Capítulo veintinueve

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Se quedó estático por varios segundos solo mirando la cajita sobre la mesa, casi se atoraba con su comida, dejó la pizza en el plato mirando al menor de reojo antes de tomar la cajita con cuidado, al abrirla había un anillo bastante bonito que parecía bañado en oro, tenía una piedra que daba la apariencia de un diamante pequeño, brillaba aún más gracias al reflejo de las luces.

—. Axl... Yo... — Un nudo se instaló en su garganta, o sea, si sabía que responderle pero por alguna razón las palabras se le habían escapado sin saber cómo articularlas correctamente.

—. Si no quieres, puedo entenderlo, sé que te hice mucho mal hace unos años y estoy intentando redimirme de todo eso, en serio... — El colorín ya había empezado a divagar sin siquiera saber que diría el mayor.

—. Oh, cállate, sabes que si quiero. — Dejó el anillo sobre la mesa tomando el rostro de Rose con sus manos para unir sus labios de forma brusca pero terminando en un contacto tierno.

Las manos del ojiverde rodearon la cintura del castaño con cuidado correspondiendo el contacto, cuando el contrario cortó el beso estiró uno de sus brazos para sacar el anillo de la cajita, el ojizafiro le soltó mostrando su mano y Axl le colocó la joya sin poder borrar su sonrisa.

Se veía mejor de lo que pensó, la piedra era hermosa, claro que para el pelirrojo ya no había nada más hermoso que Kurt Cobain, verle con aquel gesto de ilusión solo le dejaba saber que estaba haciendo las cosas bien, que quizás muchas de las cosas que sucedieron en el pasado de habían podido borrar y el dolor se transformaba en sentimientos positivos.

Dejó un beso sobre su dorso, la suave piel del mayor era una caricia al alma, su olor era dulce y le hacia sentir una gran tranquilidad, se acercó a su rostro para esta vez unir sus labios con ternura, quizás era muy pronto pero las cosas habían cambiado mucho y cualquier decisión que pareciera muy apresurada, para ellos ya no lo era; tanto tiempo lejos del otro les golpeó con experiencias fuertes.

—. Luego de comer, ¿Quieres que te lleve a tu casa? — Retomaron su comida dando pequeños bocados para poder hablar sin llegar a incomodar al contrario.

—. A este paso ya parece que vivo contigo... — Cuando acabó su trozo de pizza dejó el plato sobre la mesa para voltear a ver al menor, se inclinó hacia él dando una palmada en su rodilla. —. Hay que pasar la noche juntos.

—. No me provoques, luego te la pasas quejando que te duele y que no puedes caminar, que te preguntan sobre los chupones... — Mientras empezaba a enlistar agitaba una de sus manos, colocó el plato sobre la mesa y cuando menos se lo esperó ya tenía al castaño sentado sobre su regazo.

—. Te voy a provocar todo lo que quiera porque sé que te gusta. — Sus labios curvaron una sonrisa bastante amplia, sacó su camisa del pantalón para levantarla dejando a la vista su torso cubierto de marcas violaceas.

—. ¿Sabes? Desde que estamos juntos me he dado cuenta que eres igual de calenturiento que yo. — Mordió con suavidad su labio llevando sus índices a rozar sus pezones con burla.

—. Tampoco es que fuera un secreto. — Intentó restarle importancia, pero debía admitir que quizás era por la dificultad que había tenido en los últimos años para recibir placer por parte de otras personas, el hecho de que Axl lo lograra era la razón principal.

—. Te doy la razón, pero terminemos de comer y en la casa te hago todo lo que quieras, deja de tentarme. — Lo último salió a forma de queja un tanto infantil bajandole la camisa para tapar su hermoso torso.

El mayor soltó una risita bajandose de sus piernas sin perder el toque divertido en su rostro, se sentó de vuelta en su silla sacando otro trozo de pizza de la caja, de ahí se mantuvieron haciendo bromas o conversando sobre el trabajo mientras se acababan su cena, una vez terminaron, tiraron la basura en el recipiente que estaba cerca de las mesas.

Se encaminaron juntos hacia el auto, con sus manos entrelazadas, Kurt llevaba el ramo de rosas con la mano libre, no quería arruinarlas por nada del universo, cuando llegaron al auto las dejó en los asientos traseros subiendo al asiento de copiloto, de ahí el camino se fue haciendo un poco más animado gracias a las canciones que provenían del radio.

De vez en cuando, el castaño se quedaba perdido observando el anillo en su dedo como si fuera lo más interesante del universo, y lo era, el color, su brillo, todo eso junto al hermoso significado le hacían sentir tanta felicidad y era abrumante, no en el mal sentido; el tiempo se pasaba volando, nunca pensó que su vida daría un gran giro.

—. ¿Te gustó? — La voz del colorín le sacó de su trance, le volteó a ver notando que el menor parecía estar un tanto alegre.

—. Mucho, tienes muy buen gusto con las joyas. — Se inclinó hacia su rostro dejando un corto beso en su mejilla.

No pasó mucho más hasta que llegaron de vuelta a la casa, bajaron encaminandose hacia la puerta, el mayor se quedó esperando a que el pelirrojo abriera cuando notó que varias de las casas vecinas mantenían sus luces encendidas, no fue hasta que prestó más atención que fue consciente de que varios de sus vecinos se asomaban como los metiches que eran.

—. Al parecer ya saben lo que quieres hacer. — Bromeó adentrándose a la vivienda en cuanto la puerta estuvo abierta.

—. No es mi culpa, eres tú quien grita como si te estuvieran matando. — Recibió una mirada filosa por parte del mayor, eso solo le hizo reír un poco cerrando la puerta tras él.

El ojizafiro le mostró su dedo medio llevando sus pasos hacia la escalera, el menor fue detrás de él con rapidez, le tomó por los hombros dándole media vuelta, le cargó por los muslos subiendo las escaleras, al parecer si iban a molestar a sus vecinos de nuevo.

໒❛ 𝐁𝐀𝐃 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora