca, sus manos se paseaban por toda la piel descubierta dando apretones o pellizcones que dejaran la piel un tanto enrojecida.

Sintió un cosquilleo instalarse en su vientre bajo, sabía bien lo que significaba y que mayor estaba mucho más al borde por la expresión en su rostro, amaba ver ese gesto en su cara, llevó su mano hacia la erección ajena dejando unas cuantas caricias en la zona antes de apoyar su pulgar sobreel glande haciendo presión en dicha zona.

—. Todavía no te puedes correr, no tienes permiso. — Eso último fueran las mismas palabras que usó el ojizafiro a forma de broma cuando quiso hacerle chupones hacía varios días.

—. Sí, papi. — Ambos retuvieron una carcajada, había veces en que al ojizafiro le gustaba ser muy matapasiones o hacer bromas muy tontas en ese tipo de situaciones, no le incomodaba porque era algo de ellos que empezaba a gustarle mucho.

Los movimientos del mayor se volvieron aún más erráticos al no poder llegar a su orgasmo tal y como quería, verle tan desesperado y ansioso solo provocó que apretara el agarre sobre su miembro, un gemido bastante alto salió de la garganta del colorín cuando llegó a su orgasmo corriendose dentro de Cobain, por fin soltó su erección y un par de movimientos más bastaron para que el ojizafiro se corriera sobre su abdomen entre gemidos altos y escandalosos.

Dejó caer su cabeza en el hombro del pelirrojo, sentía espasmos recorrer todo su cuerpo al ser su segundo orgasmo, se había sentido tan malditamente bien y su cabeza daba vueltas, era un mareo un tanto extraño pero no le incomodaba. Jadeó por la sorpresa cuando el ojiverde se levantó de la silla y le cargó sin sacar su miembro de su interior, le sentó sobre el escritorio y ahí alzó su rostro para observarle.

—. Tienes dos opciones, te puedo coger aquí otra vez hasta que veas estrellas o te llevo a una cita pero en la casa vas a tener que pagarme las casi tres semanas de abstinencia. — Pues ninguna era una mala idea para el ojizafiro, pero quería ver a que se refería con una cita.

—. La cita, la noche es joven y nosotros también. — Dejó un beso corto sobre sus labios, ese gesto tan bonito y simple logró tirar las defensas del ojiverde y pasó de ser un pinche daddy dominante alfa verga de acero a una masita abrazable.

Qué bonito era tener quién le cambiara el humor tan rápido en un buen sentido.